SOMOSMASS99
Alfonso Díaz Rey*
Viernes 13 de diciembre de 2024
Las recientes expresiones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en el sentido de que su país subsidia a Canadá y a México y que ante tal situación convendría a nuestros países convertirse en estados de la Unión Americana, como días atrás directamente se lo manifestara, en tono de broma, al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, dejan ver los sentimientos de superioridad y anhelos de poder de la clase dominante norteamericana ─y de algunos sectores de su población─ que tienen sustento en las doctrinas Monroe y del Destino Manifiesto. Además de ello, también son una muestra del profundo desprecio de esos grupos por los pueblos de todo el mundo.
Aun cuando tales expresiones sean consideradas como parte de los desplantes de Trump, habría que considerar que se dan en el contexto de una larga y profunda crisis estructural que padece el capitalismo en su fase última, el imperialismo, y Estados Unidos como potencia hegemónica, cuyas contradicciones reflejan su inevitable decadencia. Y mal haríamos en ignorar sus amenazas y «ocurrencias», no tanto porque nos vayan a invadir y apoderarse de nuestro territorio.
Dado que el capitalismo solamente puede mantenerse en la medida en que incremente la explotación de la naturaleza y del trabajo humano, lo que a los imperialistas yanquis les interesa es el control político e ideológico de los países que cuentan con abundantes riquezas naturales ─consideradas «recursos estratégicos»─ con el fin de apropiárselos, explotar a la fuerza de trabajo y aprovechar posiciones geoestratégicas para instalar una base militar (de las que tiene más de 800, fuera de su territorio).
Es, precisamente, ese proceso de decadencia en el que se encuentra el capitalismo, y particularmente Estados Unidos como país, lo que lo hace aún más peligroso, no solamente para nuestro país, sino para todo el planeta.
Intenta frenar su decadencia mediante guerras y despojos, lo que explica el gran número de conflictos bélicos que se han dado desde el final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) ─en los que directa o indirectamente ese país ha estado involucrado─ y el enorme peso que en la economía estadounidense tiene el complejo militar-financiero-industrial. Ello también explica el injerencismo imperialista que busca la división de los pueblos y la fragmentación de países para facilitar su control y su despojo.
Ante tal peligro conviene tener siempre presente al enemigo principal, las formas o particularidades que adopta, sus contradicciones, sus aliados internos y externos, entre otros aspectos; por otro lado, las fuerzas sociales capaces de enfrentarlo y las maneras de hacerlo, las condiciones objetivas y subjetivas existentes en esas fuerzas, los grados de organización y unidad necesarios, por citar algunas consideraciones.
Un aspecto a reflexionar acerca del imperialismo consiste en que no se trata de un ente o una fuerza que se encuentre más allá de nuestras fronteras, sino una serie de relaciones, organismos y mecanismos de todo tipo que coordinadamente operan en favor de los intereses del capital monopolista financiero e industrial, el que está presente en el nuestro y en casi todos los países y de diversas maneras condiciona nuestra vida y desarrollo, lo cual lo convierte en el enemigo principal de nuestro pueblo. Por ello es de suma importancia su correcta ubicación y caracterización.
En este contexto, a quien hay que temer, y estar preparado para enfrentarlo, no es a Trump ─con sus bravatas, amenazas e improperios─ sino al poder del gran capital, a quien se debe y obedece cualquier ocupante de la Casa Blanca.
En el enfrentamiento al principal enemigo de los pueblos la defensa de la soberanía y la independencia desempeña un papel central, así como la solidaridad y la unidad tanto interna como internacional y desplegar nuestras luchas con una visión propia del mundo y la realidad, diferente y opuesta a la que el imperialismo trata de imponer.
* Miembro del Frente Regional Ciudadano en Defensa de la Soberanía, en Salamanca, Guanajuato.
Imagen de portada: Donald Trump. | Foto: Wikimedia Commons.
1 Comentario
Excelente retrato de la coyuntura y la crisis, tel vez faltaría incluir la decadencia mayor de Europa, el papá y abuelo de EUA. Algo similar ocurre aquí respecto al enemigo del pueblo, que lo confunden con el PRI y PAN, no identifican a la oligarquía nacional e internacional. Saludos