SOMOSMASS99
Emma Aguado / SomosMass99
San Luis Potosí, SLP. / Jueves 4 de julio de 2019
¿Qué significa ser hombre hoy en día? ¿Cuántos tipos de hombres podemos enumerar? ¿Cómo viven, cuáles son las problemáticas con las que se enfrentan? ¿Por qué siguen apareciendo en las estadísticas como los principales generadores de violencia? ¿También sienten, sufren y son capaces de llorar? ¿Está vigente el concepto de hombre como el de un ser autosuficiente, fuerte, atractivo, hipersexual, agresivo, homofóbico, ajeno a la paternidad y a labores del hogar?
Para las mujeres, a diferencia de los hombres, pensarnos desde una mirada crítica y constructiva ha sido un ejercicio más o menos cotidiano desde que las principales ideas feministas aparecieron en escena: supimos desde Simone de Beauvoir que ser mujer tiene que ver con un desarrollo múltiple y paulatino a lo largo de nuestras vidas, es decir, que aprendemos y aprehendemos a ser mujeres. De igual forma, el movimiento Queer de los años noventa nos puso en perspectiva el tema de la diversidad sexual y sus múltiples modos de aparición en la escena humana; ser gay, bisexual o transexual, y otras manifestaciones de la sexualidad, tampoco tiene mucho que ver con la biología sino con las construcciones sociales. Pero, ¿y los hombres? Tampoco es tan vieja la reflexión que aparece en torno a la pregunta de qué significa ser hombre en un contexto de género, pero sí ha habido una especie de resistencia a generalizar la pregunta y sobre todo a hacerla pública. ¿Por qué ha sido así? ¿Por qué parece tan novedoso hablar de masculinidades positivas? ¿Y sobre todo, por qué es urgente, necesario hacerlo?
Esta semana les compartimos una conversación con un especialista en el tema quien nos ayuda a entender un poco más sobre la investigación actual entorno a las llamadas Masculinidades Positivas, un paso importantísimo para el avance de la igualdad de género en el mundo, y en el que México también ha dado destacados investigadores y divulgadores del tema.
Hace algunos días, el doctor Nicholas Kaufmann*, de origen suizo y radicado en San Luis Potosí, México, desde hace ya varios años, accedió a platicar con SomosMass99 en un café céntrico de la capital potosina. Allí, entre el barullo de los comensales, el ir y venir de los meseros y los ruidos de la calle muy cercana, platicamos de lo que él considera se debe llamar Masculinidades Positivas. Nos menciona cuál es el origen de este concepto, (que en el transcurso de la entrevista irá desglosando) y también hasta dónde se vislumbra que pueda llegar la reflexión crítica sobre el ser hombre, es decir, hacia la pluralidad: a la inmensa gama que representa ser hombre que no se alinea necesariamente a los mandatos culturales hegemónicos. Lo que quiere decir es que pueden existir tantas maneras de manifestar la masculinidad como nuestra imaginación nos lo permita, muy al contrario de lo que nos han enseñado la familia, la escuela, los medios de comunicación, la calle, la literatura, los videojuegos, en fin, que ser hombre es necesariamente sinónimo de ser macho.
Las Masculinidades son uno de los frutos que nos ha dado el feminismo
– Nicolás, ¿por qué es importante, necesario y hasta urgente hablar de Masculinidades Positivas?
– El hecho de reflexionar desde una postura crítica sobre nuestra condición genérica como ser humano no es nada nuevo, si bien es relativamente nuevo que a los hombres a nivel individual, grupal, social, hasta institucional los invitamos a participar en esta reflexión crítica.
Lo cierto es que preguntarse desde la condición genérica del ser humano cómo uno se hace mujer u hombre, en oposición a la creencia de que uno nace mujer o nace hombre, es un trabajo arduo, un trabajo reflexivo muy importante que tuvo su origen en los escritos de feministas. También hay que mencionar los trabajos desde la “teoría Queer” de los años sesentas y setentas, con los cambios sociales a partir de la reivindicación de los derechos civiles y la visibilización de los movimientos sociales tanto de mujeres como de grupos de minoría. Es básicamente a partir de estos años, de los setentas, que empezaron a darse caminos para que paulatinamente algunos hombres, no todos efectivamente, pudieran aliarse a esta reflexión y por tanto al cuestionar el tema de la violencia desde los hombres hacia las mujeres como parte del reconocimiento de que los hombres se hacen violentos, que la sociedad misma perpetúa la violencia de género hacia las mujeres, o hacia otros grupos de minoría que no necesariamente caben dentro de esta heteronormatividad, a través de un proceso que se llama socialización de género. Entonces no nacen violentos los hombres sino que la misma sociedad reproduce patrones de violencia a través de sus mecanismos que implican diferenciarse del sexo opuesto o de cualquier característica que pueda vincularse al él. Las masculinidades también nos invitan a cuestionar qué tipo de relaciones mantenemos en nuestro entorno con las mujeres con quienes compartimos la vida, desde amistades, hasta la pareja.
– Pero también hay mujeres que violentan a los hombres, ¿cómo se explica eso?
– Pues hay dos posturas por lo menos que pudiéramos identificar. Desde un punto de vista psicológico hasta conductual pudiéramos reconocer que aquel que ha vivido violencia en la infancia tiende a perpetuar, aunque no es un factor determinante. Pero también hay otro planteamiento que tiene que ver con lo que está sucediendo en la actualidad. Si bien podemos hablar de cambios en la población de mujeres que pudieran mirarse como positivos relacionados con la reinserción laboral, hay condiciones que tienden a alienarse con una política neoliberal, capitalista: si mujeres están violentando es porque están siendo influenciadas por un sistema que va mucho más allá de la familia, amistades o grupo social inmediato; se trata de todo un sistema que influye en la persona de manera negativa, es decir que hay costos de vivir en un sistema capitalista. Y estoy pensando en una tercera postura en la que no he pensado mucho, pero sí hay estudiantes que se han interesado en las mujeres que violentan y lo que hacen son actos de venganza a partir de haber sido víctimas de una violencia, se vuelven transgresoras, señaladas, se les reprime porque salen del rol asignado de mujer sumisa.
“Hay que promover el derecho a desobedecer los mandatos culturales”
– ¿Un hombre debe entonces aprender la violencia desde pequeño incluso siendo violentado en su propia persona?
– La violencia tiene que considerarse desde un aporte teórico de Michael Kaufman, quien habla de la triada de la violencia: las violencias hacia las mujeres, los niños, que es urgente atender como efecto del patriarcado. En segundo elemento es la violencia entre los hombres, que también merece atenderse con mucha seriedad, porque siempre ha habido por eso las guerras y conflictos. Y el tercer elemento de la triada es el la violencia del hombre hacia sí mismo. En la socialización de género cuando son chicos, les decimos que los hombres no lloran, por ejemplo, así les transmitimos un mandato cultural. Y respecto a eso un colega quien actualmente es co-coordinador de la red MenEngage Alliance Latin America, José Alfredo Cruz -del Círculo Abierto de los Hombres-, decía recientemente que “hay que promover el derecho a desobedecer los mandatos culturales”, que me parece una postura sumamente interesante pensando en todo un movimiento de desobediencia civil pacífico.
La Caja de la Masculinidad
Si bien el doctor Nicholas Kaufmann lleva muchos años en el tema de Masculinidades Positivas, comenta que estadística todavía hay poca. Y recomendó visitar los resultados que se han publicado en Internet, de un estudio titulado La Caja de la Masculinidad realizado en tres países, incluido México, en donde se hace un cuestionamiento clave: ¿Qué significa ser hombre joven hoy en día? Los resultados suman a la reflexión.
– ¿Qué es La Caja de la Masculinidad?
– La Caja de la Masculinidad, un estudio de tres países: Estados Unidos, Reino Unido y México, hecho por el Instituto Promundo y Axe, la marca de desodorantes, a través de una encuesta en donde la principal pregunta es: ¿qué significa ser hombre joven hoy?, se dieron cuenta que existe algo que se llama La Caja de la Masculinidad que en otros términos puede considerarse la masculinidad tóxica que se rige a partir de esos mandatos de ser fuertes, de ser violentos, sentir la presión de proteger el honor de su familia a toda costa, de aguantar el dolor. Mandatos culturales que conducen a muchos padecimientos, en primer lugar para las mujeres y para los niños y niñas, consecuencias que surgen de tener que seguir con estos patrones culturales a los que algunos les dicen “masculinidad tradicional”. Y sabemos que hasta la actualidad ha sido una relación de poder encima de la otra persona, que se repite no solamente entre hombres y mujeres sino también entre diferentes clases sociales o grupos de minoría por pertenencia étnica, aunque en México poco se reconoce. Lo que se propone es que debemos repensar nuestra hombría y debemos ser más cooperativos en vez de competitivos, vernos igual a igual, poder tener relaciones horizontales, ser más amables, tiernos, pero todo eso no checa con un sistema capitalista, donde la ley que nos gobierna es la sobrevivencia del más fuerte.
– ¿Ahora que mencionas lo de la paternidad, en esta nueva perspectiva, ¿hay otro modo de ser papá?
– Hablar de masculinidades a partir de la paternidad es muy interesante. Nos hemos dado cuenta sobre todo en prevención de violencia de género, que la paternidad como experiencia sirve como puerta de entrada para trabajar otros aspectos de las masculinidades y la relación entre hombres y mujeres, a diferencia de empezar con la violencia. La paternidad suele ser más amigable en el sentido de que la mayoría se puede identificar con esta experiencia (las estadísticas a nivel global señalan que 4 de cada 5 hombres un día serán padres), pero podemos colocar el tema no desde la paternidad biológica, sino desde aquella relación de cuidado, de responsabilidad hacia el otro ser que no forzosamente es un hijo: relación de tío a sobrino, a lo mejor un hermano mayor que cuida a un hermanito menor, o un mismo maestro que cuida a un estudiante. Este tipo de relaciones de cuidado afectivo podrían pensarse desde esa postura de las paternidades, por eso pensamos en plural, hay múltiples formas en que los hombres puedan reconocerse en un sistema de cuidado hacia el otro. Con el tema de la violencia los hombres oponen una resistencia enorme, así que las paternidades les invita a hacer un trabajo de concientización de cómo serlo en relación a la mujer, y también se visualiza como una estrategia importante para erradicar las violencias, en principio la violencia de género.
– Por último, ¿cómo interpretas lo que sucede con estados como San Luis Potosí y Guanajuato en donde las condiciones de vida de los hombres tienen que ver con la migración, las maquilas, la violencia? Parece un sueño que los hombres pudieran en su mayoría reflexionar sobre sí mismos.
– Sin planear todo parece un sueño, por eso existen las agendas como la 20-30 de la ONU para la promoción de lo que llamamos una vida sostenible. Entonces debemos considerar metas a largo plazo, pero evidentemente necesitamos metas a corto plazo, por eso la agenda nos invita a pensar cuáles son las pequeñas acciones que podemos realizar desde el hogar. Pero obviamente requerimos de otros espacios y es ahí donde creo que la iniciativa de la Universidad Autónoma de Querétaro, con el maestro Hernán Hernández, es importante con el grupo de crecimiento personal para hombres, que invita a los estudiantes varones a concientizarse y abre la posibilidad para que otros hombres no universitarios puedan hacerlo. Este quehacer se basa en una metodología del Instituto WEM de Costa Rica, que son líderes en el acompañamiento de hombres y concientización en temas tan diversos como sexualidad, pareja, vivir en pareja, relaciones entre hombres y demás. Hay otros esfuerzos que se dan en otros lugares, como en Xalapa con el doctor Benno de Keijzer, quien también ha estado impulsando grupos, en la Ciudad de México también hay, y queremos iniciar algo parecido en San Luis Potosí desde la Universidad y las alianzas que se puedan hacer con las instituciones, que son importantes porque crean espacios en donde se pueden encontrar hombres jóvenes, no tan jóvenes, padres o futuros padres, partiendo de la metodología relacional propuesta por Salud y Género A.C., una organización con mucha trayectoria en México.
Y en cuanto a los estados de San Luis Potosí y Guanajuato que han estado afectados por las migraciones hacia el norte y desde Centroamérica, además de las maquiladoras, y los costos relacionados, creo que pudiéramos reconocer desde el ámbito de la investigación la importancia de conocer qué significa ser hombre deportado, qué significa para los centroamericanos migrar. Sabemos desde los estudios de género que el migrar es como un reflejo de lo que la hombría significa para muchos: desde la óptica del proveedor económico, si no tengo trabajo en mi contexto local me voy a buscar. Entonces la migración es como un acto de auto realización desde este planteamiento del mandato cultural de tener que proveer económicamente.
– Una idea capitalista que se puede modificar, el hombre puede quedarse e imaginar otra manera de resolver la circunstancia económica.
– Volviendo a lo que José Alfredo Cruz decía, “hay que desobedecer el mandato cultural” y recordar que el vínculo afectivo es más importante. Gary Barker, director de Promundo Estados Unidos, decía en una entrevista radiofónica que para él la paternidad es “ser presente, ser presente y ser presente”. Para demostrar que no basta proveer económicamente, es más importante proveer una experiencia de vínculo afectivo con otros hombres para promover una sociedad basada en la cultura de paz, del respeto al derecho ajeno.
Por último el Nicolás comenta que la promoción de las Masculinidades Positivas de ninguna manera pretende restar un sólo peso a lo que se destina de parte de los gobiernos a los programas para mujeres. Al contrario, comenta, lo que queremos es ser aliados y promover también su avance. En México los trabajos que se hacen con respecto al tema que nos ocupa son importantes al igual que los que se hacen en otros países sudamericanos, por ejemplo en Brasil, Chile o Nicaragua, incluso con telenovelas que tienen un alto impacto en los televidentes. y agrega que hay gente muy valiosa que está provocando cambios positivos. Propone a quienes le quieran consultar lo busquen en la página MenEngaged o que busquen el trabajo de Cómplices por la Igualdad.
El doctor Nicholas Kaufmann hace una atenta invitación al público para buscar el estudio Los costos de la masculinidad tóxica, que se presentará en un evento a realizarse el próximo jueves 18 de julio, de 09:00 a 18:00 horas, en el Senado de la República de la Ciudad de México. Lo organiza la Red Nacional Cómplices por la Igualdad-MenEngage México. Los interesados pueden contactar al maestro Gerardo Ayala Real, coordinador de la Red, al correo [email protected]
* Nicholas Kaufmann es profesor-investigador de tiempo completo en la Facultad de Psicología de la UASLP. Es coordinador de la licenciatura en Psicopedagogía y miembro del núcleo básico de la maestría en Derechos Humanos. Es Doctor en Psicología Social Comunitaria por la Universidad de Ilinois, Chicago y lleva más de 15 años trabajando como consultor con organizaciones internacionales y de la sociedad civil en la implementación y evaluación de programas preventivos promocionales en materia de salud, género, interculturalidad desde el marco de los Derechos Humanos. Es integrante de la red nacional MenEngage Cómplices por la Igualdad, y es coautor de artículos, documentos diversos publicados en México y en el mundo, enfocados a la salud juvenil, a las competencias interculturales, a las masculinidades y a la migración.
Fotos de interiores: Emma Aguado / SomosMass99.
Foto de portada: Pixabay.
1 Comentario
No estoy del todo de acuerdo. Me parece que la violencia parte de una raíz biológica que ha mutado a una forma cultural. En la mayor parte de mamiferos los machos son los que compiten agresivamente por los recursos y la copula; el mismo acto sexual es un acto de dominación. Claro que los humanos hemos cambiado y ya no nos conducimos por instinto, pero no hay que subestimar nuestros origenes, y mucho menos negarlos, me parece que reconocer ese «mal» en nuestra naturaleza es un paso importantisimo para entendernos, controlarnos y modificar nuestra conducta, con los principios que se mencionan en el artículo: cooperación, amabilidad, honestidad y ternura.
Actualmente elaboro un proyecto pedagógico sobre el tema sin omitir la herencia genética.