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Agustín Ramírez Agundis
Miércoles 8 de noviembre de 2023
Ubuntu: soy quien soy por quién eres tú.
Recién concluyó la temporada durante la cual la atención de la gente se enfocó en los alfeñiques, en las flores de cempasúchil, de terciopelo y de clavel, en los atuendos de catrina y catrín, en los disfraces de diversos personajes de películas y series de terror, en los multitudinarios desfiles de mujeres y hombres de todas las edades con o sin mascotas al lado, en los altares y las efímeras alfombras de aserrín para recordar a los añorados difuntos, igualmente familiares que celebridades, y en los festivales alusivos al día de muertos que en las escuelas de todos los niveles se convirtieron durante varios días en el centro de las actividades de niños, adolescentes y jóvenes.
La gente dedicó durante estas semanas una considerable porción de sus ingresos tanto para los preparativos de los festejos como para el momento de su realización. La adquisición de los elementos propios de los altares, llámense flores, ceras, frutas, papel picado y alfeñiques se llevó una buena cantidad de billetes. Las alfombras, desde las más simples hasta las más complicadas, requirieron, igualmente, además de una buena lana, mucho trabajo. Asimismo, la vestimenta y el maquillaje significaron un buen gasto para las catrinas, los catrines y las diversas caracterizaciones de macabros personajes. Pero, como siempre ocurre, finalmente el dinero rindió lo suficiente para el consumo de los buñuelos y el atole, las enchiladas, los tacos, las gorditas y los pambazos, los esquites y la nieve. Y, por qué no, aun alcanzó para el juguete, el recuerdito y algún otro obsequio.
En los lugares con atracción turística la concentración de visitantes rebasó los niveles esperados. El gobierno municipal de San Miguel de Allende dio a conocer que la ocupación hotelera durante la semana transcurrida entre el 30 de octubre y el 5 de noviembre fue de entre 90 y 98% y la derrama económica superó los 500 millones de pesos. Por su parte, el gobierno de la Ciudad de México estimaba que sólo el desfile de catrinas del 4 de noviembre generaría una derrama de cuatro mil millones de pesos y la presencia de dos millones de personas como espectadores.
Debido a circunstancias particulares de origen ancestral, en la ciudad de Celaya las actividades relacionadas con el recuerdo de los difuntos no han terminado. El 12 de noviembre se llevará a cabo el Paseo de las Luminarias, evento en el que se espera la participación de cinco mil personas y más de ciento noventa mil espectadores, con una derrama económica estimada en noventa millones de pesos. De este modo, las catrinas y los catrines, así como los carros alegóricos, las danzas y la música alusiva a la muerte continuarán presentes en la tierra de las cajetas, principalmente por los rumbos del Panteón Municipal.
En el ánimo de los mexicanos, que para eso de las pachangas y los festejos nos pintamos solos, ahora la mira está puesta en la ya próxima celebración de un nuevo aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, cualquiera que ése sea, da lo mismo. Las catrinas y los catrines habrán dado paso a los gorrudos y bigotones, por una parte, y a las adelitas con sus largas trenzas y cananas cruzadas al pecho, por la otra. Será también ésta la ocasión para celebrar al son de la música mexicana, en particular los corridos que ilustran los episodios y la vida de los protagonistas de las batallas revolucionarias. Para tal efecto, es decir, el desfile, el baile, la música y los antojitos, con toda seguridad, estaremos dispuestos a dedicar algún biyuyo, con más ganas ahora ya que andaremos algo forraditos de lana pues con eso del buen fin muchos habremos recibido la primera parte del aguinaldo.
De inmediato, dos semanas después, el fervor se hará presente a través de los festejos de la Virgen de Guadalupe. En las vísperas del 12 de diciembre y el mero día, las peregrinaciones, los altares, las serenatas, los juegos pirotécnicos y los convivios en torno a la mesa para agasajar a las Lupitas significarán un fuerte desembolso para la gente, pero también una fuente de ingreso para varios gremios.
En fin, como es bien sabido, desde esta última fecha señalada, con el arribo de las posadas, la Navidad, el Año Nuevo y la llegada de los Reyes Magos, se abre una temporada de alegría y celebraciones que trae consigo el cierre de un ciclo para el cual también habrá llegado el momento de hacer cuentas respecto a los logros alcanzados y los pendientes por realizar.
Afortunadamente, a pesar del ajetreo y los recursos económicos que implican todas estas festividades que ya estamos viviendo, el espíritu solidario de los mexicanos se está materializando en estos momentos para apoyar con generosidad a la gente del estado de Guerrero que con gran violencia fue afectada por el huracán Otis, uno de los más intensos que han golpeado nuestro territorio en toda la historia.
Lamentablemente, con base en mentiras, a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, los opositores a la actual administración federal han intentado engañar a la población para que desconfíe acerca del correcto envío y distribución de las donaciones que el pueblo desde el primer día posterior a la tragedia ha venido entregando a través de diversas organizaciones, todo con el ruin propósito de inducir a la gente para que no apoye.
No han logrado tal objetivo. La verdad siempre se abre paso. La gente, de varias maneras, está constatando que los apoyos están llegando con celeridad y mucha organización a su destino y logrando el objetivo de paliar las necesidades de los pobladores de Guerrero que perdieron su hogar o sus pertenencias por el huracán.
Los mexicanos, a lo largo de la historia, en diversos momentos de apremio hemos demostrado nuestra disposición a dedicar parte de lo nuestro para apoyar a los demás. Por eso, en los centros de acopio las donaciones no han dejado de llegar. Seguramente las contribuciones no habrán de cesar mientras los guerrerenses las sigan necesitando.
* Esta es una colaboración del Colectivo Miguel Hidalgo de Celaya, Guanajuato, al que pertenece el autor.
Foto de portada: Yes Foto / Turismo Celaya.
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