SOMOSMASS99
Alfonso Díaz Rey*
Viernes 10 de junio de 2022
A los compañeros caídos el 10 de junio de 1971, in memoriam.
Quienes vivimos en el capitalismo a menudo leemos o escuchamos que ante los graves problemas que como sociedad o país nos aquejan, la solución está en un cambio en el modelo de desarrollo.
Valdría recordar que este sistema avanzó y se consolidó mediante el despojo y la explotación a los seres humanos y a la naturaleza, y que la acción de leyes como la de concentración y centralización del capital han provocado el incremento constante de la desigualdad y la inequidad, así como la devastación de nuestro entorno natural.
Paralelamente a ese despojo, explotación y devastación, el sistema ha implementado mecanismos de control ideológico para que aceptemos, reproduzcamos y, aún, defendamos las condiciones que le permitan, pese a sus fuertes contradicciones, permanecer.
Cuando con todo y ese control, por la acción de otras leyes, como la de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, las contradicciones y los problemas se agudizan, la violencia y la destrucción, generalmente mediante la guerra, han sido los mecanismos a través de los cuales el sistema, en parte, los mitiga. Después, se producen cambios de forma (de modelo) hasta que estos alcanzan sus límites, agudizan sus contradicciones y es necesario sustituirlos por un nuevo modelo.
Por ser el sistema dominante, los cambios en los viejos y nuevos modelos han dejado siempre intocable el poder del capital, cuyos privilegios han estado por encima del derecho a la vida ─en su más amplia acepción─ y de la naturaleza, lo que alienta, y considera como un derecho protegido por la legislación y las autoridades, la apropiación privada de la riqueza, ya sea por despojo, explotación laboral o por devastación de la naturaleza. Esto ha sido llevado al extremo por el neoliberalismo.
Una muestra de lo anterior es lo que ha ocurrido durante la pandemia de Covid-19: el descomunal incremento de las fortunas de las personas más ricas del planeta, al mismo tiempo que aumentaron la desigualdad, la pobreza y la miseria, el hambre y otros males y carencias que asolan a la mayoría de la población mundial.
El neoliberalismo fue la respuesta del capitalismo para paliar los efectos de una severa crisis, a fines de los años sesenta y principio de los setenta del pasado siglo, la que no solamente se presentó en la economía, sino en toda la estructura del sistema, extendiendo gravemente sus impactos negativos al medioambiente, crisis que al paso del tiempo se ha agudizado al grado de representar un serio peligro para muchas especies de vida en nuestro planeta, la humana incluida. De manera general, los modelos que el sistema ha adoptado han respondido siempre a necesidades que le imponen sus crisis.
Por ello hablar de un cambio de modelo es encubrir la causa fundamental de los problemas de la humanidad: el capitalismo; es mantener la continuidad de sus mecanismos de control social, económico, político, ideológico y cultural que con ligeros ajustes tácticos, no estratégicos, prolongará su labor destructiva, guerras incluidas, en busca de la mayor ganancia.
En ese contexto lo que es urgente y necesario es un cambio de sistema de vida y de producción y reproducción de nuestra existencia como seres humanos que somos parte y dependemos de algo superior, la naturaleza, a la que debemos respetar y preservar; para ello será necesario erradicar actitudes y prácticas como el individualismo, el egoísmo, la avaricia, la discriminación de todo tipo, el odio, la codicia, la mezquindad, etc.; y a la vez, sustituirlas por la cooperación, la solidaridad, la equidad, el amor, el respeto, la armonía con el entorno social y natural, la emulación, el estudio, la crítica y autocrítica (como medios de superación colectiva e individual) y todo aquello que conduzca a convertirnos en mejores seres humanos y a una vida digna.
* Miembro del Frente Regional Ciudadano en Defensa de la Soberanía, en Salamanca, Guanajuato.
Ilustración de portada: Lifeder.
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