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ÚLTIMO PISO
Gwenn-Aëlle Folange Téry*
Lunes 17 de enero de 2022
Te miro y me enderezo. Siempre.
Te miro y sonrío. Siempre.
Te miro y me siento bien. Siem-pre.
Me dirás, claro, que no es lo mismo conocerse en redes que vivirse y sí, es bien re-cierto. Pero permíteme ser hoy explosiva en mi admiración, cursi en mis palabras, hablar de luz en tus ojos y de sonrisa clara, mirada directa y palabras rectas.
Mira que van varias veces que te escribo, pero siempre me retiene un je ne sais quoi, ese algo que podría llevar a cualquiera a reír, de mí, de mis palabras, de mis ideas.
Pero hoy me lanzo. Y hoy también he vuelto a empezar varias veces. Porque no encuentro el hilo conductor para decir, para decir-te.
Quisiera contar cómo preparas tu café para tomártelo en una mesita al sol, entre colores y amigos, humanos y felinos; decirle al mundo entero tu entusiasmo por los libros, por la escritura, el arte, por aquel amigo, por tu familia; hablar de las copitas con los cuates, con los amigos, de tu círculo femenino, tan fuerte; de tu amor profundo a México, tu admiración a los artesanos; decir un poco de toda ese gente tan importante que te conoce, pero el honor es de ellos, ¿así que para qué hacemos listas?
Quisiera hablar de aquella pared rosa igual a la mía, aunque sea puritita casualidad, aunque ni siquiera sepas que tengo una acá, en casa.
Quisiera hablar de tus ires y venires entre ferias, del libro claro, de la vez que nos vimos para el cumpleaños de una amiga mutua, del día aquél de los tamales en Coyoacán.
Quisiera, casi en secreto, murmurar al oído de tu abuela [1] que sí, que te peinas diario pero pasa que tu cabello es algo así como tú, libre.
Pero todo esto es confidencial, es entre tú y yo, y claro, los tuyos. Y luego hasta parece carta de amor, y no, es de amistad nomás. Y me entra otra vez la inseguridad de la que quiere ser cursi y le vuelve a dar el je ne sais quoi.
Entonces escojo hablar de lo visible, de lo que cualquiera puede confirmar al abrir tantito los ojos.
Quiero explicar tu mirar, siempre recto, siempre luminoso. En las fotos que he visto, claro.
Quiero hablar de tu sonrisa, siempre franca, siempre amplia. En las fotos que he visto, claro.
Quiero describir tu porte, el cómo tu cuello se inclina levemente, así, como con languidez, en completo contraste con la rectitud de tu espalda. En las fotos, claro.
Porque sí, hemos tenido una relación fotográfica, de redes sociales y de casualidades. Y mucho a través de tus fotos, te he sentido, adivinado, chance hasta idealizado, pero no importa, eres así quien eres para mí.
Y quiero también contar cómo aceptas elogios, así, dando las gracias y ya, sin esconderte detrás del azar, de la luz, del fotógrafo. No es lo que más quiero compartir de ti, pero sí, me es importante: creo que eres la única que nunca he oído, leído, quejarse de una foto suya, la que nunca ha dicho que no se ve bien para que todos podamos protestar y satisfacer su ego.
Eres, desde el primer día, la que se gusta, lo diga o no, y no se anda con rodeos para vivir.
Y creo, Gabriela, que traes una seria historia de amor compartido con la luz, contigo y con la vida.
Nota:
[1] Seguro me oye.
* Gwenn-Aëlle Folange Téry es pintora y escritora.
Foto de interiores: Víctor Benítez.
Foto de portada: Juan Rodrigo Llaguno.
4 Comentarios
Que maravillosa , real y hermosa carta! Coincido! Eres luz Gabriela, eres vida ! Abrazo
Que linda carta. Muy cierto todo lo que dice. Saludos Gaby!!!
Que exquisita lectura, una maravillosa forma desde el cariño y amor de una amiga. Linda y elocuente carta, Gaby eres una mujer de luz y eso se transmite, saludos y felicitaciones a la autora.
Si supiera escribir te diría lo que me encanta también de ti.