SOMOSMASS99
ÚLTIMO PISO
Gwenn-Aëlle Folange Téry*
Lunes 4 de julio de 2022
¿Qué clase de mundo es éste que puede mandar máquinas a Marte
y no hace nada para detener el asesinato de un ser humano?
– José Saramago
Traté de no saber pero no hubo manera.
En cuánto veía en Twitter alusión al asesinato de Yrma Lydia Gamboa, escroleaba con mi índice derecho, en Face igual. No miré noticias, no escuché radio. Y de todas maneras me enteré porque el chisme estaba caliente.
Sí, chisme. Porque no se hablaba de asesinato, sino de edades. Que el señor haya portado un arma en público, que haya decidido, por no sé qué impulso, asesinar a su mujer, que hubiera discusión sobre el termino apropiado para designar ese asesinato,- ¿Homicidio? ¿Feminicidio?-, sobre el hecho de que al hombre por lo visto no le importó tener testigos, que si intentó huir, vamos ni siquiera se sabía si lo habían arrestado o no. Lo importante eran las recochinas edades.
Eso fue lo que alimentaba las conversaciones: que si una mujer tan joven se casa con un hombre tan avanzado en edad, sólo puede ser por interés.
¿Y?
Si fue por su lana del señor, por la posibilidad de avanzar en su carrera porque el señor tuviera palanca en algún lado, ¿qué? ¿Justifica eso que la asesinen?
Y si no fue por el oro de su reloj o de su cepillo de dientes, ¿qué? ¿Realmente nos incumbe? Porque por lo visto de que nos importa, nos importa caray.
Lo fundamental del suceso es que sucedió, valga la redundancia de mi vocabulario. Hay personas, y un chingo[1], que piensan que cualquier cosa se arregla matando al “enemigo”. Y hay personas, un chingo un poco más chico, que lo hacen porque saben que no les va a pasar nada.
Si no, ¿cómo explicas que el fin de semana del 24 al 26 de junio, haya habido en México 206 asesinatos dolosos?[2]
Aprendí con mi hija estudiando ética o civismo o algo así la diferencia entre “doloso” y “culposo”. Culposo sería una onda de “te atropellé y te moriste pero no lo hice a propósito”, o tal vez pudiera ser ejemplo la defensa propia que no sé bien dónde entra ella, no soy jurista. Doloso es que lo hiciste adrede, que tu meta era matar, y aquí tampoco sé si los daños colaterales entran en la culpa o el dolo…
Busqué en línea las cifras de otros países, pero o no supe buscar, o los demás no están tan organizados como el gobierno mexicano para publicar cifras… No tengo nada.
Bueno, falso, tengo sentido crítico: 206 asesinatos dolosos en 3 días está cabrón.
Acaban de asesinar a otro periodista en Ciudad Victoria, Tamaulipas, Antonio de la Cruz. Imagino que fue doloso el asunto, porque él y su familia fueron atacados, no fue un envenenamiento con mariscos accidental, fue pensado, planeado, ejecutados el asunto y el hombre.
Dime, ¿en qué país vivimos?
El de la cultura presente y pasada fascinante, el de la belleza natural, el de los habitantes maravillosos en su calidez se está viendo opacado por el dolo[3] cotidiano.
Repito: ¿Dónde estamos viviendo hoy?
Notas:
[1] Lo siento, pero, ¿de qué otra manera describo esa avalancha de violencia dolosa en nuestro país? Sirva esta nota para todas las palabras menos feas que la realidad que empleo hoy.
[2] Fuente: http://www.informeseguridad.cns.gob.mx/
[3] Busqué sinónimos de a-se-si-nato, pero no me convencieron. Esa palabra habla solita, tiene boca de lobo hambriento.
* Gwenn-Aëlle Folange Téry es pintora y escritora.
Imagen de portada: Vida. | Autora: Gwenn-Aëlle Folange Téry.
4 Comentarios
Entre el momento en que mandé mi columna, murió la hija de Antonio de la Cruz.
Es innenarrable lo que me provoca lo que estamos viviendo en México. Imposible no sentir, pensar, sufrir, horrorizarse…
Doloso,doloroso, asesinato, crimen de estado, terrorismo.
Sí Miguel Ángel
Más por tus lares…