SOMOSMASS99
Oscar Alzaga*
Miércoles 7 de septiembre de 2022
“La formación de los sindicatos obreros y la fundación de Casas del Obrero Mundial, constituyen, ciertamente, un progreso; pero en tiempos de paz, cuando los desheredados no están empeñados en una lucha de vida o muerte (…) El sindicato no debe ser considerado sino como una fuerza que sirve para que el obrero obtenga salarios mejores y trato más decente; pero de eso a que redima al trabajador de la cadena de explotación capitalista, media un abismo.”
– Ricardo Flores Magón. 1916
¿Son iguales los tres, tienen el mismo rango y poder? ¿Acaso tienen el mismo peso económico y político? Una cosa es que se unifiquen como triada en alguna acción y otra muy distinta es que sean iguales, lo que implica no distinguir quién lleva el mando. Hay patrones de la oligarquía, de la burguesía y de medianas y pequeñas empresas; y respecto al gobierno la jerarquía es también variada y se suele confundir a las autoridades del trabajo con el presidente. En las relaciones sociales se advierte quien tiene mayor poder. Los oligarcas nunca dan la cara, usan a sus subordinados para defender su poder, intereses y privilegios.
Es común que para las y los trabajadores la lucha sindical solo sea sindical, para el gobierno y los patrones también es política e ideológica, económica y social. Saben que tienen que engañar y encubrir lo que son: responsables y beneficiarios de explotar el trabajo y llevarse las mayores ganancias. Ellos tienen más recursos y poder que los sindicatos en la lucha obrero-patronal. Además de la alianza entre el gobierno y patrones, los patrones dominan: las cámaras de comercio, industria, banca, empresariales, medios de comunicación, partidos políticos, gobiernos completos (los neoliberales) o solo de unas partes (hoy), de las cámaras legislativas y muchas autoridades judiciales, también de sindicatos y centrales: ¿A quién sirve la dirección de la CTM, CROC, SNTE, FSTSE, STPRM, STRM?, entre otros más.
El sistema socioeconómico y político es capitalista y el mejor gobierno democrático sigue sus reglas básicas, respetan la propiedad privada. Otro puede ser nacionalista y expropiar industrias estratégicas y prioritarias para un desarrollo más social. Y hay gobiernos pro patronales, propiamente neoliberales, que extreman la explotación y la corrupción. Pero, invariablemente, esos tipos de gobierno respetan las reglas básicas del sistema capitalista, protegen la propiedad privada.
No es cierto que “en México ya no domina la oligarquía”, ya que sus propiedades y finanzas nacionales y extranjeras siguen intactas en los 4 años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Sí ha disminuido su peso en la presidencia y en los apoyos oficiales a la oligarquía, pero eso es distinto. Es muy diferente el gobierno de AMLO a los neoliberales, no hay duda. Calderón nombró al abogado particular de Germán Larrea, a Gómez Mont, secretario de Gobernación de 2008 a 2010, para resolver los negocios de Larrea, desde lo alto de los tres poderes.
Es cierto que ha disminuido la corrupción, los apoyos excesivos a los oligarcas, ya no se privatiza la industria, servicios y banca estatal (¿más?), pero en las obras de Dos Bocas, el tren Maya y el aeropuerto hay muchos oligarcas. Y varios secretarios de Estado, senadores y diputados de Morena se inclinan más -en los hechos- con los patrones que con las y los trabajadores: Monreal, Alcalde, Clouthier, etc.
Tampoco se puede olvidar que la derecha neoliberal puede llegar a excesos como el fascismo -un régimen dictatorial violento que niega todas las libertades-, como intentar asesinar a Cristina Fernández; reprimir las luchas obreras en las Truchas y el magisterio de Oaxaca en 2006, en Cananea 2010; girar órdenes de cárcel contra líderes, a Gómez Urrutia en 2006; reprimir pueblos y estudiantes en Chile; recurrir a golpes de Estado en Venezuela 2002, o Estado de Sitio en Argentina 2001; etcétera. Ello, en oposición al cambio y a la unidad de Nuestra América para liberarnos de Estados Unidos y su régimen internacional de sometimiento de los pueblos. Porque hoy todas las luchas son internacionales. Y la unidad de “Nuestra América” es la liberación de América Latina y el Caribe del imperialismo yanqui. Esa unidad en la que avanzamos todos los pueblos de la región, como Colombia, luego Brasil y antes Chile, Bolivia, Perú, Honduras, Argentina, México y Cuba, mucho antes.
Cuando los sindicalistas toman en serio la consigna “de charro, gobierno…”, el error lo pagan caro al convertir en su enemigo principal al sirviente, al charro, que sirve para ocultar al enemigo principal no solo de un sector de trabajadores sino de toda la clase obrera. Nadie debe perder de vista el enorme poder de ellos, no el del charro Hernández Juárez que en las revisiones del contrato colectivo o salarial deliberadamente llama a la oposición (cuando es fuerte) a confrontarse con él y su comité, con Gobernación, empresa y CTM atrás, para desviar la atención de las y los telefonistas de las revisiones contractual y salarial, y meter a la oposición al circo. En 1978 el Lic. Campos Linas les dijo que “mientras los telefonistas se peleaban unos con otros, los dueños de Telmex se bañaban en champagne al verlos divididos y olvidando la revisión contractual”.
Los temas históricos son una fuente básica de las luchas sindicales
Distintas etapas de la historia del movimiento obrero se suelen confundir e igualar con otras diferentes (faltan estudios). A muchos les parece lo mismo la lucha de los Flores Magón y la anarco-sindical, sin tomar en cuanta la magna obra magonista anarco-revolucionaria, con la débil lucha ideológica anarco-sindical de la Casa del Obrero Mundial que, influida por el carrancismo, la arrastran con los “Batallones Rojos” para combatir a zapatistas y villistas. Como lo señaló Bartra en su libro Regeneración 1900-1918, al definir a los magonistas como la corriente ideológica y política más poderosa de 1900 a 1918, e influir en la Constitución de 1917,
Los Flores Magón, con Ricardo al frente, forjaron la prensa más importante contra la dictadura y lucharon para derrotarla; apoyaron la formación de los sindicatos para incorporarlos a la revolución; organizaron los sindicatos y las luchas de Nayarit y Tampico en 1905, de Cananea en 1906, de Río Blanco en 1907 y los ferroviarios en 1908. Organizaron el levantamiento en armas de 1911 y en su Plan del Partido Liberal Mexicano iba el contenido de los artículos 3, 27 y 123 de la Constitución de 1917. Publicaron Regeneración. Y, consecuentes con sus palabras, lucharon hasta el final y dieron sus vidas por la revolución.
Durante el gobierno de Cárdenas (1934-1940) como nunca hubo huelgas en gran cantidad y de gran trascendencia; como nunca creció el sindicalismo libre e independiente; se organizan los sindicatos nacionales: ferroviarios en 1933, mineros en 1934, petroleros en 1935 y otros; como nunca mejoran los contratos colectivos de trabajo (CCT) y los salarios; las luchas fueron contra el gran capital y el Maximato de Calles, contra la patronal de Monterrey y contra el gran capital extranjero; gracias a las luchas, Cárdenas impulso la reforma agraria más importante de América, con las huelgas de la Comarca Lagunera, Yucatán y Michoacán; las huelgas fueron definitivas para mejorar los CCT, como la del SME que paró todo el centro del país 10 días; por la lucha petrolera de 1933 a 1938 y grandes movilizaciones de la CTM (¡aquella CTM!) se expropian poderosas empresas extranjeras y nace Pemex, por las lucha ferrocarrilera se nacionalizan los ferrocarriles; la educación socialista es una obra magna de alfabetización y politización del pueblo, etc. Sin las y los trabajadores y sus luchas, no hubiera sido posible el avance épico cardenista.
Pero hay teóricos que desde sus escritorios adivinaron que el gobierno cardenista preparaba la subordinación de los trabajadores y el charrismo sindical, omitiendo la obra alemanista de 1946 a 1952, que con violencia y usando el ejército destruyó el sindicalismo independiente con charrazos en Pemex, FFCC, mineros, maestros, cine y actores, textiles, cañeros y azucareros, etc.
El movimiento obrero y sindical ha sido objeto de un sin número de estudios que poco han ayudado a la lucha permanente de los trabajadores por sus derechos e intereses; por lograr que los sindicatos sea organizaciones auténticas a favor de ellos y no contra ellos; por lograr que los sindicatos sean independientes y democráticos sin la intervención de las empresas, partidos, gobiernos y autoridades, para que no sean dominados por ellos. Sin embargo, la lucha sindical, la obrero-patronal, o bien la lucha de clases en un sindicato o en varios, sea por derechos básicos, salario, salud, prestaciones, vivienda, CCT; o prestaciones más duras de lograr, establecidas en un CCT auténtico y progresivo (no regresivo o patronal); realizar huelgas que triunfen y/o luchas solidarias, consolidar la unidad interna tanto la coyuntural como la permanente…
La lucha sindical, aunque esa sea su base inicial, no puede ni debe estar desprovista de bases políticas, ideológicas, económicas e históricas; porque no bastan los buenos propósitos de las luchas espontáneas si pierden de vista otros factores que, a querer o no, están presentes e influyen de modo decisivo en la lucha, su desarrollo y resultado. Conocer el sistema de relaciones económicas y sociales del país es indispensable para saber cómo intervienen e influyen en una lucha. No menos importante son otros factores, a saber: el político, el ideológico y el histórico. Esos 5 aspectos además son dinámicos, están en constante cambio.
Imagine el lector a los mineros de Cananea y su sindicato que, luchando, pensaran que su enemigo principal fuera el charro de la CTM o alguien de poco peso de gobierno, dejando de lado al oligarca Germán Larrea, el segundo millonario del país, ante el cual se inclinan sus servidoras secretarias de Trabajo y de Economía y otros más. Es importante advertir en cada funcionario con quién se identifica más, sí con los empresarios o con los trabajadores, para mejor ubicarlos.
De la reforma laboral de 2019, Luisa Alcalde culpa a las y los trabajadores de no ejercer la libertad sindical. Afirma: “La esencia de la reforma laboral, que promueve el fortalecimiento de la vida sindical, no será una realidad si los actores no se apropian de ella”. (Reforma, 2-IX-22). Nos preguntamos, qué hacen ella, la Secretaría de Trabajo y la Junta Federal para aplicar la reforma laboral y que los trabajadores: 1. Tengan acceso a la justicia, 2. Para obligar a los empresarios y a los charros que apliquen y respeten la reforma laboral, 3. Para que ella cumpla con su obligación Constitucional (art. 120: “Los titulares de los poderes ejecutivos de las entidades federativas están obligados a publicar y hacer cumplir las leyes federales”).
¿Qué hicieron ella, la STPS y la JFCA? para que: en General Motors la empresa y el charro respetara la votación. Tuvieron que intervenir instituciones extranjeras para que hasta la tercera votación se cumpliera la Ley. ¿Qué hizo ella, la STPS y la JFCA para fueran limpias y transparentes las elecciones petroleras? Sí, dejó la organización y vigilancia a los charros; ¿por qué no se conoció el informe de los 400 inspectores que prometió en la “mañanera”? ¿Por qué la CTM sigue eligiendo a sus líderes a espaldas de las y los trabajadores y sigue negociando los contratos colectivos a sus espaldas? ¿Por qué la STPS no cumplió con la campaña publica de hacer conscientes a los empresarios y los trabajadores de la importancia de llevar a cabo la libertad sindical, pactada en el T-MEC, capítulo 23?
Aparte de declaraciones; ¿Qué hace la STPS para hacer cumplir las leyes federales, la laboral, en específico?
* Abogado del Sindicato Minero y la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), miembro de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD), la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas (ALAL), y la Asociación Internacional de Juristas Democráticos (AIJD).
Imagen de portada: Francisco Hernández Juárez, líder del sindicato de Telmex. | Foto: Gaceta Reivindicación Sindical.
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