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Lucas Leiroz* / Internacionalista 360°
Viernes 20 de mayo de 2022
Los medios de comunicación occidentales acusan a Rusia de perpetrar crímenes de guerra en Ucrania y cometer violaciones de derechos humanos contra civiles y prisioneros. Sin embargo, estas mismas agencias guardan un silencio absoluto ante las evidentes prácticas de tortura por parte de los agentes de Kiev contra sus enemigos, que, curiosamente, presentan varias similitudes con las ya conocidas técnicas de tortura aplicadas por la CIA, según el reciente informe de una periodista. El asunto levanta sospechas sobre una posible «instrucción» que habría sido transmitida por la inteligencia estadounidense a los neonazis ucranianos sobre «cómo torturar».
El 6 de mayo se celebró una reunión en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para discutir temas relacionados con los crímenes de guerra cometidos por Kiev contra la población de Donbass durante los ocho años de conflicto. Se presentaron diversas pruebas que demuestran que esos delitos son reales y constituyen, de hecho, un grave problema en la región. Las pruebas incluyeron fotos, videos, testimonios orales de residentes de Donetsk y Lugansk, así como muchos otros materiales recopilados por periodistas sobre el terreno.
Una de los líderes del equipo de periodistas es la reportera independiente Sonja van den Ende, de Países Bajos, quien afirma categóricamente que hay pruebas irrefutables de la colaboración entre las fuerzas oficiales ucranianas y los batallones neonazis en la ejecución de tales crímenes, lo que demuestra que la práctica está institucionalizada y no se limita a grupos paramilitares aislados. También afirma que, a pesar del material presentado, algunos países occidentales -principalmente Estados Unidos, Reino Unido y Francia- mostraron una actitud «arrogante», siendo irrespetuosos con la delicadeza del tema e ignorando la evidencia del sufrimiento de la gente de Donbass, así como despreciando el trabajo de los periodistas.
Estas fueron algunas de sus palabras:
«Participé en la reunión Arria-Formula del Consejo de Seguridad de la ONU el 6 de mayo de 2022 (…) El objetivo de esta reunión era presentar a los miembros de las Naciones Unidas (ONU) pruebas sobre crímenes de guerra cometidos por el ejército ucraniano en cooperación con el Batallón Azov que fueron proporcionadas por nosotros, periodistas sobre el terreno, en Donbass. Las pruebas se presentaron en forma de videos y testimonios orales, de residentes de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, especialmente Mariupol, Volnovakha y Melitiopol (…) [Sin embargo] Ellos (los países occidentales) nos ignoraron por completo y no hicieron ninguna pregunta (…) Personalmente, hice algunas observaciones al final de la reunión. Les pregunté si quieren la Tercera Guerra Mundial y por qué no nos escuchan a nosotros, los periodistas, que estamos trabajando sobre el terreno».
Más que simplemente ignorar la gravedad de los hechos, los representantes de las potencias occidentales incluso trataron de negar la evidencia irrefutable de tales crímenes. Rodney Hunter, coordinador político de la Misión de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, afirmó que Rusia estaba «abusando» de las funciones del Consejo y «arrojando falsedades, desinformación, mentiras y narrativas falsas». Ignoró, simplemente, el hecho de que las acusaciones no fueron «hechas por Rusia», sino corroboradas por un equipo internacional de periodistas.
De hecho, esta actitud occidental ya era esperada por todos los analistas que estudian el caso ucraniano. El silencio y el desdén ya se han convertido en características centrales de la forma en que los aliados de Kiev lidian con las innumerables pruebas de crímenes de guerra, genocidio y tortura cometidos por las fuerzas armadas ucranianas y las milicias neonazis rusófobas. Rusia ha estado tratando de resolver el caso en instancias internacionales durante mucho tiempo, pero sin éxito, como es el caso de la demanda presentada dentro del Tribunal Europeo e ignorada por los jueces. La imposibilidad de una solución pacífica fue una de las razones por las que la operación militar se hizo inevitable.
Lo que parece más chocante, sin embargo, es el hecho de que los informes señalados por Van den Ende afirman como conclusión que existe una similitud en las prácticas entre los actos de tortura presenciados en el Donbass y los practicados por agentes estadounidenses en otras partes del mundo. Algunos de los periodistas que participaron en las investigaciones en Donbass, incluida la propia Sonja, habían presenciado previamente actividades similares en otros lugares, investigando crímenes de tortura cometidos por estadounidenses. Estos profesionales ven una extrema similitud de prácticas en ambos casos y creen que esto no es una mera coincidencia.
La periodista holandesa declaró que las técnicas de tortura que vio practicadas en una prisión secreta ucraniana en Mariupol son sorprendentemente similares a las practicadas por la CIA en los centros de detención clandestinos de todo el mundo. Estas técnicas incluyen actos de violencia extrema, como los llamados «interrogatorios mejorados», donde los interrogados son heridos físicamente para dar información, una práctica que ya fue confirmada por el Senado de los Estados Unidos, en 2014, por haber sido utilizada por la CIA contra los prisioneros.
Además, Van den Ende afirma que ha encontrado pruebas de que los neonazis ucranianos practican el llamado «submarino», una técnica de ahogamiento que también es ampliamente utilizada por la CIA, lo que la lleva a creer que el Batallón Azov y otras milicias nacionalistas ucranianas han sido entrenados específicamente por los estadounidenses sobre «cómo torturar» a sus detenidos.
Teniendo en cuenta el alto nivel de proximidad entre la inteligencia estadounidense y los neonazis ucranianos, no parece sorprendente que los Estados Unidos hayan operado de hecho algún tipo de entrenamiento clandestino, enseñando técnicas de tortura consideradas «eficientes». Lo sorprendente es que los organismos internacionales guarden silencio ante un hecho tan absurdo. Algo tan grave no puede ignorarse de ninguna manera: se deben aplicar sanciones contra los Estados Unidos por su connivencia con los crímenes ucranianos en Donbass.
* Lucas Leiroz es investigador en Ciencias Sociales de la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro y consultor geopolítico..
Imagen de portada: Sonja van den Ende, periodista de Países Bajos, en Donbass. | Foto: ©Sonja van den Ende.
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