SOMOSMASS99
Edgar Cortez
Martes 2 de agosto de 2016
Para que la justicia cumpla con sus obligaciones se requiere que las víctimas de delitos realicen actos desesperados.
El pasado 26 de julio durante la inauguración del Diálogo Regional de Intercambio de Buenas Prácticas: Desafíos y Nuevos Retos para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, el Secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, recibió el doloroso reclamo de la señora María G. Vargas quien le suplicó ayuda para que su hija fuera ubicada y rescatada luego que el sábado 23 de julio fue desaparecida por personas desconocidas a las afuera de su domicilio.
Al día siguiente del reclamo público la hija fue rescatada por autoridades federales en Ecatepec, Estado de México.
Es una buena noticia que en este caso se haya liberado a la persona, que bueno que esta familia puede estar relativamente tranquila pues esta historia tuvo un buen final. Pero la mala noticia es que hay miles de historias de mujeres desaparecidas para las que no hay respuesta alguna.
Luego de la súplica de la señora María G. Vargas, el Secretario de Gobernación durante su intervención en el Diálogo Regional giró instrucciones a la Procuraduría General de la República (PGR) para que atendiera puntualmente el caso. ¿Por qué el Secretario de Gobernación tiene que pedir a otra institución que cumpla con lo que la ley determina como su obligación? Uno de los principales problemas de nuestra justicia es que las instituciones no se conciben con una vocación de atender y satisfacer a todas las personas.
Nuestros problemas de violencia general, específica contra mujeres, secuestro y desapariciones han tenido múltiples respuestas pero nada ha sido suficiente.
En el caso de la violencia general, llevamos veinte años usando a las Fuerzas Armadas como estrategia fundamental, y las cosas no sólo no mejoran sino que en los últimos tiempos han empeorado.
En relación a la violencia contra mujeres, tenemos las leyes, general y locales, de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia, un supuesto sistema nacional de protección, las alertas de género, la tipificación del delito de feminicidio, entre otras respuestas. A pesar de todo esto las mujeres siguen viviendo múltiples formas de violencia.
En el caso del secuestro existe una ley general del tema, las Unidades Especializadas en el Combate al Secuestro, pero el flagelo sigue boyante.
En lo que se refiere a las desapariciones se han creado Fiscalías especializadas en el tema, existe un protocolo para la investigación de este delito, pronto tendremos una ley especial en la materia. Pero a la fecha el problema sigue creciendo y la justicia resulta muy, muy lejana para miles de familias.
Parte del problema es que nuestros gobernantes quieren atender estos y otros problemas con una única solución de relumbrón y efectivista. Una verdadera solución tendría que ser una estrategia que sume muchas acciones continuas, medibles y que trasciendan el cortoplacismo de la clase política.
@EdgarCortezm
0 Comentario