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Esther Sanginés García*
Miércoles 26 de octubre de 2022
El empeño en la formación de la mujer y el hombre nuevos.
Para transformar a la República Mexicana en un país en el cual la democracia participativa sea una realidad, es indispensable establecer una relación pedagógica entre pueblo y gobierno; esa relación pedagógica tiene un pilar en la escuela, en la formación que en ella se genera. El gobierno de la 4T impulsa la propuesta de la Nueva Escuela Mexicana, y operativamente “El Marco Curricular y Plan de Estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana”, que es una obra compleja, creativa y por supuesto inacabada como todo lo que es verdaderamente humano [1]. Como autora se presenta la Dirección General de Desarrollo Curricular de la SEP, y empieza asustándonos, pues afirma que el estado se ha planteado “un profundo cambio en la educación básica nacional”. Y en ese cambio pasa la estafeta a la comunidad.
Será en el espacio de la comunidad donde se articularán los procesos educativos. Se escucha bien, pero ¿hay comunidad en las ciudades, en los fraccionamientos en los que con dificultad se conoce a tres o cuatro vecinos? Este punto hay que pensarlo y repensarlo. Cierto es que después de la pandemia, hay personas que se saludan y quieren conocer a sus vecinos y que en la escuela algunas madres y, menos, padres de familia coinciden; tal vez eso sea un primer paso para formar comunidad, pero no es suficiente. Aun así, en el marco se expone que es en la escuela donde se construye lo común a través del reconocimiento de la diversidad.
Una propuesta excelente la tenemos en el mismo párrafo: “se reconoce la autonomía curricular de las maestras y los maestros, en tanto profesionales de la educación y la cultura, para decidir sobre su ejercicio didáctico, los programas de estudios y para establecer un diálogo pedagógico en los procesos de enseñanza y aprendizaje”. Después de años en que las maestras y maestros han sido considerados como técnicos que sólo ejecutan programas, evaluaciones e incluso planeaciones elaboradas por otros, ahora se les reconoce como profesionales. Es un camino, para lograrlo hay que reducir tanto la carga administrativa que no sirve más que para simular, como su dependencia del personal directivo y de supervisión.
Por lo exhaustivo de la propuesta, voy a referirme sólo a algunos puntos.
En el capítulo I, Situación de la Educación Básica, se realiza un buen diagnóstico de las fallas de la educación y las secuelas de fomentar el nacionalismo, el mestizaje, el positivismo y el patriarcado, además de las terribles consecuencias de la sumisión a los dictados del capitalismo internacional, el imperialismo y el neoliberalismo, representados por la OCDE. Me parece importante sembrar la semilla para comparar esta propuesta con la que se realizó y llevó a cabo en las décadas de los años veinte y treinta del siglo veinte y de ese modo fortalecernos con el conocimiento de nuestras raíces, para que el árbol florezca y fructifique, es conveniente conocer los aciertos para usarlos como plataforma y los errores para superarlos.
Como punto de partida para esta comparación, es muy interesante la propuesta que se presenta en la introducción de trabajar con proyectos integradores, para construir un conocimiento que supere el modelo por asignaturas. En este punto es importante retomar la gran herencia de la Nueva Escuela Mexicana del Siglo XX (que no se menciona en el documento), especialmente de la Escuela de la Acción, que llevó a cabo una relación pedagógica con un trabajo escolar a partir de proyectos que identificaban los contenidos curriculares involucrados en distintos campos productivos [2].
La creatividad educativa que se desplegó hace un siglo, cuando estaba muy reciente la Revolución Mexicana (la Tercera Transformación), se debió a que los maestros sabían la importancia de su misión, reconocían que no todos los niños eran iguales, y descubrieron la necesidad de socializar el trabajo, de realizar proyectos que integraran los diferentes conocimientos. Pretendían que los niños mantuvieran el arraigo, que combinaran el trabajo intelectual, manual y productivo, en las primarias rurales con el huerto escolar y en las urbanas con talleres, en todas, la cooperativa, al estilo del poema pedagógico de Makarenko o de Celestine Freinet, que tenían en común el deseo de formar y formarse como mujeres y hombres nuevos, a través de la relación pedagógica, respetuosa, creativa, que valoraba el esfuerzo y la disciplina consensada (la relación con el trabajo productivo no se prevé en el marco curricular 2022).
¿Cómo surgió la Nueva Escuela Mexicana? ¿De dónde llegaron las ideas que se llevaron a la práctica?
Se fue gestando durante el porfiriato, en los debates nacionales en los que participaron grandes pedagogos, Justo Sierra, Enrique Rébsamen, Luis Ruiz, y muchos más; Rébsamen y Ruiz impulsaron la idea de la “educación popular”, insistían en que la enseñanza debía unir la instrucción con la educación, en los debates de 1889 planteaban que la educación comprendía el cultivo de todas las facultades del “individuo”, y que el objetivo de la escuela primaria debía ser “desarrollar armónicamente la naturaleza del niño, en su triple modo de ser: física, moral e intelectual, único modo de formar en él un hombre perfecto” [3].
La idea de crear una educación formativa fue forjándose entre las maestras y maestros que combatieron en la Revolución Mexicana, algunos militantes del Partido Liberal Mexicano, en el que participaban lo mismo anarco sindicalistas, como los Flores Magón, socialistas y por supuesto maestros, también entre quienes siguieron a Madero en el Partido Nacional Antirreeleccionista, entre ellos estaba José Vasconcelos.
En 1921, cuando Vasconcelos estuvo a cargo de la recién fundada Secretaría de Educación Pública, retomó las ideas de Rébsamen, Sierra y Ruiz para integrar un sistema popular de escuelas primarias públicas, y revivió una vieja práctica de “maestros ambulantes y la complementó con las misiones culturales como pilares para la creación de la nueva escuela rural mexicana a la que le dieron el nombre de ‘Casa del Pueblo’. Los primeros maestros ambulantes fueron enviados en noviembre de 1921” [4].
Y de allí en adelante, los maestros desplegaron su creatividad, en las primarias se procuraba el desarrollo físico, cultural, artístico e intelectual de niños y niñas, tanto en primarias como en secundarias, en algunos estados de la República se fue generando una forma de trabajo basada en proyectos.
En el medio rural, en las secundarias, se combinaba el estudio con el trabajo agropecuario y forestal; en las ciudades las escuelas secundarias estaban equipadas con laboratorios y talleres productivos, no sólo eran autosuficientes, generaban un superávit. En México, desde la década de los años 20, la educación se orientaba al pleno desarrollo del potencial de niños y jóvenes, de manera muy similar, como ya lo expresé, a como la vivieron y describieron Antón Makarenko en su Poema Pedagógico, o Celestine Freinet en su extensa obra pedagógica, coincidencias que se generaban por el deseo de formar mujeres y hombres nuevos, educados en la cooperación, en una relación respetuosa, creativa y con esfuerzo como vía para la transformación de sus respectivos países.
De manera explícita hay una fuerte influencia recíproca con John Dewey[5] quien viajó a México en 1923 para conocer la aplicación del proyecto de las Misiones Culturales de José Vasconcelos, y, más tarde, en 1926, el impacto de la escuela rural en Dewey lo llevó a manifestar su admiración por el papel del Estado en la educación y por los resultados de la política educativa en México; Xóchil Taylor recopila algunos estudios interesantes sobre el impacto que tuvieron en Dewey las visitas que hizo a México, su viaje en 1926 significó encontrarse con “uno de los más importantes experimentos sociales emprendido en el mundo entero”, con respecto a su viaje en 1937 y su encuentro con Trotsky fue, según palabras de Dewey, “la más interesante experiencia intelectual en mi vida”. La escuela rural mexicana, ideada por los maestros “representó para Dewey el contexto que le permitió desarrollar una filosofía educativa útil y relevante”.
Dewey enfatiza que el motor principal para estimular la iniciativa en el niño, es el principio de interés que:
…va unido a otro elemento que es el esfuerzo, el cual se define como la manera de proponerse el logro de un objetivo o un fin y superarlo a pesar de las dificultades «… conduce a la persona a identificar la naturaleza de los obstáculos y de los recursos disponibles para hacerles frente». Se trata de fomentar un ejercicio continuo del esfuerzo hasta formar las capacidades y los hábitos que se traduzcan en tareas relevantes y no solamente satisfactorias (de su interés)… [6]
Dewey comentó acerca de su visita: “… no hay en el mundo movimiento educativo que presente mayor espíritu de unión íntima entre las actividades escolares y las de la comunidad que el que se ve ahora en México” [7].
Un acercamiento al legado de la maestra Eulalia Guzmán
La maestra nació en 1890, “…fue en su pueblo, San Pedro Piedra Gorda, en Zacatecas, que Eulalia Guzmán se rebeló contra la idea de que la vida de una mujer estuviera ligada a la casa y decidió ser profesora en la Escuela Normal para Maestros de México, de donde se graduó en 1910” [8]. Se le conoce más como antropóloga que como maestra, a pesar de sus grandes aportaciones a la docencia y la pedagogía. En 1923 presentó a José Vasconcelos el libro: La escuela nueva o de acción, y después entregó al mismo Vasconcelos el documento Bases para la organización de la escuela primaria, que se aprobó en noviembre de 1923 y se implementó a partir de enero de 1924. Sus postulados más importantes fueron que la escuela debía ser un:
…laboratorio pedagógico, donde la observación y la experiencia precedieran a las lecciones orales; el trabajo colectivo se enfocase en la idea de comunidad; los trabajos manuales, los horarios y programas fueran flexibles y de acuerdo a las necesidades del niño; los deportes se realizaran al aire libre; las clases se orientaran a la observación y experimentación a través de talleres donde el niño investigase y reflexionase sobre sus propias experiencias; la escuela fuese co-educativa (de ambos sexos). Además planteaba una disciplina sin premios ni castigos, basada en la libertad dentro del trabajo y la alegría; con excursiones que fueran un medio de enseñanza; predominara el espíritu de servicio y, además, la cooperación sustituyera la competencia. Para Eulalia Guzmán, los valores promovidos por la escuela debían ser fraternidad, paz y amor. Escuela autogestiva sin directores, los maestros se auxiliarían en consejo y trabajarían en relación constante con la familia y con la sociedad. ‘…los trabajos del niño no deben perseguir un fin preferentemente utilitario desde el punto de vista económico’. El planteamiento pedagógico de Eulalia Guzmán organizaba los temas del currículum de las escuelas primarias alrededor de cuatro centros generales de acción: «la nutrición, la defensa, la vida comunal y la correlación mental». Este pensamiento expresado en 1923, con sus diferencias, fue recogido y revisado por Moisés Sáenz cuando sintetizó el sustrato pedagógico de la Escuela Rural Mexicana [9].
Un párrafo de un texto autobiográfico nos permite conocer algo más de esta extraordinaria mujer:
Fui testigo de uno de los momentos más convulsos de la historia de México, cuando comenzaba a sembrarse la semilla de la Revolución. Tal vez por esa razón adquirí un carácter fuerte e irreverente.
Cuando tenía sólo 14 años me negué a seguir los roles que dictaban que las mujeres debían dedicarse al hogar y decidí iniciar una carrera magisterial que después me llevaría a sentir una inmensa pasión por encontrar métodos de alfabetización para los mexicanos, en un país en donde sólo el 20% de la población sabía leer y escribir [10].
Un acercamiento al maestro Jorge de Castro Cancio
El trabajo a partir de proyectos que identifiquen contenidos curriculares involucrados en distintos campos fue una gran tradición de la Escuela Mexicana, conservo como reliquia el Plan de Reorganización de las escuelas primarias del Estado [de Veracruz] dentro de los lineamientos de la escuela de la acción, escrito en 1928 por el profesor Jorge de Castro Cancio. El maestro de Castro nos comparte el origen de su libro:
Al formular algunas orientaciones dentro de los lineamientos de la Escuela de la Acción, en las conferencias que he venido sustentando para los maestros de mi zona, creí conveniente dar a los mentores algunos apuntes para que existiera materia escrita y lograran una retención mejor, sin pensar jamás en que estos sencillos resúmenes habrían de recibir los honores de la imprenta [11].
El libro no es sólo un manual para maestros, aunque tiene muchos ejemplos de proyectos interesantes y viables para todos los grados de la primaria y también para las diferentes asignaturas, con adaptaciones para las escuelas que tienen edificio con mobiliario y para las que no, en él se incluyen actividades complementarias, caminos que se recomiendan para llevar a los niños a la expresión concreta de sus ideas, con la palabra, el dibujo, la expresión corporal, algunas asignaturas como “Educación Cívico-social” que parte de una concepción ontológica interesante: “El niño debe vivir su propia vida y prepararse para la acción ciudadana, acostumbrándose al control de sus actos como niño y a la obediencia consciente que proporciona la disciplina del trabajo que es también una disciplina moral” Y más adelante: “la educación activa debe preparar para la vida cívica haciendo que el niño practique el CIVISMO escolar, preparatorio del civismo ciudadano”[12] y para ello nada mejor que las comisiones escolares.
Un párrafo escrito en el prólogo por el profesor Luis Hidalgo Monroy, puede homologarse al concepto de “Educación bancaria” creado por Freire:
Todo el mundo aprende HACIENDO; solamente los niños lo hacen ESCUCHANDO. El maestro habla y habla sin cesar y los niños ESCUCHAN EN RELIGIOSO SILENCIO, después el maestro interroga y los niños contestan, cuidando de hacerlo con las mismas palabras usadas por el profesor. APRENDEN PALABRAS Y REPITEN PALABRAS” [13].
Otro aspecto que vale la pena reproducir (es un plan que debería leerse y meditarse, no es el objetivo de este artículo reproducirlo todo), es el que tiene que ver con la libertad:
Pedimos libertad en el niño para:
- a) Presentar todas las iniciativas que crea conveniente.
- b) Organizar su trabajo en la forma que le parezca.
- c) Agruparse según sus aficiones
- d) Intervenir en la disciplina particular del grupo a fin de que ésta responda a las necesidades del grupo
- e) Allegarse recursos, por medio de las asociaciones para compra de material de adornos etc.
- f) Estar de pie o sentado en la clase y consultar y comparar su trabajo con el compañero que guste.
- g) Organizar cooperativas.
- h) Organizar las asambleas generales y discutir en ellas las proposiciones particulares.
Todas estas libertades tienen, sin embargo, un hasta aquí que lo ponen las normas generales de la Escuela misma; como lo tienen las libertades individuales en las disposiciones legales.
Los errores cometidos por León Tolstoy y Rabindranath Tagore en sus respectivas escuelas nos dicen que el libertinaje es malo, pero que es muy bueno el moderado de la libertad”[14].
Ese plan se llevó a cabo primero en Veracruz y luego en otros estados.
Lo traigo a colación porque estaba muy reciente la Revolución Mexicana, esa Tercera Transformación, los maestros sabían la importancia de su misión, reconocían que no todos los niños eran iguales, que era necesario socializar el trabajo, realizar proyectos que integraran tanto los saberes comunitarios como los diferentes conocimientos.
El mapa curricular 2022, casi un siglo después, considera como elemento de la integración curricular el trabajo a partir de proyectos que permiten identificar los contenidos de distintos campos y efectuar articulaciones pertinentes. Parece que en el inconsciente colectivo han permanecido los saberes y la experiencia de los profesores que lograron las bases de la transformación de México. Y sí, para ello hay que “superar la disposición por asignaturas y explicitar el carácter temporal y polémico del conocimiento”.
Lo nuevo en el marco curricular 2022
Es muy importante retomar la gran herencia de la Escuela de la Acción, con un trabajo escolar a partir de proyectos que identifiquen contenidos curriculares involucrados en distintos campos productivos.
La Nueva Escuela Mexicana del Siglo XX era profundamente nacionalista, con la idea de la unidad nacional, desconocía los derechos de los pueblos originarios, de las minorías y en muchos casos seguía los estereotipos de los tipos de estudio y trabajo que debían desempeñar los niños y las niñas (con excepción de la maestra Eulalia Guzmán).
En el marco curricular 2022 se reconoce la diversidad y se pretende acabar con los estereotipos. Al respecto hay dos párrafos muy interesantes, en uno se afirma que, “la escuela, como se ha dicho, se define como un universal donde se construye lo común desde la diversidad y ello implica reclamar el lugar de iguales para las niñas, niños y adolescentes porque tienen un lugar de pares en la sociedad que, necesariamente, debe estar expresado en el currículo”. Y más adelante manifiesta el compromiso del Estado y “…la escuela con los oprimidos, las mujeres, los indígenas, los afrodescendientes, las personas con discapacidad, la diversidad sexual violentada, y no con un tipo de educación que sustrae a las niñas, niños y adolescentes de sus condiciones históricas y sociales y los determina a ser depositarios de información cuyo valor social y económico se traduce en la forma de capital humano”.
Este es un proceso que se ha iniciado con “la educación inclusiva”, que presenta varios problemas, entre ellos la falta de personal para atender casos de discapacidades múltiples o varios casos de discapacidad intelectual.
Del tema seguiré hablando en una próxima entrega, ya que es muy amplio y apasionante.
Notas:
[1] www.sep.gob.mx/marcocurricular/ Consulta sobre el plan y programas de estudio 2022
[2] Las propuestas y documentos son muchos, variados e incluso algunos contradictorios, para empezar quiero recordar a la maestra Eulalia Guzmán y el maestro Jorge de Castro.
[3] Debates del Congreso Nacional de Instrucción Pública (1889), México, Imprenta de El Partido Liberal. En Granja Castro, Josefina. Procesos de escolarización en los inicios del siglo XX: La instrucción rudimentaria en México. Perfiles educativos [online]. 2010, vol.32, n.129.
[4] Granja Castro, Josefina. Op Cit.
[5] uy interesante al respecto es el artículo de: Taylor, Xóchil, Arredondo, A., & Padilla, A. (2016). John Dewey en México: Una experiencia compartida en el mundo rural. Espacio, Tiempo y Educación, 3(2), 33-63. doi: dx.doi.org/10.14516/ete.2016.003.002.002
[6] Taylor, X., Arredondo, A., & Padilla, A. Op Cit.
[7] Ídem
[8] Eulalia Guzmán, mujeresbacanas.com/eulalia-guzman-1890-1985/
[9] Ídem
[10] Janet Cacelín, Eulalia Guzmán, la mujer que habló sobre alfabetización. nuestrasvoces.mx/eulalia-guzman/
[11] Jorge de Castro Cancio, Plan de organización de las escuelas primarias del Estado, dentro de los lineamientos de la Escuela de la Acción. Litografías de la Cámara del Trabajo, Orizaba, Veracruz, 1928 p.7-8
[12] Idem p. 107
[13] Ídem (con mayúsculas cerradas en el original)
[14] Ídem p.114-115
* Esta es una colaboración del Colectivo Miguel Hidalgo de Celaya, Guanajuato, al que pertenece la autora.
Foto de portada: 2y Kang (@2ykang) / Unsplash.
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