SOMOSMASS99
Agustín Galo Samario / SomosMass99
Oaxaca, Oax. / Miércoles 13 de junio de 2018
Arte Galería Espacio Copal abrió sus puertas hace cuatro años en una casa del centro de esta magnífica ciudad, cuando los artistas que exponían sus obras al aire libre fueron desalojados del jardín Antonia Labastida. Del amor al arte, literalmente, surgió esta iniciativa que hasta el día de hoy se conserva libre e independiente, y vive de sus propios recursos, cuenta la directora y fundadora Ana Isabel Martínez García.
Al quedarse sin posibilidad de permanecer en ese parque, Ana Isabel Martínez recurrió a las amigas y amigos pintores que ha conocido desde hace 30 años que fue atrapada por las artes plásticas. Uno de ellos, y que jugó un papel importante, fue el maestro Arturo García Bustos (fallecido en abril de 2017), reconocido por formar parte del movimiento de los muralistas mexicanos, discípulo de Frida Kahlo y autor de varios murales didácticos, como los ubicados en las escaleras del Palacio de Gobierno de Oaxaca y otro más en el Museo Nacional de Antropología e Historia de la Ciudad de México.
El apoyo del maestro García Bustos fue muy importante para que Arte Galería Espacio Copal abriera sus puertas de manera independiente en el número 305 de la calle Matamoros, entre Tinoco y Palacios y Porfirio Díaz. Una construcción no muy amplia pero suficiente frente a la necesidad de los artistas oaxaqueños de contar con un lugar para exponer sus obras.
En la primera exposición que se montó participaron los artistas Pedro Cruz Pacheco, Raúl Armenta y Gloria Camiro. Incluyó obras de estilo abstracto, figurativo y dibujos sin mucho color, sobre todo en acuarelas. Gloria Camiro, de raíces zapotecas y originaria de Santa Gertrudis, Zimatlán, presentó ceñidores, tres rebozos, rescatados en su elaboración e intervenidos en óleo con temas de aves, amor y libertad.
Una muestra muy significativa, no sólo por ser la que inauguró el lugar sino porque expusieron tres de los artistas que fueron expulsados del parque Antonia Labastida. «Fue el 14 de marzo de 2014, un proyecto atípico respecto a las muestras que se acostumbra inaugurar los fines de semana y por la noche, porque resulta que esta casona carecía de energía eléctrica y tuvimos que abrirla a las 12 del día y a mitad de semana», recuerda la maestra Ana Isabel Martínez, como ejemplo de las precariedades que han tenido que enfrentar.
«Era difícil, pero no imposible. Si amas el arte y si uno hace las cosas con pasión, todo puede resultar bien. Hicimos una convocatoria a artistas, al público en general, a conocedores, coleccionistas. No eramos muchos los asistentes, además de que los espacios de la galería son pequeños, para 40 personas, el salón más amplio mide seis metros por ocho. Y así seguimos hasta la fecha», añade.
Lo que en principio pareció una limitación sirvió para instaurar casi una política institucional: a los artistas interesados en exponer se les pide obra individual, muy pocas veces de manera colectiva como en aquella ocasión, y de entre 15 y 20 formatos. Se trata de conciliar con la o el artista para equilibrar la obra que se expone y las decisiones para elegir la pieza principal y el nombre de la exposición. El objetivo, que haya desde el inicio y hasta el final una comunión entre el artista, la directora y el público, dice la maestra.
«Me animo a hacer este espacio de arte porque me hace sentir viva. Empiezo (a través de los años) a obtener obras de artistas y en cierto momento veo que ya tengo la necesaria para hacer una galería, y así es que hago currículum de galerista y de promotora cultural. El arte siempre me ha gustado, es la pasión de comunicarse, una manera de transmitir, y aunque he asistido a cursos en la Casa de la Cultura con diversas temáticas de pintura, todavía no he tenido una exposición propia. Supe que me gustaba desde que tenía seis u ocho años, pero cuando empiezo a interactuar con pintores es a los 16 años.
«Además, Oaxaca es un lugar donde se empieza jugando y uno encuentra su sentido de pertenencia, ese sentimiento de por qué está uno aquí. ¡Qué suerte tuve de nacer en Oaxaca, en los Valles Centrales, en el barrio de Sangre de Cristo!», cuenta emocionada. «Oaxaca está en una geografía donde el universo conspira para que esto pase. Tiene magia y magnetismo, para que las personas no olviden y regresen. Oaxaca es sus barrios, su Noche de Rábanos, sus Cinco Señores, su Trinidad de las Huertas, donde ha corrido el agua de norte a sur para irrigar esos solares donde se siembran rábanos y pepinos, tubérculos y hortalizas».
Así, en Arte Galería Espacio Copal, aterrizó el deseo. Han pasado cuatro años, dice Ana Isabel Martínez, tiempo corto pero lleno de satisfacciones por «haber colgado obras de grandes maestros». Nicéforo Urbieta, oaxaqueño con más de 40 años de oficio creador y pensamiento zapoteca; Alejandro Herrera, Irma Guerrero -de la primera generación del taller Rufino Tamayo-; Arturo Vásquez, Francisco López Monterrosa y Olegario Hernández.
«Todo lo que se ha hecho en cuatro años es sembrar. La promoción y gestoría de artistas, a pesar de los avatares de la economías, creemos que van a trascender. El arte es lo único que nos va a salvar, surge desde la perspectiva del alma, de una cuestión muy profunda. Hay una trascendencia, tenemos que dejar algo que realmente marque, que deje una huella de nuestro paso por esta vida. Hasta trascender la misma muerte. He disfrutado este caminar, este andar. Espero que los maestros y las maestras, porque es importante contar a las mujeres, y que esta servidora recordemos estos tiempos difíciles y al final disfrutemos de la cosecha. Parte de la inspiración es la familia. La continuidad es una de las enseñanzas de nuestros padres. Lo veo en mi hijo».
Fotos de portada e interiores: Arte Galería Espacio Copal.
0 Comentario