SOMOSMASS99
José Antonio Bueno Saucillo*
Miércoles 1 de diciembre de 2021
Uno: Dos mundos aparte
Donde medie la imagen fugaz para crear satisfacciones falaces, donde reine la apariencia de importancia, donde el acompañamiento sea «de lujo», donde las lisonjas sean música, ése es el territorio de la importancia efímera que pueden brindar los gobiernos mercantilistas que han usado a la «cultura» para justificar gastos y sustracciones económicas en los erarios públicos, para rellenar programas que completen un proyecto de gobierno con cara popular y democrática, es decir, beneficio para el pueblo, aunque casi siempre resulta que la «cultura» se usa como distractor mientras se negocian el suelo, los recursos y la fuerza humana del pueblo llano…
Es decir, han creado una cultura que no es real, han revestido la esencia de la cultura y el arte, la han disfrazado en propaganda en favor de los gobiernos, la han vuelto mercancía política.
Como en apariencia tienen la idea de que la política cultural es un medio para lograr la plenitud de los ciudadanos, entonces sólo cambian términos creyéndose muy inteligentes, pero siendo burdos hasta el hartazgo… los diseños de las instituciones culturales son casi todas copiadas, igual los planes de trabajo que desarrollan, que en muchos casos no se concatenan con los contextos sociales de las ciudades y pueblos; sus «ideólogos» tienen como almohada a Internet y eso manejado mediocremente… muchos de ellos son recomendados, habilitados como burócratas que cómodamente sólo dejan que el tiempo transcurra para cobrar su salario…
Un renglón que bien debiera estar manejado por gente inteligente termina siendo un refugio de mediocres que creen saber. Saber de arte, ciencia… cultura. Y, obvio, los resultados son desastrosos…
¿Checamos como ejemplo el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Celaya?
Dos: El Mundo perdido
Ni más ni menos, el territorio actual de las artes plásticas
(Si esto existe en México será mera coincidencia).
Miles y miles de páginas, miles también de horas aire, miles de kilómetros de cintas. Todo para explicar lo que es el arte, para que seamos capaces de saber qué es arte y qué no, o bien para que seamos capaces de hacer arte.
Se han creado mundos sociales, exclusivos (o con esas pretensiones), donde muchos se regodean, pasean sus miserias o fincan sus fortunas creyendo que pisan el territorio del arte y/o haciendo uso indiscriminado de la sola palabra, creando un contexto que induzca al de cultura, he ahí el enorme detalle.
Para otros ha sido la posibilidad de haber encontrado un mundo para desahogar sus neurosis y de paso mostrarle a los demás que son algo especiales. De eso no me cabe la menor duda, los he visto; creen haber encontrado la panacea para disfrazar su mediocridad y creen que le están dando al mundo una obra; unos creyéndose artistas, otros creyendo que saben de arte y ambos creyéndose indispensables en “el mundo del arte”.
Lejos en el tiempo, y lejos de los ambientes respirables que crearon genios. Que mostraban talento, genialidad, y creaban asombro.
Si reconocemos genialidad en artistas como Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, Goya, Velázquez, y miles más, de todos los estilos, ¿cómo reconocer tantos bodrios actuales bajo el mismo patrón de medida?
Lejos de esto está lo que se muestra ahora como arte por curadores y promotores culturales chatarra… armadores de conceptos teóricos absurdos justificadores de cualquier cosa que califican como arte.
Retórica ladina barnizada, lenguajes absurdos elaborados para ser «trajes de reyes efímeros».
Luego, si estos fraudes actuales son llamados ahora artistas, ¿cómo podríamos llamarles a los otros que mencionamos líneas atrás?
¿Serían ya considerados Dioses?
* Esta es una colaboración del Colectivo Miguel Hidalgo de Celaya, Guanajuato, al que pertenece el autor.
Foto de portada: Definición.
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