SOMOSMASS99
Betty Solís
Conforme crecí la vida me puso duras pruebas. No había dinero para terapia, así que la escritura y la música se convirtieron en mis aliadas; las musas de la adolescencia se llamaron soledad y orfandad. Nací en Zitácuaro Michoacán, a los 5 años mi madre nos trasladó a Nayarit, donde radico desde hace 33 años. Aun así, decía mi abuela, pertenecemos a la tierra que guarda nuestro ombligo.
He creado poemas, de diversa índole, desde sonetos, odas, versos libres, así como cuentos, en Gestacuentos descubrí que también me gusta, y no dejaré de hacerlo. Me dedico a la docencia en el nivel medio superior en la Unidad Académica Preparatoria 3 perteneciente a la UAN. Cuento con una maestría en Educación. Imparto materias del área de orientación, literatura y taller de lectura y redacción, entre otras materias, desde 2009. A partir de 2016 colaboró en las funciones administrativas del área de control escolar de la misma institución.
La elección
Le dijeron que debía dejarlo, pero ella no entendió.
Sé que a Mamá también le gusta, solo que no quiere decirlo, le es fiel a ese “enfrascado” de tantos años, piensa María mientras recuerda la plática del día de ayer con su madre en la que le proponía hacer un cambio en sus hábitos.
María abre la regadera y deja que el agua borre la almohada y así le ayude a iniciar su día.
Pensó en el cubano que le presentó su compadre la semana pasada, tenía buen cuerpo, su perfume le fascinó, pero aun así, golpeó fuertemente su estómago.
Las manecillas del reloj corren de prisa.
Un timbre se escucha.
¡Dios, al parecer el colombiano está listo pero ya no hay tiempo, ¡es muy tarde!, me tendrá que acompañar a la oficina!, exclama María mientras termina de acomodarse la camisa blanca entre la falda azul de lápiz.
Revisa su celular y recuerda la invitación de su amiga Elida para viajar a la Sierra de la Yesca para conocer a un “mexicano Prometedor”. Rápidamente redacta un texto y envía el mensaje aceptando la invitación.
Baja corriendo las escaleras con su maletín colgado en el brazo y hace su escala tradicional en la cocina.
El perfume del colombiano la embelesa, cierra los ojos y disfruta su aroma abrazador.
Recuerda al cubano y siente esa adrenalina por el viaje que emprenderá para conocer al mexicano. Lo acepta, siente emoción.
María saca su termo de la alacena y vierte el contenido de su cafetera.
¡Mmm! Disfruta de su encuentro.
¡Me quedo con el colombiano!- exclama mientras disfruta el delicioso sabor de su café matutino.
María se marcha a la oficina, con su café en mano y un frasco de antiácidos en su maletín.
Foto de interiores: Pixabay.
2 Comentarios
¡Genial! Un final inesperado. Muchas felicidades.
Es muy agradable leer cada línea, y conociendola a usted cómo persona, es fenomenal lo que más me encantó es que juntas disfrutamos una taza de café.