SOMOSMASS99
Jatzibe Castro*
Jueves 2 de febrero de 2023
En busca del narrador
¿Cómo hacer para convertirme en narradora?, ¿cómo hacer para crear historias que no he vivido o no recuerdo, y sin embargo están por ahí? ¿Será que no se puede o que sí se puede y no sé cómo? ¿Cómo aprender algo que no sé cómo aprender?
¿Y si empiezo simplemente por crear un personaje?, como el de Catarina que vivía en un dedal que la abuela abandonó por fuera del pestillo de una de las ventanas de su casa, donde Catarina lo encontró y convirtió en un huequito en donde reposar y protegerse de viento, lluvia, frío y aquellos animales no amigables.
Un día Catarina bonita, con sus colores alegres y sus alitas escondidas, decidió entrar en la casa de la abuela e indagar, curiosear por ahí, caminando y volando. Era una casa llena de detalles que la maravillaban, su poltrona de mimbre, la cocina con cacharros de cobre, peltre y algunos de acero colgando del techo en varillas de fierro, sus plantas llenas de flores que siempre se veían contentas, las carpetas tejidas por la abuela en su trayecto de vida, los platitos recuerdos de sus viajes colgados cuidadosamente en una pared, el rincón de los retratos de sus hijos y nietos, y de pronto… ¿qué es esto? en un cajón abierto vio muchos dedales. Había de cuero, bronce, marfil, cerámica, decorados y sencillos, un verdadero tesoro que, pensó, podría convertirse en las casas de sus amigas y hasta podrían hacer un vecindario de catarinas.
La abuela gustaba de las catarinas, le parecían salidas de los cuentos de hadas, tal vez hasta podrían ser sus parientes, ya que contaban con alas que desplegaban y ocultaban a su antojo o necesidad. Sabía que son insectos coloridos que no hacen daño y si alegran a la vista, además de que suele considerárseles mensajeras de buenas noticias, triunfos, cambios favorables y hasta augurios de salud y amor. Catarina y la abuela convivían regularmente, ambas se alegraban al encontrarse, e incluso algunas veces interactuaban con charlas agradables por medio de los pensamientos de la primera y las palabras de la segunda.
Cuando Catarina encontró aquel tesoro de dedales en el cajón, se percató de la presencia de la abuela y pensó comunicarle su idea y solicitarle su consenso y ayuda para llevar los dedales al jardín y formar una bonita colonia habitacional de catarinas. No era cosa fácil, sus interacciones habían sido sencillas, esto implicaría esfuerzo extraordinario de comunicación extrasensorial.
Una mañana, cuando la abuela desayunaba, Catarina se posó en la tapa de la azucarera para hacerse ver, cuando tuvo su atención la miró con sus ojitos chiquitos, formuló en pensamiento su objetivo y lo mandó energéticamente hacia la mente de la viejita que la veía con ternura y escucha. Al percibir algo en su intención, la abuela le extendió la mano a lo que Catarina respondió posándose sobre sus dedos y enviando de nuevo el mensaje, se daba cuenta que la abuela no lo captaba del todo, entonces emprendió el vuelo y la guio hasta el cajón de los dedales y se posó en uno de ellos. La abuela, extrañada por lo que hacía Catarina puso más atención y preguntó ¿acaso me quieres decir algo especial? Catarina volvió a mandar energía de pensamientos y deseos y emprendió de nuevo el vuelo, ahora hacia el dedal que había sido su guarida en esos días, intentando mostrar que era su nuevo hogar. Luego se posó sobre el hombro de la abuela, tal vez más de cerca el mensaje llegaría con mayor claridad. Y sucedió la magia de la comunicación entre las amigas, la abuela recibió el mensaje que en un principio no comprendió. ¿Cómo que quieres que te ayude a hacer una colonia de catarinas con mis dedales?
Catarina muy contenta de haber dado el primer paso, transmitió a la abuela la idea completa. La abuelita estaba cansada de una vida sin mucho cometido ya que había decidido no coser más y, en ocasiones se aburría un poco, aun cuando gustara de otras actividades.
Pensando y pensando y tratando de comprender, la abuela se entusiasmó con las ideas de Catarina. ¡Hagamos el trabajo para que puedas llamar a tus amigas! Y puso manos a la obra, mientras Catarina salió por la ventana donde estaba su casita a buscar el mejor lugar para fundar la nueva colonia de catarinas, la abuela fue por los dedales y los llevó al jardín. Entre las dos encontraron un lugar perfecto para su cometido, en el jardín de la casa, en un montículo al que daba el sol y tenía la sombra de unas ramas, donde la abuela fue acomodando cada uno de los dedales de tal forma que estuvieran seguros.
Y así fue que lograron dar uso a los dedales, crear una colonia de amigas catarinas y forjar una relación que duró muchos momentos compartidos de vidas diferentes unidas por la energía y los pensamientos de las catarinas y las palabras amorosas de la abuela.
El narrador se nutre de la imaginación, de lo que el subconsciente guarda en formas infinitas para tejer historias, nutridas por los recuerdos, tal y como llegan desde la memoria, o tergiversadas por el cotidiano, las historias que conocemos, vemos, escuchamos y leemos, las emociones y las vivencias, por el hecho de dejar fluir los pensamientos y el deseo de transmitir, de compartir.
En esta historia quise dar vida a los pensamientos tal como venían a mi mente y trasladar, por medio de mis manos y el teclado, a la hoja virtual en la que ahora posas la mirada. Así fue como logré salir de mí, aunque en realidad ahora que reviso, me doy cuenta que no salí de mí, que más bien entré más profundo, me dejé llevar no solo por lo que está a flor de mente, sino también por lo escondido en las entrañas de la consciencia. Ando en busca de una narradora que se sienta libre, que perciba, construya y plasme, revise y profundice, vuelva a buscar y lo que encuentre transponga, estructure y brinde a los lectores.
* Jatzibe Castro Castro es pintora y escritora.
Instagram: Jatzibe_Castro
Foto vía Jatzibe Castro.
4 Comentarios
Cierto
En las narraciones, por más inventadas que sueñen, siempre se encuentra algo del narrador.
Comienzas tu historia con una pregunta y te respondes en los siguientes párrafos. Qué bonita narración dónde se entretejen ficción y realidad, pasado y presente, mundos imaginarios y verdades en pinceladas. Se perciben colores, ambientes, texturas y formas en tu escrito, de gustas sabores, olores y escenarios coloridos. Me gustó mucho Jatzibe.
Me encantó, así como me encantan las catarinas, me imaginé la casa de la abuela, sus cajones llenos de recuerdos, sus muebles antiguos y preciosos, hasta percibí olor a café y jabón maja que pienso usaba la abuelita. La imaginación no tiene límites…
Dejar volar la imaginación es lo único que tenemos los humanos para sobrevivir.
Nuestras fantasías o realidades nutren nuestra vida diaria.
Te felicito por poder poner en papel lo que los otros quisiéramos