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ÚLTIMO PISO
Gwenn-Aëlle Folange Téry*
Lunes 20 de marzo de 2023
Qui a le droit d’faire ça
À un enfant
Qui croit vraiment
C’que disent les grands?[1]
– Gerard Maurice Henri Presgurvic / Patrick Bruel
De eso que nos hicieron y que no, no es normal
-¡Apúrese chamaco!
…
-¡Pues qué tanto haces! ¡Ya, sal de ahí!
…
Salgo del baño público en el que me encuentro. Afuerita, un señor, el papá, espera a un niño, su hijo.
-Ya lávate las manos, vámonos.
-Es que no alcanzo.
-Pues si no sirve, lo tiro a la basura.
Los lavabos están en un área común. Me inclino y le lavo las manitas al niño, una por una.
Se va con ese señor que lo quiere tirar a la basura. Porque eso dijo, ¿no?
Y pienso en todos los niños que han sido destruidos desde chicos por sus padres.
No te hablo de la destrucción obvia, la del papá que viola a sus hijas, la de la mamá que los golpea, la de los bracitos rotos por que los retorcieron, la de los muertitos que amanecen en terrenos baldíos, metidos en una caja, asfixiados o con el cuello roto.
No te hablo de los que no tienen permiso de comer como papá y mamá, ni de los que llegan a la escuela con los muslos moreteados de tanto pellizco, ni siquiera de los que encadenan de día porque los papás salen a trabajar.
No.
Te hablo de los que quedan marcados de por vida por una palabra; o por mil.
Te hablo de la niña a la que le dicen que no sirve por ser hembra, del niño que trae atoradas todas las lágrimas de la infancia y adolescencia por tener prohibido llorar.
Es que si hubieras sido niño, tu papá no se habría ido.
A ver, los niños no lloran, para eso es uno hombrecito, ¿no?
Qué le digo maestra, ésta no nació para estudiar, es bien tonta.
Sí, señor, ya sé, nomás de verlo dan ganas de darle un coscorrón.
¿Y esa ropa qué? Así no sales a ningún lado, pareces puta -o mamarracho-.
Ay doctor, es que no deja de tragar, parece puerquito.
No, a él no lo mandes a la tienda, de aquí a que diga qué necesita, ya nos amaneció.
Bueno, es que ya deja de engordar, pareces cerdo y aquí animales no queremos.
Porque lo digo yo.
Tú no necesitas lentes, échale ganas mejor, parece que sólo sirves para andar de flojo.
¿Es que ya te viste en el espejo? ¿Quién te va a querer así como eres?
Quítate, allí va tu hermano, tú luego comes.
Mira mejor a tu hermana, más chica que tú y sabe cómo son las cosas.
Ese fleco que traes parece moco de guajolote, ya péinate.
Si lo que pasó ayer fue tu culpa, quién te manda.
Así como es tu pelo, mejor tráelo cortito, niña.
Es que como te va a quedar la falda esta, ve tu cuerpo.
Eso no es cierto, no ande regando mentiras de su tío (o hermana, o primo, o vecina, o maestro).
No, si tú no vas a ningún lado, con lo tragona que eres, luego hasta me reclaman, (voz de la abuela que le criticaba la flacura a tu mamá).
Te preparé un cuarto nada más para ti, para cuando vengas a quedarte, (voz del abuelo que violó a tu mamá).
¿Qué traes tú todavía marcado a fuego vivo en el alma? ¿O te fue bien en la repartición de padres?
Sí, lo sé, tomé ejemplos aquí y allá, decido creer que no hay padres, ni abuelos que le hagan todo esto a un solo niño; porque luego son varios los hijos en una familia y la maldad – porque es maldad-, tiene entonces manera de repartir sus golpes invisibles.
Y lo sé, cada quién hace lo mejor que puede para la persona que es. Pero hay límites, ¿no?
Y sí lo sé: no porque te digan basura, no porque te tiren dentro de un basurero, significa que lo seas. Es más, no lo somos.
Y a veces salimos adelante, bien marcados por los moretones internos, de esos que pueden causar hemorragias fatales. Y tenemos hijos y cuidamos boca y manos. Y no los llevamos a casa del abuelo y tienen permiso de no saludar de beso. Y no, el maestro no tiene siempre la razón. Hacemos otras barbaridades, pero no repetimos las mismas.
Quiero creer eso: que salimos adelante, solos muchas veces y que interrumpimos la cadena de maltratos. Sé que recuperamos la capacidad de soñar cuando entendemos que nos criaron cuervos, que no somos lo que nos decían ser.
Y de aquellos campos sí sobreviven varias flores.
Nota:
[1]
¿Quién tiene derecho de hacerle eso
A un niño
Que deveras se cree
Lo que dicen los grandes?
* Gwenn-Aëlle Folange Téry es pintora y escritora.
Foto: Gwenn-Aëlle Folange Téry.
1 Comentario
Sí, hay límites, pero, quien los pone, todos tenemos alguna, al menos, alguna frase grabada en el inconsciente… y habemos los que salimos adelante porque a pesar de aquello, hubo más beneficioso que nos ayudó a ser quienes somos y nos gustamos. Pero, sí, hay horrorosidades que no tienen como nombrarse, y sus consecuencias, creo que las andamos sufriendo todos, algunos más de cerca que otros.