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ÚLTIMO PISO
Gwenn-Aëlle Folange Téry*
Lunes 19 de junio de 2023
Rox, ven aquí.
Dime papá.
Te quiero Rox
– El papá de Rox hace unos 40 años.
De padres
Te voy a hablar de tres de ellos.
Ninguno es mío.
Dos son de dos de mis amigas, a uno jamás lo he visto, el segundo es parte de un pasado muy lejano, el tercero se está estrenando.
El primero es Luis. Ese señor vive ahora en Suiza, pero pasó varios años en México, dándome la extraordinaria ocasión de conocer a sus hijos y de ser amiga de una de ellas desde entonces. Yo lo veía y saludaba cuando iba a su casa, estaba casi siempre en la sala, en su sillón, leyendo. Sabía que era no sé qué de la OMS pero no recuerdo bien qué hacía. Hace poco, muy poco, a través de una videollamada en la cual acabé por casualidad, se exclamó al verme: “Hola Hijita”. Rectificamos, nos reímos, sí ya sé que pasaba mucho tiempo en tu casa Luis, pero no soy tu hija, sólo soy yo. Concluimos que durante años lo fui, una de sus hijas, y que entonces estaba bien que me llamara así.
Y pasa que Luis está despareciendo de él. Tanto su cuerpo como su mente han envejecido y se empieza notar. Están proponiéndole vivir en una casa especial para personas que necesitan cuidados constantes, vigilancia aún más constante, es Suiza, allá así funcionan. Dejaría a su mujer, su sillón, sus costumbres, la tele que ya sabe usar, sus olores, el del jardín en primavera, aunque imagino que lo dejarían llevarse sus pantuflas, son parte de su persona. No sé qué vaya a pasar, sólo te puedo decir que me inundé de felicidad cuando me llamó así, Hijita…
El segundo la verdad ni siquiera sé cómo se llama, es para mí “Mon père”, el de mi amiga pues. Él vive en Francia, en el norte, tiene la misma edad que Luis. Fue obrero toda su vida y su hija está muy orgullosa de él porque todos sus hijos pudieron estudiar carrera, eso puede funcionar en Francia, y porque es un hombre feliz. Viene saliendo de una enfermedad larga, dolorosa, sin perder la compostura, con su hija y alguno de sus hermanos tengo entendido, corrieron mucho y seguido. Es viudo. Lo que lo lleva todos los días a mirar al cielo es su jardín, una pequeña huerta, la ha cuidado toda la vida.
Y pasa que “Mon père” perdió el sentido de la audición, así de a poquitos, y se fue encerrando en un mundo especial, entre ejotes, fresas y cielos grises. Mi amiga no me lo dijo nunca, pero pienso que ha de haber sido como perder una parte de él, la que encuentras en una conversación, e imagino que él se ha de haber sentido aislado más de una vez. Y hoy, bueno desde hace unas semanas, está estrenando aparatos auditivos y su sonrisa se ha hecho más amplia, su paso más firme, es increíble como el hecho de oír le ha permitido enderezar la espalda, sus ojos han vuelto a brillar con un brillo entendido. Lo que más le ha gustado volver a oír no son los pájaros, total esos destruyen huertas, ni el teléfono, no pasa nada si uno no contesta, volverán a marcar si es importante, no, lo que más le da gusto oír es el sonar de su reloj de pared. Esa cosa, así lo llama mi amiga casi casi, es regalo de sus compañeros obreros, se lo dieron el día en que se retiró y suena cada quince minutos. Todos los que vivieron en la casa en tiempos de reloj lo alucinan y resulta que el hombre es el más feliz porque cada 15 minutos hace ruido. Ha sido un renacimiento esto de los aparatitos en las orejas. Dong, ding, dong…
Y el tercero es mi hijo mayor. A él lo conozco más que a los otros dos, pero como hijo. Por eso digo que ninguno de los tres es mío, mi papá es otro.
Él acaba de tener una hija. Y su espalda se enderezó, como la de “Mon père”, y la piensa como “Su hijita” así como Luis y, como un papá que oí algún día hacerlo, le dice que la quiere.
Sólo he visto a tres hombres transformarse cómo él en papás, así, con seguridad en lo emocional. Sólo he visto tres auras cambiar tanto en el tiempo que les tomó a sus hijas respirar por primera vez. A los otros dos, no los describiré, no vienen hoy al caso, los menciono para que no pienses que creo que mi hijo es único. Hay muchos como él.
Sólo te quiero decir que lo he visto crecer en estos meses como jamás había crecido, lo he visto ponerse frente a su familia cual panda frente a la suya.
Y que eso, a mí que no soy papá de nadie, me hace hoy intensamente feliz.
Día del padre 2023.
* Gwenn-Aëlle Folange Téry es pintora y escritora.
Foto de interiores: Anaïck Lentz.
Imagen: Hëndrik y Euri. | Foto: Gwenn-Aëlle Folange Téry.
2 Comentarios
❤️ qué bonito Gwen!
Ay, los papás!! Los hay de todos tipos, me gustan así, como los tres que mencionas.