SOMOSMASS99
Emma Aguado*
Martes 16 de octubre de 2018
Los privilegios que han tenido los gobernantes ininterrumpidamente desde que México dejó de ser colonia, incluso en la época juarista, son sólo una de las muchas razones por las cuales las y los mexicanos en su mayoría mostramos descontento por la clase política. La ineficacia, la corrupción, la impunidad, la ignorancia incluso con que han manejado los recursos públicos y han intentado aplicar leyes, programas, proyectos, planes a corto y a largo plazo, son otros factores que abonan al desencanto. Así es que si el cuerpo edilicio de Acámbaro se baja el sueldo es apenas el primer paso en el largo recorrido de acciones a emprender para el bienestar común y la justicia social. No importa si la propuesta la hace Morena, o el PAN, o el PRI, o el PRD. Bajarse el sueldo es una medida necesaria para recuperar la paz social en nuestro país, por eso debe apoyarse y promoverse. Pero… se bajan el sueldo, ¿y luego qué?.
En Acámbaro acabamos de vivir días de crisis política al interior del ayuntamiento luego de que un grupo de regidores de oposición se resistían a aprobar las propuestas del presidente municipal, dejándole sin poder para operar y administrar los primeros recursos para hacer los pagos más urgentes. El resultado fue que por horas y días apenas se llegaba a unos pocos acuerdos provocando una parálisis que ralló en los límites del colapso, tal como lo explicó el propio presidente Alejandro Tirado, quien ya vislumbraba que el Congreso local tomaría las riendas del municipio ante la incapacidad del cabildo para tomar decisiones.
Recapitulando: el pasado miércoles 10 de octubre por la noche, el presidente ya cansado de la rebatinga explicó a medios de comunicación que los regidores intentaban negociar con él direcciones a cambio de aprobar sus propuestas para secretario del ayuntamiento y tesorero (que dicho sea de paso, presentó sin terna ni información que dejara satisfechos a los regidores); así el presidente Alejandro Tirado interpretó el descontento de los ediles como parte del anuncio hecho en la toma de protesta de un plan de austeridad que incluía una reducción importante del sueldo de los miembros del ayuntamiento. Por su parte, regidores del PRI, PAN y PVEM, una regidora de FIA, otra de Morena y una más del PRD, argumentaron que su postura respondía a la falta de información para emitir su voto, de la alteración del orden que provocaba la gente afín al presidente municipal que se encontraba en el lugar, de la violencia política de género contra la regidora de Morena que votó en contra, y que no se negaban a bajar sueldos e incluso propusieron que las direcciones se someterían al consenso ciudadano.
Luego, en el transcurso de los días, fuimos testigos de las interpretaciones a medias que cada bando hacía de las leyes y reglamentos para fundamentar sus posiciones, lo que les llevó a horas de extenuante batalla de argumentaciones. Pero el sábado por fin hubo acuerdos, algunos parciales dijera el presidente, pero al fin acuerdos.
Mientras tanto, los acambarenses que estaban atentos a lo que sucedía a través de la histórica exposición mediática de las sesiones de ayuntamiento a través de las redes sociales, manifestaban su enorme preocupación, y con mucha razón dirían algunos, puesto que a los ediles se les estaba olvidando el verdadero pueblo, ese que deja trabajo, pone dinero de su bolsa, dedica días para organizar, planear, realizar acciones, eventos, programas, en pro de este Acámbaro tan necesitado de cultura, deporte, servicios públicos de calidad, seguridad, educación, oferta turística, impulso económico, desarrollo agrícola, cuidado del medio ambiente, imagen urbana (no ese que gritaba “el pueblo unido jamás será vencido” y que fue a transgredir la solemnidad de una sesión de ayuntamiento para dar apoyo moral al presidente).
Al final, lo sucedido en las últimas horas se presenta como una importante coyuntura política que puede servir a regidoras y regidores para demostrar su efectivo interés por Acámbaro, empezando por buscar mecanismos que transparenten el proceso de búsqueda de regidurías. En pocas palabras: ¿cómo llega un ciudadano a convertirse en regidor? De igual manera este se presenta como un momento afortunado para que el presidente detalle, y por supuesto transparente, la manera en la que cada director y directora estará ocupando su lugar en el gobierno municipal, sin olvidar que deben responder al interés general. La ciudadanía espera que además de que se bajen el sueldo, respondan con honradez a la confianza depositada en ellos.
* * *
Al respecto, deseo compartir la carta que la politóloga acambarense Carla Miranda Chiguindo, catedrática en la Universidad Autónoma del Estado de México, doctorante en urbanismo y especialista en derechos humanos, seguridad pública y prevención del delito, escribió a los integrantes del ayuntamiento y que enumera de manera puntual las preocupaciones y retos de nuestros representantes.
Preocupaciones
- La escasa habilidad política de los ediles para superar conflictos políticos
- La nula preparación para encontrar las alternativas
- Ni el presidente es todopoderoso ni un dictador; ni los regidores pueden inmovilizar el trabajo del ayuntamiento como forma de coacción.
- Cada funcionario y servidor público debe ponerse en el lugar y la responsabilidad que le toca: el presidente debe hacer propuestas viables y honestas.
- Si a estas alturas, esta es la situación, ¿qué pueden esperar los acambarenses cuando decisiones que verdaderamente pesen, toquen intereses profundos o involucren grandes consecuencias? ¿Qué deben esperar de las que deban ser planteadas?
- No es correcto tratar de deslindar las decisiones ejecutivas en que “el pueblo decida”. Los ciudadanos ya votaron, y eligieron a quienes deben tomar decisiones para que la administración municipal funcione y atienda las necesidades del municipio.
- Su trabajo es hacer que el ayuntamiento funcione de la mejor forma posible. No se trata de salir con una feria de ocurrencias.
- El trabajo del presidente es hacer que las cosas sucedan, con el equipo que considere el mejor para lograrlo, pero del cual debe justificar cada nombramiento en preparación, experiencia e idoneidad. Tiene atribuciones para hacerlo, pero debe hacer política honesta y clara para lograrlo.
- El trabajo de los integrantes del ayuntamiento es vigilar el trabajo del presidente y los funcionarios, denunciar si este trabajo no se apega a la ley o a los principios democráticos. Tienen herramientas legales para atender cada situación, para dar a conocer, para denunciar, incluso para destituir.
Recomendaciones
- Superar todo planteamiento eminentemente partidistas y privilegiar la responsabilidad que el cargo público que tienen les confiere.
- Toda negociación, absolutamente toda, debe darse de forma transparente, de cara al público, a puertas abiertas, a fin de evitar que se caiga en “acuerdos en lo oscurito” que terminen denostando la labor de funcionarios nombrados, etcétera. Bajo ninguna circunstancia se admitirán más declaraciones que acusen a una u otra parte de mentiras o falsos testimonios. Todo a la luz.
- Deben establecerse acuerdos básicos para lograr una negociación: el presidente debe abstenerse de proponer familiares directos en cargos de alto nivel en la administración municipal. Los regidores, por su parte, pueden comprometerse a considerar las ternas propuestas por el presidente municipal. Es su trabajo evaluar las propuestas, incluso llamar a comparecer a los candidatos, pero deben tomar decisiones al respecto.
- El presidente debe nombrar a su equipo de trabajo, es su atribución. Si quiere hacer transparente dichos nombramientos, debe justificar y publicar el CV de cada nombramiento que haga para cada dirección. Para los nombramientos que deben ser aprobados por el ayuntamiento, podría proponer ternas y acordar previamente con los ediles que de los tres candidatos debe quedar uno. Pero, idóneamente, el presidente debería abstenerse de proponer a familiares directos o cercanos para ocupar puestos en la administración pública. Podría comprometerse a ello.
- Consideren que si no son incapaces de llegar a acuerdos, deberán contar con un equipo que apoye los procesos de negociación (mediadores expertos), los cuales, en calidad de consultores, cobran sus servicios, y esos serían gastos extras para la administración y por tanto, el pueblo estaría pagando su incapacidad política. Eso, o el municipio no se mueve.
- El chantaje y el amago son inaceptables en el trabajo de un cuerpo edilicio. Levantar falsos y mentir flagrantemente son conductas despreciables en los funcionarios y servidores públicos.
- La ley establece con toda claridad las funciones y responsabilidades de cada integrante del ayuntamiento. Apegarse a ello es la mejor forma de dilucidar las soluciones. Pero una perspectiva moral, que no está escrita, es la que debe privar: Honestidad y Responsabilidad para con Acámbaro y sus habitantes.
Los acambarenses ya no están dispuestos a seguir tolerando que la incapacidad, la ineficiencia y la deshonestidad gobiernen este municipio. ¡Recapaciten! ¡Hagan su trabajo! Y demuestren que son los servidores públicos que Acámbaro merece. Y si no lo son, renuncien.
Foto de portada: Nubia Gómez.
1 Comentario
Es cierto el comentario de la politóloga, sin embargo en nuestro Municipio,históricamente los acuerdos se hacen y se hicieron con las cúpulas partidistas que dieron al final del día los resultados electorales de estas pasadas elecciones. Sería un gran logro de la presente administración lograr tan siquiera el 40 por ciento de sus propuestas de campaña, las inercias al interior del Municipio son fuertes y si a esto le aunamos falta de oficio político lo de la baja del salario, provocará un encontronazo más al interior del cabildo recuerden que nuestro presidente municipal es de los que más ganan en el Estado veremos pues que tanto puede lograr esta incipiente administración no bastará con los dichos de austeridad de la cuarta transformación.