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ÚLTIMO PISO
Gwenn-Aëlle Folange Téry*
Lunes 12 de junio de 2023
Hoy te platico de un joven., o mejor dicho, de un niño-chavo-joven, pronto hombre.
Porque saber de él, te va a subir los ánimos, va a forzar tu admiración hacia ciertos humanos. Y eso, es liberador, es esperanzador.
Lo conocí cuando tenía unos 12-13 años. Chaparrito, redondito, rico de abrazar. Y abrazador sincero, aprieta con sus dos brazos y se sienten latir los corazones encontrados.
Era un día duro para la familia, la hermana no aparecía y él estaba en el umbral de la puerta de su edificio cuidando el fuerte por si regresaba la susodicha. Total que todo fue falsa alarma, la chica ni se enteró de que estaba desaparecida y todo bien. Ese día, vi a un niño, de pie, fuerte y aunque nublada por las lágrimas, de mirada decidida.
Ya mi hija me había hablado de él, es algo así como la mascota de la banda en la que le llevan los menos viejos casi 8 años. Pero yo lo veo como el más fuerte, el más aguerrido, el que más sabe qué no quiere.
Qué no quiere nada más, porque todavía es un chavillo, sigue buscando para dónde llevar la barca. Está frente a miles de rutas posibles, lo cual, sabemos tú y yo, es imponente y hasta sobrecogedor según el día o los sueños de cada quien.
Lo he vuelto a ver algunas veces, de lejos o de cerca, por dos minutos o algunos días.
He dibujado inspirada en él, aunque sin lograr captar su mirar, que es lo más me llena de su presencia.
Es un mirar profundo, viene de muy hondo, de la tripita desconocida que llevamos detrás del corazón, atorada en la garganta o haciéndose nudos en el cerebro. Y ese mirar va más lejos aún, te ve y te traspasa a la vez. Podría ser hasta un poco inquietante: ¿qué ves niño-chavo-joven, qué ves que te hace estremecerte cómo lo haces, callar tanto tiempo? ¿Qué presientes al hablar con otros sin emitir sonido? ¿Al participar en cada fiesta, cada juego de mesa o de video, en cada trago ilícito?
Sus ojos probablemente sean verdes, no estoy segura, me distraigo con su mirar. Son capaces de brillar por el chiste más ingenuo, por la estrella de la película animada, por el plato de pasta que hay frente a él, son normales pues. Pero algo hay, algo que sólo él sabe, que lo vuelve único, notable aunque parezca escondido entre los de su banda, que lo protege y cuida de todo.
Sebastián, así se llama, Sebastián ha crecido desde la primera vez que lo vi, ya no es tan redondito, de repente va a la escuela y de repente no. Lo apoya su banda, como ya te dije, en todo. No van a los antros si está él, por aquello de la minoría de edad, miran dónde anda y con quién. Fueron juntos a la marcha del orgullo de la CdMx del año pasado y te apuesto a que este año repiten. Fueron por la libertad de todos y la suya, por el orgullo de todos y el suyo. También sospecho que lo fueron medio a cuidar, porque los homosexuales, bisexuales, pan, fluidos, queer y otras distinciones que se hacen, corren peligro aquí, aunque estemos en una era de mente abierta (léase normal digo yo) y en una gran ciudad. Sufren el mismo acoso, los mismos odios y mismas palizas, violaciones y asesinatos que las mujeres en México. Entonces, sí, salen sin pánico, pero siempre hay por debajo de todo, chance en la famosa tripita, algo de miedo.
Y por eso te hablo de él hoy.
No por su sexualidad, a ver, si esto no es vouyerismo.
No.
Te hablo de él porque desde chico sabe quién es, lo vive como una situación normal, no creo que le dé literalmente orgullo su sexualidad, psss, qué ocurrencia, para eso a mí me daría orgullo ser hetero, pero no he hecho nada para serlo, no es un logro pues.
No, lo que le da orgullo, y nos da a los que lo conocemos, es su espalda erguida frente al qué dirán, a la mirada de otros, a las palabras dichas o sospechadas. Su sonrisa al vestir como se le pega la gana conquistada, sus ademanes viriles a veces, afeminados otras, su risa, y espero profundamente, la conciencia de su mirar, de su estar, de su ser.
Sí, Sebastián es un niño-chavo-joven que parece a veces cerrarse frente a la vida, pero que cada vez que puede, se pone de pie y le sigue dando.
Y por eso te lo platico. Porque Sebastián, ese niño casi chavo casi joven, es parte hoy de mis orgullos.
* Gwenn-Aëlle Folange Téry es pintora y escritora.
Foto de interiores: Anaïck Lentz.
Dibujo de portada: Gwenn-Aëlle Folange Téry.
1 Comentario
Hermosamente descrito, escrito. Sebastián hace mella. Y dan ganas de mirar su mirada.