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Juan Manuel Chabolla Romero*
Miércoles 22 de febrero de 2023
Quién fue Agustín Yáñez (1904- 1980)
Fue un hombre de letras, político y educador, nacido en Jalisco; en sus escritos propagó el cariño por su tierra, su belleza, costumbres, tradiciones y riqueza lingüística.
Como persona, provenía de una familia católica, fue un hombre honesto, generoso, buen amigo, casado y con hijos.
Como académico, fue licenciado en Derecho por la Escuela de Jurisprudencia de Guadalajara, en 1949 ingresó al Seminario de Cultura Mexicana, del que fue presidente durante tres años; fue maestro de Filosofía por la UNAM; en 1952 ingresó a El Colegio Nacional, también fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, que presidió entre 1973 y 1980.
Como hombre de letras, Yáñez es uno de los escritores más importantes del siglo XX, merecedor de numerosos premios por sus excelentes cuentos, novelas y ensayos.
Como educador, fue profesor de Preparatoria y de la Escuela Normal para señoritas en Guadalajara; también fue director de la Escuela Primaria de Nayarit, rector del Instituto Científico y Literario de Tepic, director de radio de la Secretaría de Educación, catedrático y por un tiempo Coordinador de Humanidades de la UNAM.
Como político fue miembro del PRI; jefe de Bibliotecas y Archivos Económicos de la Secretaría de Hacienda; gobernador del estado de Jalisco, por decisión del presidente Ruiz Cortines, quien lo consideraba un intelectual valioso y un político austero, cuyo amor por su tierra estaba por encima de cualquier sospecha. Se preocupó por los derechos humanos, fue amigo de los sectores más humildes y gobernó para todos. Emanuel Carballo dice de él que fue un buen gobernante con ciertas limitaciones: no conocía a las nuevas generaciones y su Jalisco era nostálgico y un poco libresco; pero sus coterráneos le perdonaron que fuera feo, parco y distante. Entre 1959-1962, fue consejero del presidente López Mateos y en 1960 fue jefe de la delegación mexicana a la décima primera asamblea de la UNESCO.
Secretario de Educación Pública en el gobierno de Díaz Ordaz, su gestión tuvo aspectos positivos: creó el sistema de Telesecundarias aplicándose primeramente en el Distrito Federal, Hidalgo, Morelos, Oaxaca, Puebla, Tlaxcala y Veracruz; gracias a su campaña nacional de alfabetización, el analfabetismo en México descendió del 32.13% al 23.94% entre los años 1964 – 1970. Impulsó también la Educación Media Superior, unificó la Secundaria, reestructuró tanto la Escuela Normal Superior como el Instituto Politécnico Nacional; estableció el Servicio Nacional de Orientación Vocacional con el fin de auxiliar al estudiantado en su elección de carrera. Asimismo creó La Academia de Artes y el Museo Nacional de Culturas.
Ante los acontecimientos de 1968 presentó su renuncia al presidente Díaz Ordaz, como Secretario de Educación, pero éste no sólo no la aceptó sino que lo insultó, lo humilló y es muy probable que lo haya amenazado. Yáñez no movió un dedo para defender a los estudiantes y guardó silencio. Todo parece indicar que, por algún motivo, no estuvo a la altura de las circunstancias.
Años más tarde, cuando sus restos fueron sepultados en la Rotonda de los Hombres Ilustres (hoy de las Personas Ilustres), su paisano y colega en el mundo de las letras, José Luis Martínez (1993, 337), terminó su participación con estas palabras:
Yáñez «el silencioso», como se dijo de él, el hombrón de aspecto huraño, escondía una gran capacidad de ternura y afectos, un amor entrañable por su pueblo y su tierra y una excepcional firmeza en la amistad.
Al maestro, al promotor cultural, al gobernante, al educador, al creador literario, al servidor público que fue Agustín Yáñez, el gobierno de la República, por decisión del presidente de la Nación mexicana, reconoce y honra sus servicios y la grandeza de su obra, al determinar que sus restos mortales permanezcan para la posteridad entre sus pares, en la Rotonda de los Hombres Ilustres.
De qué trata Flor de juegos antiguos
El año de 1928 don Ramón Menéndez Pidal publicó una selección de canciones épico – líricas de fondo caballeresco con el título de Flor nueva de romances viejos que, según los enterados constituye un tesoro de recuperación poética en la literatura española; y justamente de ahí tomó la idea Agustín Yáñez para titular su libro Flor de juegos antiguos, dado que se trata de una antología (“en griego, recolección de flores se dice antología”, leemos en la primera nota de la novela), una selección de juegos y tonadas que a principios del siglo XX practicaban y cantaban los niños de Guadalajara. El libro contiene veintidós relatos divididos en tres partes: Juegos de nochebuena, con trece relatos; Juegos de la canícula, con ocho relatos y el último relato es el de Juegos de agua, donde el autor dice adiós a su niñez.
¿Qué opinó acerca de Flor de Juegos antiguos su propio autor?
Uno de los críticos literarios que tuvo nuestro país a lo largo del siglo XX fue Emmanuel Carballo (1929-2014) y en su libro Los protagonistas de la literatura mexicana, cuya primera edición data de 1965, hace algunos comentarios acerca de ésta, que es la primera obra importante del jalisciense; veamos algunos:
Flor de juegos tiene cierta originalidad porque trata de representar escenas, de juntar recuerdos de infancia entrañablemente vividos. (p. 368).
Creo que en Guadalajara se respira de modo muy distinto a como se respira en la ciudad de México. El problema estilístico de Flor de juegos fue el de desechar palabras y giros que no correspondieran a un niño de la Guadalajara del año de 10, de 12 de 14 años que se supone describe el libro, y que son los años en que yo viví mi infancia. Creo que éste, el estilo, el estilo es un problema más hondo. Aquí el estilo debe ser la forma de respirar de un niño provinciano de 10 a 12 años y cuyo carácter es, al mismo tiempo fogoso e introvertido. El estilo debe recoger sus modos de hablar, pensar y sentir… (p.369).
Opiniones de expertos
Para José Luis Martínez,
Agustín Yáñez −en el segundo de los libros que ha publicado en la conmemoración del IV Centenario de la fundación de Guadalajara− ha escrito unas páginas «transidas por el recuerdo de Guadalajara y maceradas en los perfumes, colores, ruidos y decires de la clara ciudad» en las que se ha propuesto y ha logrado recuperar del tiempo pasado el sabor de la infancia. J.L. Martínez (1990: 208).
Emilio Carballido señaló que
En Flor de juegos la ternura y la poesía que ahogan la infancia están rescatadas por la virtud del estilo (acorde con el respirar de los niños) y la transparencia de los recuerdos. Carballido (1990: 205).
Carlos Monsiváis por su parte, coincide:
En Flor de juegos antiguos (1942), Yáñez se propone la recreación melódica de la infancia de provincia. El término recreación melódica en algo clarifica la índole de las ambiciones. Yáñez imagina una región donde el lenguaje constituye el alma de las cosas… Monsiváis (2008: 181).
El lenguaje
Por mi parte, comento que quienes han leído alguna obra de Agustín Yáñez, con seguridad se habrán dado cuenta de que su prosa es muy cuidada; pero además, tratándose de un libro de índole regional, como es éste, el lector encontrará vocablos y expresiones propias del Estado de Jalisco que no son de uso común para quienes no son del lugar; y algunas otras palabras que dada su antigüedad, son prácticamente desconocidas en la actualidad. La presente edición cuenta con 75 notas a pie de página para ilustrar al lector, pero aun así, hay algunas palabras cuyo significado es difícil de conocer.
El breve glosario que aparece a continuación, sólo es una parte de algunos decires propios de los niños en aquella época y en aquél lugar, pero que el autor no quiso que se perdieran en el olvido.
Camelar: atisbar (p. 131).
Chaveta: cuchillo de zapatero (p.50).
Chontla (la): cabeza (p.112).
Cisca: enojo, mohína (p.103).
Crenchas: Raya de en medio en el pelo; cada una de las dos porciones de cabello a partir de la raya (p.37).
Cuamil o coamil: labor de maíz hecha con coa, regularmente en terreno inclinado y pedregoso (p.54).
Encachado: agradable (p.60).
Faceto: melindroso, quisquilloso (p. 100).
Fajo (el): cinturón (p.129).
Guíjola: (En el libro no lleva acento) (p.30). Aparato de hojalata que se llena de agua y que soplándole por un pequeño tubo suena en forma de gorgoritos.// Hacer guíjolas: aparentar estar triste.
Jaral: planta ramosa que crece en los márgenes de los ríos (p.116).
Juilona: mujer que huye, que abandona a su pareja (p.107).
Matrero: astuto (p.98).
Menestral: artesano, obrero (p.18).
Monear: dormitar, dormir (p.113).
Muca: tacaño, miserable (p. 100).
Murria: mal humor (p.30).
Nubilidad: calidad de núbil, casadero (p.154).
Parasceve (La): Viernes Santo (p.17).
Plumbago: color azul (p.29).
Puérpera: niño (p.103).
Sanfrancia: pelea, trifulca (p.108).
Salaz: lujurioso (p. 27).
Tacazotas: tortillas de elote que se sirven con dulce (p.74).
Tejuino: bebida refrescante de atole de maíz (p.109).
Tildío o chichicuilote: avecita que hace su nido en la arena o en pantanos (p.90).
A manera de conclusión
Este breve glosario es ejercicio lingüístico pero al mismo tiempo, constituye una sincera invitación para que, quien lea este breve artículo, se anime a leer o releer este hermoso libro cargado de añoranzas; y tal vez lea las demás obras de este autor, cuajadas de un lenguaje muy variado, entre lo culto y lo popular y la nítida prosa de este importante protagonista de nuestra literatura nacional del siglo XX.
Fuentes Consultadas:
Brambila, Pelayo (s/f) Lenguaje popular de Jalisco. (Premio Jalisco 1957) Guadalajara, Jal. Ed. Brambila.
Carballo, Emmanuel. (1986) Protagonistas de la literatura mexicana. México. SEP.
Carballido, Emilio. (1990) Notas de un francotirador. México. Gobierno del Estado de Tabasco.
Martínez, José Luis. (1993) El trato con escritores y otros estudios. México. UAM.
(1990) Literatura mexicana. Siglo XX (1910- 1949). México. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 3ª. Serie Lecturas Mexicanas.
Monsiváis, Carlos (2008), Escribir, por ejemplo. De los inventores de la tradición. México. SEP y FCE.
Santamaría, Francisco J. (1978) Diccionario de mejicanismos. México, D.F. Ed. Porrúa.
Yáñez, Agustín. (2015) Flor de juegos antiguos. México. Ed. Joaquín Mortiz.
* Esta es una contribución del Colectivo Miguel Hidalgo de Celaya, Guanajuato, en el que colabora el autor.
Foto de portada: Wikimedia Commons.
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