SOMOSMASS99
Martha Camacho y Agustín Galo Samario / SomosMass99
Guanajuato, Gto. / Jueves 5 de diciembre de 2019
«¡Agripino, cobarde!
¡No es por una abeja,
es por todo el enjambre!».
– Consigna universitaria.
Lo que sobrecoge es el silencio, los puños en alto, la noche que cae. Son decenas, cientos de estudiantes de la Universidad de Guanajuato que durante más de 12 horas han permanecido ayer afuera del edificio central de la casa de estudios en busca de respuestas ante la ola de inseguridad que les aqueja a todos.
La voz de una joven inunda la calle y nos recuerda que mientras termina el grito de “Vivas nos queremos” ya están asesinando a otra mujer en nuestro país; a las madres de Veracruz que sacan cadáveres por cientos, y a las muertas de Juárez, y a las muertes de Lesby, Nadia, Yesenia, Alejandra y Mile, que siguen siendo un misterio. El poema de Alejandro Merino que habla de los feminicidios en México se escucha en el corazón de esta ciudad que hoy ha sido tomada por los universitarios que reclaman justicia por el asesinato el viernes pasado de Ana Daniela Vega González. Dime cómo se hace, amor, para salir a la calle sin miedo.
Y ahí se hacen uno el dolor y la rabia, se entrelazan las exigencias en su pliego petitorio por seguridad en las cercanías de los espacios universitarios y en las zonas que habitan los estudiantes, por un transporte seguro, por modificar los horarios de entrada y salida de clases, por darle curso a las denuncias de acoso y hostigamiento sexual que han sufrido alumnas por parte de maestros y personal administrativo.
El rector general Luis Felipe Guerrero Agripino no apareció, envía a la secretaria general Cecilia Ramos Estrada que recibe el rechazo del alumnado. No hay diálogo, las puertas de Lascuráin de Retana permanecen cerradas.
Entre los estudiantes se comenta con indignación que se haya dicho que la joven asesinada fue alumna hasta junio. “Pero cuando quieren cacarear el logro de un egresado sí es orgullo UG”. «¿Cuál honor, cuál gloria?».
Si el rector envió primero a la secretaria general Cecilia Ramos, luego hizo circular un primer comunicado en el que prometía que la misma funcionaria acudiría con los estudiantes para acordar «el mecanismo propicio bajo el cual efectuemos a la brevedad dicho diálogo», porque «es muy importante que lo hagamos en un marco ordenado y representativo, a fin de que sea fructífera nuestra comunicación».
¿A la brevedad? ¿Cecilia Ramos, no él, para acordar un mecanismo de diálogo con él? ¿Qué seriedad puede tener tal propuesta en un documento sin firma? Detalles que los estudiantes no dejaron pasar en su respuesta: «La comunidad universitaria no hablará con ninguna comisión de administrativos del rector de la Universidad de Guanajuato. Exigimos establecer un diálogo directo y preciso con el Dr. Luis Felipe Guerrero Agripino de manera inmediata; tampoco hablaremos por medio de una comisión estudiantil, estaremos presentes la comunidad universitaria, por lo que proponemos dicho diálogo en la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas de la ciudad de Guanajuato hoy 4 de diciembre del presente año a las 19 horas (…) Nula negociación de los puntos, se tienen que cumplir tal y como están estipulados en el pliego petitorio y se deben cumplir de forma inmediata, de lo contrario el paro se extenderá hasta que se cumplan.
«En caso de no presentarse tomaremos su ausencia como una negativa a nuestras peticiones. En adelante, demandamos que los comunicados emitidos por parte del rector, que figura como representante de la Universidad de Guanajuato, tengan la firma del mismo; en caso contrario la comunidad estudiantil no atenderá el comunicado».
Guerrero Agripino no llegó a las 19:00 horas, se escabulló. O lo intenta. En un nuevo comunicado asienta: «He tenido conocimiento de su demanda de que la asistencia al encuentro sea general, a las 10:00 horas, en el Teatro Principal de la ciudad de Guanajuato. Respeto su decisión. Allí estaré. Estoy cierto de la responsabilidad y de la disposición de la comunidad estudiantil para entablar un diálogo fructífero y construir alternativas conjuntas para la atención de las demandas planteadas».
Un rector con lenguaje engolado que de inmediato fue criticado por algunos universitarios: «‘Estoy cierto de’… Jaja. Lenguaje antiquísimo», le dice uno. Mensaje recibido, quizá, con estupor: «Vergüenza debería de darte, pero ahora nos vas a cumplir a todos y todas», le responde otro.
Si bien la protesta de los universitarios por la inseguridad que vive la comunidad y las agresiones de índole sexual que sufren las estudiantes es tanta que se dirigió también al alcalde Alejandro Navarro, al fiscal Carlos Zamarripa Aguirre y al gobernador Diego Sinhué, la indignación contra el rector es tanta que las consignas se centraron en su figura. Como aquella cartulina que lo retrata de traje y corbata, y que, por su afán de no plantar cara a los problemas ni a los reclamos de la comunidad, dice: «Se busca».
No es por una abeja sino por todo el enjambre
La UG vivió una jornada histórica, con un paro de labores que inició antes del amanecer. Con un Guanajuato paralizado, una ciudad en la que sus calles eran ocupadas por jóvenes que cargaban cartulinas, volantes, pegaban hojas en las paredes, en los transportes públicos. Que gritaban «La verdad os hará sudar», «Despido y expulsión a profesores y alumnos que nos acosan», «El silencio nos hace cómplices. La UG encubre el acoso. #NiUnaMás #NiUnoMás», «Estado feminicida», «No defenderemos una abeja, defenderemos a todo el enjambre», «UGénero me revictimizó», «Justicia para Beto», «No somos uno, somos legión», «No quiero ser un alumno desaparecido. #NiUnoMás», «Quiero seguridad para mis compañeras y justicia para Daniela», «Hoy fue Daniela, hoy puedes ser tú. Él (Guerrero Agripino) no me representa», «El director de mi División fue demandado por acoso y sigue siendo director».
La solidaridad también mostró su cara, los conductores tocaban el claxon en señal de aprobación, quienes caminaron entre ellos levantaban también el puño. Llegaron frutas, agua, comida. Mujeres salvadoras que calmaron el hambre y la sed de las y los estudiantes. ¿Y cómo no estar con ellos y ellas? Si somos madres, hijas, hermanas. Si las queremos vivas, seguras, escuchadas.
Pero el rector Guerrero Agripino parece querer escabullirse, encerrar a los alumnos en terreno propio, el Teatro Principal. ¿Intentará copar el espacio con funcionarios de la UG? ¿Llevará la porra que acostumbra cuando amerita la situación? ¿A los cuidadores que utiliza para resguardarse de la inseguridad y andar tranquilo? Hoy, dice, estará allí a las 10:00 horas.
Dime cómo se hace, amor
Dime cómo, amor.
Dime cómo se hace.
¿Cómo se escribe poesía en medio de esto?
Que así como me prendo a tu piel
y desaparece el mundo,
así también desaparece otra mujer
en esta ciudad.
Que mientras tú me besas
un taxista viola a una chica de 15 años.
Que cuando tú clavas tus uñas en mi espalda,
Mariana pasa frente a una carnicería en Ecatepec
de la que no volverá viva.
Dime cómo, amor.
¿Cómo diablos se escribe poesía
en esta ciudad salvaje?
Porque mientras yo intento hablar
de los prodigios de tu vientre,
a Valeria, de 11 años,
la están violando en una combi;
cuando tú me miras al quitarte el vestido,
a Karen, de 19 años,
la meten destazada en una maleta;
y cuando muerdes mi cuello y te corres,
a Karla, embarazada de 5 meses,
le están dando 32 puñaladas en un baldío;
y cuando ellas,
hartas del miedo,
gritan ¡Vivas nos queremos!,
ya están matando a otra.
¿Cómo carajos se vive con eso, amor?
¿Cómo se escribe poesía
en el país con más violencia sexual
de todo el puto mundo?
¿Cómo se ama en un país
con una mujer brutalmente asesinada cada tres horas?
Con vergüenza, amor,
con odio,
con miedo,
así se escribe poesía
en el país que odia a las mujeres.
Con esta puta rabia en la garganta,
¿cómo, si no?
Por eso a veces tiemblo
cuando me prendo a tu cintura,
y cuando amanece y yo entiendo que hoy
matarán a siete mujeres en este país bestial,
sólo pido,
con un egoísmo asqueroso,
que ninguna de esas siete seas tú,
y de sólo pensarlo, amor, tiemblo…
Y mientras tú te vistes por la mañana,
los padres de Andrea buscan a su hija
sin saber que lleva dos semanas muerta,
enterrada en un paraje en Tecámac,
a 13 kilómetros de su casa;
y cuando ya te has vestido, amor,
el cuerpo de otra menor aparece
en la cisterna de un deportivo en Iztacalco;
y tú sales a las calles de esta ciudad feminicida,
cargada de sonrisas y de planes para el fin de semana
mientras el cuerpo de otra mujer
no identificada
aparece en Chimalhuacán,
con el rostro desollado y sin una pierna,
o mientras a Miriam Rodríguez
la ejecutan en la puerta de su casa
por buscar a los asesinos de su hija.
Y cuatro adolescentes juegan al secuestro
y matan a su vecina de 6 años;
y dos alumnos de una primaria
juegan a violar a su compañerita de clase
por ser la más bonita;
y las madres de Veracruz sacan cadáveres por cientos,
y las muertas de Juárez,
y las muertes de Lesby, Nadia, Yesenia, Alejandra, Mile,
siguen siendo un misterio.
¿Cómo putas se hace, amor?
¿Cómo se escribe en el país de las fosas clandestinas?
¿Cómo no rabiar hasta el vómito
en este país de mierda?
¿Cómo no cagarse de miedo si tienes hermanas,
sobrinas, hijas,
si amas a cualquier mujer,
en el país que odia a las mujeres?
Por favor dime cómo, amor,
dime cómo besarte y no pensar,
por un segundo,
que hoy matarán a siete mujeres en este país…
Autor: Alejandro Merino.
Fotos de portada e interiores: SomosMass99.
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