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Agustín Ramírez Agundis*
Miércoles 30 de junio de 2021
Casi ha concluido el proceso electoral. Los resultados conocidos hasta ahora son en gran parte ya definitivos. Sólo resta que los tribunales electorales resuelvan algunas impugnaciones promovidas por unos cuantos partidos o candidatos.
Es oportuno y útil realizar un análisis de lo sucedido, tanto a nivel general como en casos específicos. Mucho se ha escrito acerca del resultado del proceso en términos amplios considerando los tres planos, el federal, el estatal y el municipal. En seguida expongo un breve recuento respecto a esas primeras dos instancias:
Tomando en consideración lo sucedido en todo el país, son tres las conclusiones más destacadas:
- El día de la elección el proceso se realizó sin contratiempos mayores, en la mayoría de los casos de manera pacífica y ordenada, y sin situaciones graves de violación a los procedimientos establecidos por la legislación, superando las circunstancias que representaban la pandemia y la acción de la delincuencia organizada;
- El nivel de participación de la ciudadanía para emitir su voto fue el más alto observado en las últimas décadas para una elección intermedia;
- La oposición conformada por la unión de ciertos representantes de las cúpulas empresariales, el PRI, el PAN y el PRD fracasó, tanto por no haber logrado su objetivo de obstaculizar a través del control del presupuesto federal los proyectos de la 4T impulsados por el presidente, como por el triunfo de la coalición de Morena, el PT y el PVEM en el 80% de los estados en los que estuvo en juego la gubernatura.
En el plano estatal, los análisis han destacado que:
- El predominio político del partido que ha mantenido la gubernatura durante ya 30 años en lo fundamental no ha sufrido mayor menoscabo, esto a pesar de los agudos problemas originados por la delincuencia organizada tanto en la inseguridad de la gente como en la afectación a medianas, pequeñas y micro empresas;
- No obstante lo mencionado en el punto anterior, se observa que ciertos sectores de la población comienzan a liberarse del control ejercido por el partido, es decir, por una parte, que los programas gubernamentales están perdiendo efectividad como mecanismo para asegurar el voto en favor del PAN y, por la otra, que las ideas conservadoras que este partido promueve cada vez son menos convincentes porque se han ido alejando de las condiciones de vida de la gente;
- En síntesis, el voto favorable al Partido Acción Nacional disminuye, pero mantiene su predominio prácticamente en todo el estado, aun cuando para ello en algunos distritos y ayuntamientos le fue imprescindible la alianza con el PRI, otrora su principal adversario;
- Por su parte, Morena, aunque avanza al obtener una mayor presencia en los ayuntamientos del estado y en el congreso local, no fue capaz de capitalizar el descontento de la población guanajuatense al carecer de organización y de un discurso convincente que pusiera en el centro del debate los graves problemas del estado y los objetivos y avances de los proyectos de la 4T;
- La figura del presidente de la república en la elección fue ambivalente. Por una parte, ante la desorganización de Morena y las autozancadillas impuestas por sus dirigentes, significó el principal impulso al voto en favor del partido guinda en ciertos estratos de la población; por la otra, como efecto de la campaña de miedo en contra de la 4T, se observó una amplia y decidida participación de sectores proclives a creer en una sarta de mentiras, según las cuales sus bienes y medios de ingreso están en riesgo.
Estas notas están orientadas a analizar con mayor detalle los resultados de la elección del ayuntamiento de Celaya. Específicamente, el propósito es el de conocer la manera como los celayenses decidimos orientar la intención de nuestro voto entre las diferentes alternativas que se nos presentaron, haciendo énfasis en la forma como se distribuyó entre las dos principales fuerzas, es decir, Morena y el PAN.
No es posible comenzar este análisis sin tomar en cuenta el punto de partida, el cual puede sintetizarse en:
- Fueron once las planillas que los electores tuvimos ante nosotros al momento de recibir la boleta electoral. La mayoría de los integrantes de esas planillas son personas muy poco conocidas públicamente. De los candidatos a la presidencia sólo dos habían tenido cierta presencia, uno por haber ocupado hace muchos años el mismo cargo y por haber sido también candidato en 2018, y el otro por su larga trayectoria como conductor de programas en radio y televisión locales. En resumen: muchos nombres y caras, pocas referencias que evaluar;
- Los dirigentes estatales de Morena prácticamente tiraron la toalla antes de comenzar la contienda cuando hicieron a un lado al candidato que originalmente habían registrado: un hombre militante de Morena desde su fundación, postulado en varias ocasiones desde la izquierda a varios puestos de elección popular, con permanente presencia en organismos profesionales, ambientales y culturales y con destacados antecedentes familiares de participación política. No fue al cuarto para las doce, sino un minuto antes de sonar esa cantidad de campanadas cuando a Antonio Chaurand Sorzano lo quitaron y en su lugar pusieron a una mujer sin antecedentes en el partido, sin experiencia política alguna y con un nombre prácticamente desconocido para la gran mayoría de los celayenses;
- El PAN, ante los fracasos de las últimas administraciones municipales, se vio obligado a postular a una persona ajena al partido, es decir a presentar un nuevo rostro hacia el interior de la organización, pero una cara ya muy conocida para los celayenses, en una suerte de alianza ideológica con el PRI, partido este último que en esta ocasión batalló mucho para poder colocar un candidato formalmente propio.
Desde que el candidato de Morena fue sustituido, la suerte ya estaba echada. Finalmente, los números fríos nos dicen que el 41.3% de los votos emitidos fueron para el candidato postulado por el PAN, 29% para la candidata impuesta por la dirigencia estatal de Morena, 8.4% para quien finalmente aceptó ser candidato formal del PRI, 5.9% para el del PT, 3.8% para el del Partido Verde y el resto para quienes abanderaron a los seis organismos que no alcanzaron representación en el ayuntamiento. Así, la distribución de las 12 regidurías fue de cinco para el PAN, cuatro para Morena, una para el PRI, una para el PT y la última para el PVEM. Esto significa que en las votaciones al interior del cabildo, el presidente municipal entrante contará con 8 votos seguros, o sea, el de él, el de quienes ocuparán las dos posiciones de síndico, y sus cinco regidores, todo viento en popa, listo para rescatar Celaya, no tendrá pretexto, ojalá que cumpla en ése que fue su principal ofrecimiento de campaña.
Enseguida entraré al detalle de lo que ocurrió en las casillas, centrando el análisis en contrastar los resultados obtenidos por el PAN y por Morena. Así, se observan las siguientes situaciones:
- En Celaya, la intención del voto de los ciudadanos se polarizó entre el PAN y Morena. En el municipio se instalaron 642 casillas, el PAN obtuvo la mayoría de votos en 417, Morena en 220 y en 5 obtuvieron la misma cantidad, es decir, ninguno de los otros nueve partidos obtuvo la mayoría de votos en casilla alguna. En este hecho es de destacar lo del PRI, que hasta hace poco había sido el principal contrincante del PAN y esta vez en los hechos se convirtió en un aliado no oficializado;
- La diferencia entre la votación del PAN respecto a la de Morena fue de 19 mil 846 votos. El 70% de esa diferencia el PAN la obtuvo en sólo cien casillas, estando éstas ubicadas en algunas colonias del municipio donde residen los estratos de la población que tradicionalmente han mostrado, de manera general, un mayor nivel de vida, como son: la Alameda, las Arboledas, Jardines de Celaya, la Favorita, las Fuentes, Renacimiento y ciertas zonas del centro histórico;
- Es de resaltar que en esas cien casillas la gente acudió a votar masivamente. El porcentaje de participación en todas las casillas del municipio fue de 41, mientras que en esas cien fue de 57, dándose el caso de 20 casillas con porcentajes que estuvieron entre 65 y 74;
- La votación para Morena también manifiesta una marcada preferencia a su favor en ciertas zonas, destacando San Miguel Octopan, la colonia Emiliano Zapata y una amplia franja de colonias que se extiende a lo largo del sector suroriente de la mancha urbana;
- La participación de los votantes en las 100 casillas con mayor diferencia de votos a favor de Morena fue muy baja, apenas llegando a 33%, en contraste con lo señalado en el punto 3;
- De las más de 130 casillas instaladas en el área rural, Morena sólo obtuvo la mayoría de votos en 16, lo cual expresa el predominio del partido oficial en las comunidades.
A partir de lo anterior se pueden plantear las siguientes conclusiones respecto a los resultados electorales en Celaya:
- El antiobradorismo propiciado por la intensa campaña de miedo puesta en práctica a través de los medios de comunicación tradicionales impulsó la participación decidida de los sectores acomodados de la población en favor del partido que durante tres décadas ha gobernado en Guanajuato conduciéndolo, olvidando momentáneamente la situación de inseguridad que hoy sufrimos en buena parte del estado;
- El PAN continúa exhibiendo una estructura organizativa que le permite convocar y sacar a votar a sus más files votantes;
- Morena fue incapaz de desarrollar un discurso que contrarrestara la campaña de miedo entre los estratos de la población socioeconómicamente intermedios, orientada a aclarar y precisar los objetivos de la 4T y su proyecto de nación;
- En los tres años transcurridos entre la elección del 2018 y la del 2021, en Celaya −pudiéndose esto extrapolar a todo el estado de Guanajuato− Morena no construyó las instancias de participación y discusión institucional de sus militantes, lo cual redundó en divisiones y en la imposibilidad de seleccionar democráticamente a sus candidatos, hecho este último que quedó en manos de una dirigencia estatal con una visión muy limitada del partido, sin respeto alguno para sus principios fundamentales sintetizados en los tres mandamientos de no mentir, no robar y no traicionar, mismos que en Guanajuato las y los dirigentes simplemente los aplicaron después de suprimir los tres “no”;
- Pese a todo ello, Morena avanza en cuanto a su representación al interior del ayuntamiento. Sumando las y los regidores de los tres partidos que a nivel nacional han establecido una alianza legislativa (Morena, PT y PVEM), este agrupamiento en Celaya contará con seis ediles. Sería de reconocer si estas seis personas lograran a nivel municipal establecer esa alianza para promover cambios en favor de la gente concretando a nivel municipal los programas de la 4T;
- Desde luego, esto es bien sabido tanto al interior de Morena como por la gente en general, ese avance es sólo cuantitativo y fruto más que nada del obradorismo y a pesar del partido.
En fin, son muchos los aprendizajes que se deben asimilar, necesariamente desde una actitud autocrítica, de manera que sirvan como base para hacer frente al conservadurismo que no cejará en su empeño por obstaculizar el avance de los proyectos de la 4T.
Ni modo, en esta región del país nos tocó bailar con la menos agraciada, no sólo porque el pensamiento conservador está aquí bien arraigado, sino también porque los adversarios no sólo están fuera de Morena, también se encuentran en su interior.
* Esta es una colaboración del Colectivo Miguel Hidalgo, de Celaya, Guanajuato, al que pertenece el autor.
Foto de portada: Instituto Electoral del Estado de Guanajuato.
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