SOMOSMASS99
Víctor Corona*
Lunes 16 de octubre de 2023
Carta a la Chona
Chona,
hace unos dos años o más
-quizá menos-
me llamaste por teléfono y
casi
el corazón se me paró
era pandemia
pandemia zarra
zarra
me llamaste para decirme que el Nubes
la nubesita
se había muerto
y el dolor fue como esas tormentas del desierto de Baja California
que mi compa el Zarko
les llama torito
pinshi vientazo
que arranca todo
y la lluvia
todo rompe
porque el Nubes era mi broder
el Nubes era mi nube
lloramos juntos los recuerdos
yo
sentado en un banco en la calle con una mascarilla
tú
yo qué sé dónde, Chona
porque la última vez que nos vimos fue allá por 2013
quizá
o por 2016
porque los años pasan y nosotros también
también nos hacemos viejos
y nos perdimos la pista, mi Chona,
nosotros que fuimos tan compas
nosotras
que fuimos familia
porque Asunción Rangel era bien vergas
nadie le regaló nada
Asunción Rangel era bien vergas
todo lo peleó
Y así como el día que llamaste tú
-mi Chona-
me escribió la Flor
me dijo que te habían atropellado, que estabas grave
muy grave
desperté de golpe con las lágrimas en la garganta
en el cuello
en los ojos
como ese torito que pega duro en el desierto
mis morros dormían
eran poco más de las cinco de la mañana por aquí
hablé con la Flor
con la shila de la Flor
le dije que te habías enojado conmigo
que me habías bloqueado
y que esperaba que pronto estuvieras bien
pero no fue así
me escribió que habías muerto
que tu cuerpo no resistió
Y Chona, se me cayó todo a los pies
llorar era bien poco
bien poco
seguido recordaba que no me hablabas
pero decía
es igual,
es mi broder,
qué más da si no me habla
me lo debo merecer
porque la Chona es mi compa
es mi hermana
yo no sé bien qué fueron de todos estos años
yo no sé si tus compas de ahora
sabrán de nosotros
de toda la historia
de todo tu recorrido
y del camino
del año noventa y nueve
y nosotros pobres
comiendo tortas de aguacate en Valenciana
quesadillas de Don Miguel
fumando cigarros sin filtro
y me decía,
Víctor,
tráeme unos cigarros Pacífico de Ensenada
Nos conocimos en la Casa del Estudiante
en esos paris épicos patrocinados por el Oso
donde rompíamos la noche a ritmo de cumbia
y quebradita
porque veníamos del norte
y andábamos muy atravesados
y la Chona nos veía con desconfianza
pinshis vatos zarras
decía
me gusta ese flaco
el flaco del Nubes
Nos fuimos todos juntos a vivir a otro sitio
no me acuerdo ahora del nombre de la calle
pero allí estuvimos los cuatro
tú y el Nubes,
Annik y yo
A veces nos juntábamos para comer tamales en el Baratillo
A tomar un café en el Kafa
a fumar cigarros en el jardín
Tú trabajabas en La Pulga
una tortería bien shila
-para quitar el hambre-
y tus manos se corroían por el vinagre de los shiles
pero te arremangabas
seguías con esa pretensión shila de poeta
que se me hacía tan shila
shambeando con fuerza
sabiendo donde estaba tu camino
Después nos fuimos a Marfil
y apareció el Pillos
y se jaló el Oti
tú ya trabajabas en el Correo
casi todos jalábamos en el Correo
-verga-
y teníamos gatos
y cocinábamos pasta
carne asada
cevishe de pescado
de soya
de atún
venía el Isma
la Vero Viajes
tus compas de Aguascalientes
tu hermana y tu tía
tu hermano y tu madre
y lavábamos ropa juntos
me tendías la mía, yo a veces la tuya
bailábamos cumbia
y me decías
está shila tu panza
y poníamos Nortec
-y te reías con esa risa de niña-
con tus camisetas amarillas
tus tejanos azules
fumábamos mota
te ibas con el Pillos por tacos de tripa
o con el Pedro por la birria
de repente todos queríamos adelgazar
y la Flor se las curaba
desayunábamos avena por la mañana
nos íbamos a caminar
me hablabas de César Aira
te ibas al mercado con el Nubes
a comprar discos piratas de Morresey
de Depeche
de DJ Tiesto
jugábamos dominó
bailábamos hasta tarde
En las noches de lluvia
todos hacíamos el amor
así
ruidosamente
y las ranas cantaban
¿tienes un tabaco, Víctor?
éramos jóvenes y lo sabíamos
esos tiempos cuando el Culishi escribía esa poesía tan vergas
con un shingo de faltas de ortografía que me encantaba
el Culishi que se agarraba a vergazos
porque era bravero
y yo lo quería
y tú lo odiabas
La Chona no jugaba
esto no era un juego para ti
nosotros imaginamos una revista
pero tú y Flor la hicieron
nosotros imaginábamos una facultad
ustedes nomás la construyeron
Mis hijos me preguntaron cómo eras
fotos tuyas y tengo un shingo
-de nuestros paris-
pero tú no estás allí
en las fotos
trabajando estabas
supongo
en tu misión
porque no te jugabas
A veces pienso que te movía el coraje
la rabia
me decían,
tu compa Asunción es especial
es exigente
es seria
si a la Chona algo no le latía, lo decía
con el sable de cara
la Chona
no se andaba con medias tintas
Yo me fui de Guanajuato
La Chona siguió tirando vergazos
Se separó del Nubes
Se fue a Xalapa
No sé si antes o después pasó por Barcelona
Había ido a buscar a un vato a París que le salió rana
Andaba agüitada pero contenta
Era invierno y hacía un shingo de frio
Anna y yo teníamos un Renault 19 del 88 que a veces no arrancaba
La llevamos a 180 km por hora al aeropuerto y se fue
diciéndome
cuídame a esa morra
Después el tiempo se hizo borroso
Hablamos alguna vez
hizo el doctorado
viajó
publicó
hizo que publicaran
a distancia fui viendo cómo ella se iba convirtiendo
en eso que siempre pensé que deseaba
me contó que tuvo un vocho
que fue a Argentina
que conocía a gente maravillosa
que estaban haciendo cosas shilas en Valenciana
a veces veía tus fotos con el pelo plateado
te veía como muy alta
como delgadísima
tanto
que debía esforzarme para ver a la Chona que yo conocí
Luego vino lo de Nubes y hablamos intenso
Lloramos intenso
Y fue como volver atrás
A antes
Cuando pasamos horas tirados en tu cama hablando de todo y nada
La muerte del Nubes nos acercó
Al menos un instante
Lo que pasó luego ni vale la pena contarlo después de todo esto
pero nos distanciamos
dije algo que te molestó y me cerraste
yo pensé que se solucionaría
cuando hubiera el tiempo
pero no hubo
hace apenas poco más de una semana que Flor me escribió
y cerré los ojos
pero poco después ya te habías muerto
y ya no más
y las palabras que tenía ya no llegarán
se quedarán en la recámara
en ese cuarto oscuro de los silencios
las noches son largas y pienso en esa carretera hipotética de tu muerte
pienso en tu casco y en tu ropa
pienso en los planes que debías tener ese día
en las ganas de vivir que tendrías
y me castiga el alma pensar si te sentiste sola
si tuviste miedo
frío
llanto
yo me imagino que no soy nadie para hablar de la Chona
soy un viejo amigo
-bloqueado-
que poco tiene que ver con la Chona de los últimos tiempos
En todo caso soy un viejo amigo que llora largamente la pérdida de un tiempo
de una persona que fue familia
hermana
en los tiempos en que no éramos nada
y queríamos todo
mi Chona
te fuiste y te recuerdo
con tu sonrisa feliz sabiendo que te ibas a Aguascalientes
en diciembre
o feliz por haber leído aquello
por haber escrito lo otro
mi Chona
o por los tacos que te habías comido saliendo de la biblioteca
Mi Chona, tu muerte es dura
-y mis palabras ya no llegan-
Mi Chona
Pienso en tu madre
En tu tía
En tu hermana
En tu carnal, mi Chona,
y me lleno de rabia porque no me resigno, mi Chona,
no me resigno
prendo una vela
abro un alcohol
mi Chona
y le subo a la música, mi Chona,
no hay lugar para la resignación
porque duele mucho, mi Chona,
y pienso que quizá no está mal que duela
mi Chona
que siga doliendo
* Víctor Corona estudió Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Guanajuato, México, y el doctorado en la Universitat Autònoma de Barcelona, España. Actualmente es profesor-investigador por la Universidad de París VIII-Vincennes-Saint Deni.
Imagen de interiores: Asunción Rangel. | Foto: Carme Laguarda.
Foto de portada: Nicolás Ladino Silva (@nicolasladinosilva) / Unsplash.
1 Comentario
Pinshi dolor el que nos agarra cuando la muerte llega y se lleva a alguien de quien nos distanciamos por algo sin trascendencia.
Pinshi, pinshi dolor Victor.