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ÚLTIMO PISO
Gwenn-Aëlle Folange Téry*
Lunes 10 de octubre de 2022
“– ¿Por qué si uno sabe nadar flota sin moverse y cuando no sabe se hunde?
– El miedo pesa, hijo”.
«La partida», Miguel Delibes
De ausentarse al encallar
Emergió
La primera bocanada de aire la hizo toser
La segunda fue más fácil
En un gesto natural, inclinó la cabeza hacia atrás y el agua peinó su larga cabellera
Estaba en el mar
Lo revelaba el cielo confundido con el agua
Su sabor
La profundidad eterna que sentía bajo ella
Empezaron a surgir isletas, colinas en medio de nada
Frente a ella, a sus costados, detrás de ella
Unas tras otras, formando un círculo alrededor
Decidió nadar hacia la más chica, las demás no le parecían hospitalarias
Dos brazadas fueron suficientes
Aquello no era una isla, no era hierba, ni tierra ni arena, era una ballena, de las jorobadas
Oblicua, sólo su cabeza sobresalía
Sus ojos se le antojaron vidriosos, la mirada perdida
Tuvo miedo
Mucho
Entendió que estaba rodeada
En medio del mar
Por ballenas
Jorobadas
No había silencio
Se oían respiraciones silbantes, como la suya
Volvió a inclinar la cabeza hacia atrás, su cabellera volvió a acomodarse suavemente alrededor de su rostro
Nadar era absurdo
Sobre el agua llegaría a las ballenas
Por debajo, existía un sinfín de creaturas desconocidas
El mar puede ser terrorífico
Decidió flotar
Y flotando se hundió
El miedo fue cambiando
De morado y glacial pasó a amarillo oscuro, a cálida ligereza
Y luego a rosa color alba
En el agua y la sal se fundió
Sobre la playa más larga del pueblo, encalló una ballena, la más chica justamente, la de los ojos vidriosos. Y luego otra.
La foto de los periódicos mostró cuatro ballenas encalladas, alineadas
Entre ellas, una mujer, de cabello largo y rojizo, vestida, sin zapatos.
Un periodista ocurrente escribió que se habían acompañado unas a otras en el momento trascendental del deceso.
Uno nunca sabe cuándo dice la verdad.
* Gwenn-Aëlle Folange Téry es pintora y escritora.
Foto de portada: Margot Acosta, artista plástica.
2 Comentarios
Imaginar a través de lo que le dicen las palabras a tu cerebro es una de las maravillas de pensar. Ahí me sentí junto a ella. En el mar, no en la arena. Ahí desperté!
Objetivo logrado