SOMOSMASS99
Javier Hinojosa
Martes 5 de julio de 2016
En el principio Dios creó la Tierra, la naturaleza, los animales, la humanidad… y dejó a los ingenieros para que todo funcionara.
El pasado viernes recibí un correo de un amigo con una felicitación muy particular, en el asunto se leía: 1º de Julio día del ingeniero, y en el cuerpo del correo un escueto Enhorabuena! De no haber sido por ese correo no me hubiera enterado que desde 1974 nos han venido celebrando y que se escogió esta fecha porque en 1776 hace 240 años, en ese mismo día se expidió la Real Cédula para la Creación en México del Real Tribunal de la Minería, precursora de la fundación del centro de docencia e investigación llamado Real Seminario de Minería, de donde salieron los primeros planes de estudio y textos de lo que serían las primeras escuelas de ingeniería del continente americano.
Me quedé con la idea de que mi amigo fue el único mexicano que se dio cuenta de la trascendental fecha porque nadie más lo mencionó. A diferencia del día de las madres, de los novios o del albañil, el día del ingeniero pasa sin pena ni gloria, no se ve por ninguna parte, espectacular, anuncio, comercial o cartel invitando a familiares y amigos a pasar a los centros comerciales a que nos compren de regalo alguna sofisticada calculadora, una corbata decorada con fórmulas matemáticas, un cubo Rubik, un estuche de herramientas, un jueguito de mancuernas en forma de escuadras o de perdida que nos llevaran a cenar.
Un amigo solía sacar a colación en sus conversaciones que sin importar la carrera que quisieran estudiar tus hijos lo ideal era que estudiaran primero ingeniería y después se especializaran en lo que más les gustara, su tesis era que el razonamiento lógico-matemático constituía un ejercitamiento práctico que proporciona una estructura mental que sirve sin distinción a cualquier especialidad en el análisis y solución de problemas.
Si bien no he necesitado en mi vida profesional echar mano de los áridos y complejos ejercicios de álgebra avanzada o cálculo integral, si recuerdo el esfuerzo que en su momento requirieron y la agilidad mental que derivó de de ello. La vida empresarial nos obliga a enfrentarnos a problemas de la más diversa índole, abordarlos analíticamente, desmenuzarlos, dimensionarlos y graficarlos aplicando estas habilidades no solo a la operación, área natural de la ingeniería, sino a todas las demás áreas, termina por convertirnos en ingenieros financieros, contables, comerciales, legales y de recursos humanos.
En el campo de la medicina, por ejemplo, ya sea a través de las formulaciones y validaciones estadísticas para nuevos fármacos, el diseño y construcción de nuevos equipos e instrumentos para clínicas y hospitales, el desarrollo de sofisticadas prótesis y complejos aparatos que mejoran y extienden la vida del hombre moderno, todos ellos tienen que ver con la ingeniería aplicada.
Los arquitectos suelen soñar construcciones audaces y encargarle a los ingenieros el hacerlas realidad, hoy en día existe la carrera de ingeniero-arquitecto que permite que las obras desde sus inicios sean concebidas como estructuras posibles.
En el mundo del dinero, una vez que entiendes el concepto del valor de la moneda en el tiempo, las finanzas se convierten en cálculos matemáticos no muy diferentes de otros cálculos de ingeniería, al grado de que cada vez es más común escuchar el término de ingeniería financiera.
Por desgracia, las carreras que estudian y las habilidades que desarrollan nuestros políticos en sus caminos de ascenso al poder resultan de poca utilidad a la hora de enfrentar las disfuncionalidades de ciudades y territorios. Los muchos problemas que nos aquejan: agua, basura, movilidad, seguridad, finanzas, educación, planificación urbana, etc. constituyen importantes áreas de oportunidad para aplicar sistemas y soluciones ingenieriles. Parto de la premisa simple de que si las cosas funcionaran mejor, menos intervenciones políticas serían necesarias.
No es necesario llegar al extremo que predica mi amigo de tener que terminar una carrera de ingeniería para entrar a una especialidad, bastaría con que se robustecieran los programas académicos de todas las carreras con materias básicas del área físico-matemática para que el balance académico fuera más equilibrado y los profesionistas de todas las áreas salieran mejor preparados para enfrentar los retos tecnológicos de esta época.
En un país como el nuestro donde el ingenio y la creatividad son parte de nuestro ADN, una buena parte de nuestra deseable prosperidad va de la mano de una preparación más intensa en física y matemáticas, acorde a los tiempos que vivimos. Debemos inculcar en los jóvenes desde temprana edad una aspiración por la ingeniería y sacar este día memorable del oscuro rincón en que se encuentra y elevarlo cuanto antes al grado de fiesta nacional.
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