SOMOSMASS99
Alfonso Díaz Rey*
Viernes 12 de abril de 2024
«El carácter histórico del voto, su peso documental y su expresión política ha quedado bajo los estragos de cierta lógica del espectáculo. Muy peligroso pero muy rentable».
– Fernando Buen Abad Domínguez. Semiótica de los votos.
No pocos de los que el pasado domingo nos pegamos al televisor o al radio para escuchar las propuestas, programas o proyectos de quienes aspiran a la presidencia de la república, sentimos que nos quedaron a deber. No solamente por parte de tales aspirantes sino de los organizadores y los moderadores.
Un debate público entre aspirantes a la presidencia de un país debe ser una actividad seria y, sobre todo, respetuosa del pueblo, que es a quien va dirigida y quien en última instancia cubre los costos.
Se suponía que en busca del voto de la ciudadanía se daría la confrontación de proyectos, programas y propuestas en torno a los problemas más urgentes que existen en nuestro país y su solución; porque, también se supone, el voto es reflejo de la identificación de los ciudadanos con un programa o un proyecto que consideran el más adecuado para resolver los problemas nacionales, regionales o locales.
Sin embargo, lo que presenciamos tuvo muy poco de propuestas y mucho de alusiones y ataques personales. Ello se debe a viejas prácticas políticas viciadas en las que el objetivo, más que intentar demostrar la justeza de posiciones y propuestas, es descalificar a los oponentes.
Quienes fungieron como moderadores no cumplieron con su función y ello dio lugar a que buena parte del tiempo de ese ejercicio se dedicara a descalificaciones y réplicas a las mismas, cuando debieron encauzarlo hacia el planteamiento serio de propuestas y proyectos.
Quedó evidente que de las tres personas que contienden por la presidencia, solamente la candidata Claudia Sheinbaum cuenta con una serie de propuestas que se han hecho públicas; las otras dos, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Maynez, hasta el momento no las han dado a conocer públicamente, o carecen de ellas de una manera articulada.
Y aunque al término del debate cada participante y su equipo se declararon «ganadores», a juicio del autor de estas líneas nadie mereció tal calificación. Los tres pecaron de inmodestia; la señora Gálvez dedicó la mayor parte del tiempo de sus intervenciones a ataques personales y al final mostró que es incapaz de desarrollar, en un minuto, una idea articuladamente; Álvarez Maynez intentó aprovechar las descalificaciones entre las candidatas para presentarse como el bueno de la película. Y los que perdimos, fuimos los ilusos que pensamos que presenciaríamos un debate.
Aún faltan dos ejercicios de ese tipo. Sería conveniente que quienes los organizarán pensaran un poco en el respeto que se merece la ciudadanía, además de procurar la confrontación de ideas, propuestas y proyectos de país, para evitar espectáculos como el que presenciamos el pasado domingo.
Cabe recordar que en los procesos electorales de los sistemas realmente democráticos, los protagonistas no son los candidatos, sino los pueblos.
* Miembro del Frente Regional Ciudadano en Defensa de la Soberanía, en Salamanca, Guanajuato.
Foto de portada: INE.
0 Comentario