SOMOSMASS99
Marco Samario Queirolo*
Lunes 21 de octubre de 2024
Es decir: “sufran, lo merecen”.
La frase «disfruten lo votado» ha sido utilizada de manera recurrente en el ámbito político – social para burlarse o reprochar las decisiones de quienes no apoyan la corriente política de quienes la pronuncian. Este tipo de expresiones no solo reflejan el desdén, sino que también revelan una falta de empatía y un desprecio por la pluralidad de opiniones que caracterizan cualquier sistema democrático.
Todas las votaciones tienen consecuencias para la sociedad, esto aplica tanto a aquellos que votaron en contra del partido o corriente en el poder, como para aquellos que gozaban de privilegios y fueron despojados de los mismos como resultado de la elección. Finalmente, esta expresión lejos de promover el diálogo o la reflexión sobre las causas y efectos de las políticas implementadas se reduce a una burla. Es un intento de descalificar el ejercicio democrático del otro, utilizando la frase como una suerte de “castigo” por haber discrepado. La expresión siendo utilizada por quienes están en contra del partido y/o corriente gobernante, sugiere que las personas que votaron en favor de quienes gobiernan están condenadas a sufrir, sea o no sea resultado de las decisiones políticas como ocurre con los desastres naturales.
Cuando se utiliza el «disfruten lo votado», la retórica está implícitamente afirmando que el sufrimiento de los opositores es justo y merecido. Este tipo de lenguaje no sólo revela el tipo de personas que son, y cómo están dispuestos al sufrimiento de la gente por defender sus privilegios, ideología o partido.
Hace un mes con el arribo del huracán John a Acapulco quedó en evidencia la oposición, y cómo se utiliza a las víctimas como recursos discursivos. Ya sea para vender que la gente fue afectada por votar por Morena, utilizar la ocasión para posicionarse como personas solidarias, empáticas y comprometidas con el bienestar social, o incluso para ambos casos. Anteriormente, con los efectos del huracán Otis la polarización fue total. Sin embargo, siendo un antecedente, aún en la mente de las personas resultó en el condicionamiento de las perspectivas generales de aquellos manipulados por el discurso.
El pueblo mexicano sabe ser solidario, y lo ha reflejado apoyando en momentos de crisis de carácter internacional, pero ha destacado aún más consigo mismo. Lo sucedido en 2017 en la Ciudad de México ante el terremoto mostró al pueblo unido, a un grupo multicultural y plural en muchos sentidos, pero todos unidos por el bienestar de su gente. Aquí no entra el debate sobre la otredad y la falsa pertenencia a una comunidad, ese es momento de actuar por y para la gente. Esto lo sabe y sabía el pueblo mexicano.
Ahora bien, esto no es nuevo. Las historias de solidaridad frente al terremoto de 1985 pululan y es bien sabido que la fraternidad mexicana sale a relucir en los peores momentos. Esto solo hace aún más grotesco que exista gente que se oponga a apoyar a los afectados de un desastre natural como lo ocurrido en Acapulco, y todo por un capricho ideológico.
Las redes sociales tienen muchas ventajas y desventajas. No obstante, poder leer opiniones del grueso poblacional tiene un verdadero valor para quienes estudian el comportamiento social. Hago referencia a esto por la propia polarización y como hay historias desgarradoras dentro de un mar de posturas públicas. Una de las historias con mayor repercusión fue la de un varón de mediana edad que contó la preocupación de sus padres por los afectados del huracán. Siendo estos dueños de una pequeña tienda de conveniencia, decidieron juntar algunas despensas para finalmente pedirle a su hijo, el autor de la publicación, que las llevase a un centro de acopio cercano. Esto resultó en que el individuo se jactara de haber llevado los productos a una casa hogar sin informarle a su familia y orgullosamente justificara su forma de actuar en que los oriundos de Acapulco merecían el sufrimiento vivido por haber votado por Morena, y que él jamás permitiría que su apoyo fuera utilizado como herramienta del proselitismo morenista, incluso si es a costa del bienestar de la gente…
El mundo está en conflicto, y el odio ha corrompido al individuo. Personalmente concuerdo con el discurso de Maquiavelo en donde asegura que la maldad del ser humano responde a su naturaleza. Sin embargo, cada vez dudo más y pienso en Jean Jaques Rousseau cuando asegura que el hombre es bueno pero la sociedad es quien lo corrompe. ¿Serán los límites del egoísmo humano? ¿O quizá la falta de certeza en un modelo que asegure bienestar? Seguramente no lo sabremos nunca, pero la historia sigue y nos juzgará por nuestras acciones u omisiones, justo como será por la omisión de occidente ante el genocidio del pueblo Palestino…
* Egresado de la licenciatura en políticas públicas por la Universidad Autónoma Metropolitana. Autor de la ponencia «Economía circular y sustentabilidad, una simbiosis«, para la Red de Investigadores Parlamentarios en Línea (REDIPAL). Profesor universitario y de nivel medio superior.
Imagen de portada: Reddit.
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