SOMOSMASS99
Agustín Galo Samario
San Luis de la Paz, Gto. / Lunes 1 de febrero de 2016
La mirada de los cinco está puesta en ver pasar el tiempo. Sentados en una banca del jardín principal, lejos de la casa para ya no molestar a las mujeres. No hay nada por hacer, el campo se acabó y los empleos no existen, ni para ellos que son de edad avanzada ni para nadie más. «Está crítica la cosa, así es». «Está jodido, aquí no hay nada», comparten el comentario Miguel Orduña Arellano, Santos Rojas Moreno y José Eligio Rojas, mientras Adalberto Rangel e Hilario Orduña sólo observan, no paran de observar.
Pareciera una reunión de amigos, lo son, aunque entre ellos no pronuncian palabra. Un silencio que se interrumpe sólo cuando se les acerca el reportero. Después de los saludos de rigor, dicen con orgullo que su pueblo «es muy bonito, de veras». «No sé qué digas tú, que no eres de aquí». Al responderles que tienen razón, replican: «Mira el jardín, las calles, antes no era así. Ha mejorado, aunque hay más coches. La cosa es que aparte de esto no hay nada. Antes se podía trabajar en la agricultura, pero se acabó. Lo único que hay son las empresas que siembran para exportar. De lo otro no hay, además uno que es viejo ya ni cómo chingarle, ya se hizo cuando se pudo», dice Miguel Orduña Arellano.
– ¿Dónde trabajaba usted?
– Yo era ferrocarrilero y no me quejo de la voluntad de Dios. Yo sí aproveché mis centavitos, les di estudios a mis hijos, alcancé jubilación. Para qué me quejo, pero sí nos dejó en la calle. A los que salieron retirados, ¿qué les dio? Una miseria. Y ahorita qué hacen los pobres, ya nadie los ocupa, ya quedaron viejos. Hubo personas que las retiró con 24 años y feria de servicios. Esos cristianos ya tenían 50 años, ya de 50 años quién los ocupa.
– ¿Usted cuántos años tenía trabajando cuando se jubiló?
– Ya casi los 30. Cuando nos jodió en el 92, nos echó fuera, nos echó el güey, como hasta el 97 acabó con todos. ¿Cómo ves?
– ¿O sea que Carlos Salinas fue muy mal presidente?
– Bueno, pienso yo. Tal vez pienses tú que fue a toda madre, que porque hizo muchas carreteras. Pero al menos a nosotros sí nos dejó en la calle. Yo, como te vuelvo a decir, bendito sea Dios no me quejo. Pero a los retirados sí les fue mal. ¿Qué fue de ellos? Pues sufrirle, qué más. ¿Cómo ves?
– ¿Y qué hicieron? – La respuesta de los cinco son carcajadas, mientras voltean a ver el puesto de helados a sólo unos metros. Aún así, Miguel Orduña Arellano comenta que si pusiera su puesto ahí en la calle tal vez podría «vender veinte… Pero, ¿con qué compran? Está triste aquí, de veras».
Para Santos Rojas Moreno estar en el jardín es mejor, «para no estar en casa. Siquiera que nos dé el aire, ya para no estar peleando con las mujeres. Tienen que conformarse, pues qué más hacen. Yo sí aproveché mis centavitos, por eso estamos aquí sentaditos».
– El señor decía que viven gracias a Dios.
– Sí. No tienes que pagar agua, luz, pero el que renta con qué paga. Vele… el que tiene su casita hay más o menos ahí la lleva. Pero no hay para la juventud, hacen falta fábricas.
– ¿Qué se tiene que hacer?
– Pues ahí la voluntad de Dios. ¿Cómo vas a gastar cien pesos si traes 50? Tienes que acomodarte a los 50 pesos. No, sí es muy bonito nuestro pueblo, pero está amolado.
– ¿Qué tal les va con las nuevas autoridades en el municipio?
El que responde es José Eligio Rojas (JER): «Están empezando, ahorita todavía no vemos cómo está. Mira, para empezar, que luego vamos al baño. Antes había que pagar dos pesos y ahora tres. Entonces ahí para que te la vayas llevando.
Miguel Orduña Arellano (MOA): «Todavía no se sabe. Ya en el año se verá cómo están trabajando, pero de todos modos no hay como se quisiera. Como te volvemos a decir, que hubiera trabajo para la juventud que va saliendo. Ahorita yo te estoy hablando que tengo hasta biznietos y la fregada, pero ¿qué van a hacer? Uno ya como quiera, pero ellos qué van a hacer si no hay.
– JER: Que traigan una fábrica.
– ¿Aunque les paguen un mal salario?
Santos Rojas Moreno (SRM): Pues qué más se puede hacer. A ver, tú como patrón y yo como trabajador: si me dices te pago 50 pesos y yo te digo, no, págame cien, dirás pues no tengo.
– MOA: Es más, mira. Como ahorita van unos chavos a trabajar ahí en la zona, donde están las fábricas.
– ¿En San José Iturbide?
– Sí, ahí en la zona. Oye, les pagan sueldo de 800 pesos los más chafas y los que mejor son mil pesos por semana. Te voy a decir: con esos mil pesos o los 800 por semana, si aquel muchacho ya tiene dos o tres hijos, dónde para la escuela. ¿La harán con eso? ¿No estamos como estamos? Eso pagan las fábricas. ¿Y por qué lo hacen? Por la misma jodidez que hay. Ellos tienen que ir por esa miseria. ¿Irán con mucho gusto? No, ¿verdad? Pero es lo que hay. ¿Tienen ganas de trabajar? No, es la necesidad, y ellos, los de la empresa, pues se aprovechan de la jodidez que hay.
– Dice el gobernador que se han creado muchos empleos. ¿Ustedes están de acuerdo?
– Será en otras partes, yo de lo demás no digo nada. Yo estoy hablando de aquí de nuestro pueblito, porque aquí no hay nada. Como te decimos, aquí lo único que daba era la agricultura y ya no hay nada. ¿Dónde está entonces el trabajo por aquí? Las fábricas son en San José Iturbide, ahí hay muchas fábricas y ahí eso les pagan. Oilo bien: a la juventud eso le pagan. Como te vuelvo a decir, ¿tú piensas que con los 800 o mil pesos semanales, que es lo más que les pagan, es justo para la familia de cuatro o cinco? Ahí te lo dejo, a ver qué dices tú.
– ¿Qué le dirían a un joven?
– Pues qué más, que hay que joderle donde haiga.
– SRM: En el caso mío, yo les diría estúdienle, pero no de eso van a vivir. Está bien que salgan y les den su papelito, pero no luego luego van a trabajar. Qué bueno sería, pero no es así.
– MOA: Como él te está diciendo, ahí en las fábricas no te ocupan, no hay para todos. Por eso digo que ellos (los empresarios) se aprovechan para pagar una miseria. Ellos mismos aprovechan porque hay un montonal de gente. Dicen: ‘si no quieres, vete, al cabo que hay un montonal’. ¿No está jodido? Está crítica la cosa. ¿Por qué crees que hacen eso? ¿Y el gobierno? Pues para acabarla pronto: para el gobierno mientras más jodido estés, mejor. Esa es la mera de ellos, que el jodido mientras más jodido esté hay que chingarlo más.
Adalberto Rangel e Hilario Orduña, que sólo habían estado atentos a la conversación, preguntan al despedirse: «¿Tú de dónde eres? ¿Y te gusta nuestro pueblito? Está bonito, ¿no?».
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