SOMOSMASS99
Esther Sanginés García*
Miércoles 8 de febrero de 2023
La Nueva Escuela Mexicana parece surgir del inconsciente colectivo, además del estudio cuidadoso de los métodos y teorías pedagógicas. Ese inconsciente colectivo le debe mucho a José de la luz Mena que a sus 33 años, muy cerca de la mitad de su vida, acariciaba el sueño de que una educación mucho más libre y creativa, la propuesta por la escuela racionalista, se extendiera por Yucatán, por el país y por el mundo. En la edición del 11 de enero de SomosMass99 di entrada a los postulados de la educación racionalista y me comprometí a profundizar sobre la escuela de Chuminópolis y la Revista Oriente, vamos pues a conocer más de esta extraordinaria experiencia pedagógica
Para expandir esas ideas y prácticas, la ocasión se presentaba única, por el triunfo de Salvador Alvarado sobre la oligarquía criolla y el impulso que el gobernador socialista daba a la educación. Sin embargo, la oportunidad pareció esfumarse después del primer Congreso Pedagógico (1915)[1].
En ese primer congreso los maestros yucatecos llevaron a cabo un debate profundo e intenso sobre la forma, el contenido y la orientación que debía tener la educación pública en el estado. Hubo una discusión acalorada entre los partidarios de la “escuela-cárcel” (esa que sigue siendo dominante en el país, sus defensores en 1915 eran una minoría) y los impulsores de nuevos sistemas pedagógico-educativos.
Dos posiciones fueron las más radicales e interesantes. La educación por el trabajo, o escuela de la acción, y la educación racionalista. A pesar de que tenían algunos puntos en común, diferían profundamente en la forma de organización de las escuelas, su postura sobre la educación de los niños indígenas y el nacionalismo.
El debate se centró en los métodos (cómo formar hombres libres y fuertes), en la educación igual para niños y niñas «para eso había que establecer las escuelas mixtas o bisexuales (en pleno siglo XXI esto en México se discute poco, aunque sigue siendo un tema en los países musulmanes y en algunas escuelas particulares)», y en la intensificación de la cultura cívica que acabara con el individualismo egoísta. Un punto de desacuerdo fue el nacionalismo. Los partidarios de la escuela del trabajo sostenían que el patriotismo y la identidad nacional eran fundamentales y que a los “indios” había que “civilizarlos”. Los partidarios de la escuela racionalista, por el contrario, consideraban que la idea de identidad nacional llevaba al racismo, que todas las culturas eran valiosas. Otro punto muy discutido tenía que ver con la verticalidad, un sistema apoyado en estructuras con secretarios, subsecretarios, jefes, inspectores, supervisores, directores, maestros y alumnos; el otro con la horizontalidad, ni directores, ni supervisores, ni inspectores, sólo coordinaciones en las que participaran todos los maestros.
El último punto a discutir fue acerca de “los medios de que podía valerse la escuela primaria elemental y superior para despertar en los alumnos amor por la industria y la agricultura y apartarlos de la antigua tendencia a obtener un título profesional [2].
Los partidarios de la escuela racionalista no pudieron ponerse de acuerdo acerca del principio o doctrina de su escuela; entregados mucho más a la práctica que a la teoría, cada uno dio una definición diferente:
Para algunos, la escuela racionalista era una escuela granja, para otros un taller. Algunos opinaban que era la escuela de Tolstoi, los de más allá la de Ferrer, otros la entendían materialista, otros más decían que sus métodos estaban fundados en la evolución, hay quienes la llamaban anticlerical, antipolítica y antirreligiosa. Y otros que no debía estar fundada en la ciencia, sino en el trabajo, y así sucesivamente[3].
A pesar del aparente desacuerdo entre los impulsores de la escuela racionalista, tenían muy claras las implicaciones sociales y políticas que esta propuesta encerraba:
… la destrucción del concepto de que la vida es una lucha del hombre contra el hombre, así como la superación de los nacionalismos agresivos y la destrucción de los imperialismos rapaces, pues difundía un internacionalismo de todos los explotados; además, decían que esta escuela no hacía hombres obedientes, serviles o domesticados, sino seres rebeldes a todas las explotaciones y arbitrariedades, con su principio básico de libertad, para una sociedad libre, justa e igualitaria; también era la gestora de una mujer sin prejuicios religiosos ni vanidades, apta para bastarse a sí misma y para participar en luchas colectivas en armonía con los intereses y tendencias del hombre; abogaba por la ciencia, no así por la religión, por lo que trataba de destruir el fanatismo y las mentiras religiosas, oponiendo a la fe teológica y dogmática las conclusiones que la razón obtiene de la experiencia: por eso se llama racionalista[4].
Salvador Alvarado nombró en 1916 como Jefe del Departamento de Educación Pública al maestro Gregorio Torres Quintero, partidario de la escuela del trabajo y adversario de la escuela racionalista. La lucha por recuperar la educación inició con una acción legislativa intensa, no sólo se publicaban leyes y reglamentos, se veía también la forma de que se cumplieran[5], con los hacendados o en algunas escuelas particulares no hubo concesiones. Además de la legislación, era indispensable una infraestructura, se necesitaban caminos y escuelas, así que se usaron los edificios destinados al culto religioso, principalmente católico para crear planteles oficiales. A diferencia de las repercusiones que el cierre de cultos y ocupación de Iglesias tendría más adelante en el centro del país, en Yucatán había tanto resentimiento contra la jerarquía católica que la medida fue tolerada, incluso no faltó quien escribiera: “Los templos y conventos se transforman en escuelas de niños. Y los palacios y granjas de los príncipes de sotana en academias donde se cultivan las flores del intelecto y en terrenos de experimentación donde se aprende a buscar los frutos de nutrición” [6].
Las acciones y la pluma combatiente de José de la luz Mena
A pesar de que no se legalizó la escuela racionalista, José de la Luz Mena colaboró de manera muy estrecha con Salvador Alvarado, el gobernador socialista, e influyó en algunas transformaciones educativas. En 1915 publicó un escrito Postulados Pedagógicos de la Escuela Racionalista, en él expresaba su convicción de que otra forma de aprendizaje era posible y combatió el hecho de que en “la escuela cárcel” se exigiera a los niños aprender el contenido de programas preparados por otros y permanecer sentados escuchando a los maestros, lo que era un absurdo antinatural y una práctica rudimentaria y obsoleta (un siglo después sigue vigente la escuela cárcel para alumnos y maestros).
Para mostrar que otra educación era posible, además de escribir, Mena decidió fundar la primera Escuela Racionalista en Yucatán, en el número 391 de la calle 51 del suburbio de Chuminópolis en la Ciudad de Mérida. En algunas fuentes se da como fecha de inicio el año 1916, en otras la de 1917, me parece interesante la referencia de Fredy Xavier Espadas:
Mena Alcocer había comenzado su labor de difusión y promoción de la Escuela racionalista en Yucatán y en el sureste mexicano desde inicios del siglo XX, y en 1917 había obtenido la autorización del gobernador Alvarado para fundar una escuela racionalista experimental en el barrio de Chuminópolis de la ciudad de Mérida.
Los resultados de este laboratorio pedagógico fueron expuestos en múltiples foros, congresos y eventos locales, regionales y nacionales durante varios años. En las conferencias que ofreció entre 1916 y 1918, Mena expuso varios de los principales fundamentos de esta escuela[7].
Entre los principios fundamentales estaban los cinco pilares o principales medios para una educación racionalista que Mena dejó muy claros en un ensayo publicado en 1917 Educar Trabajando. Método Funcional y evolutivo. Esos pilares son:
El primero: la granja, que comprendía todo lo relacionado con la agricultura, principalmente floricultura, arboricultura, avicultura y establo. El segundo, los talleres, de artes plásticas (alfarería, cerámica, moldeado y modelado); gráficas (pintura decorativa, dibujo natural y aplicado, pirograbado, litografía, fotografía, fotograbado, imprenta y rayado); mecánicas (encuadernación, talabartería, zapatería, carpintería, hojalatería, herrería y plomería); domésticas (lavado, planchado, cocina, repostería, elaboración de pan de maíz y de harina; tejidos, bordados, modas, sastrería y peinado) y bellas artes (pintura, canto, música y teatro). El tercero: la fábrica, donde chicos y chicas podrían elaborar juguetes, cestos, hamacas, artefactos de henequén y de huano, aceites, jabones, bujías, perfumería y tejidos. El cuarto: el laboratorio de Química, para la investigación y análisis de los cuerpos y perfeccionamiento de las industrias y creación de otras nuevas, con su gabinete de física, departamentos de electricidad, telegrafía, plateado y dorado; y El quinto: la vida, es decir, el permanente contacto con la realidad de su entorno a través de juegos deportivos, conferencias, representaciones, intercambio de experiencias e ideas con otras escuelas, organizaciones, profesionales, obreros, artesanos, etc.
En su escuela se estudiaban las matemáticas con base en su libro De las tablillas de lodo a las ecuaciones de primer grado, publicado en 1916 (a este libro le dedicaré el próximo artículo). Tal vez lo más importante para que los alumnos pudieran construir un conocimiento creativo fue la fundación de la revista Oriente como órgano de difusión de la escuela, una publicación, realizada, dirigida y distribuida por los alumnos[8].
El primer número vio la luz el sábado 15 de septiembre de 1917, la revista Oriente se redactaba, editaba e imprimía en su totalidad por los alumnos. Muy pronto se convirtió en el órgano principal de difusión de la escuela, con absoluta libertad de expresión los alumnos escribían sobre las formas de aprendizaje, la vida cotidiana en la escuela, las relaciones con los maestros, los juegos y los trabajos que realizaban. En su primer editorial, se aclara el objetivo de la revista y las formas y medios para su distribución [9]:
Comienza desde hoy a publicarse el órgano de la escuela, Oriente, por ahora pequeño magazine, pero tenemos fundadas esperanzas que en lo porvenir tendrá la magnitud que su clasificación exige en el periodismo. Pedimos a la prensa en general, a la que saludamos con respeto, que vea en Oriente el periódico digno de canje, pues a más de informar la marcha de la escuela, servirá de medio educativo a la niñez, porque con él, si contamos con la bondad de los señores periodistas, adquiriremos periódicos, revistas y magazines locales, nacionales y mundiales para que los educandos estén constantemente al tanto de la marcha de la civilización. De otro modo no podríamos, pues la escuela vive sin ninguna subvención, y tal vez a disgusto de no pocos que se han ostentado enemigos de todo progreso[10].
Los alumnos lograron que la revista se distribuyera en toda la república, lo que sirvió para que la labor de la escuela se propagara. Mena, en algunos de sus escritos, recordaba haber visitado al menos 300 poblaciones del país. En el Congreso Nacional de Maestros que se llevó a cabo en la Ciudad de México en noviembre de 1920, varios maestros le comentaron algunos artículos de la revista. Debido a:
…los testimonios de los alumnos que se publicaban en la revista Oriente, órgano de difusión de la Escuela Racionalista, pronto el plantel de Chuminópolis se convirtió en una especie de santuario laico, pues numerosos maestros, dirigentes obreros e incluso personajes que en un principio la habían combatido sin miramientos, como Gregorio Torres Quintero y Eduardo Urzaiz Rodríguez, fueron a constatar todo lo positivo que de ella se decía[11].
La primera directora de la revista fue una alumna (primer fruto de la coeducación), María Pérez Hernández, ella escribió el artículo Cómo se hace Oriente, en él narra que cuando nació la revista sus integrantes pretendían canjearla por otros textos educativos o literarios, pero no tenían dinero ni para el papel ni para la tinta, por lo que decidieron vender una parte (la que no se canjeaba), el ingenio de los alumnos se manifestaba de muchas maneras, con el papel que sobraba de la revista los alumnos elaboraban sus cuadernos. “Los artículos se escriben —cuenta Pérez Hernández— debajo de los árboles; se corrigen y se pasan en la máquina. Después se llevan a la imprenta y cada escritor toma su artículo y lo entrega para entrar en prensa”[12].
Y ¿cómo era la flamante imprenta? “dos cajas de lectura y tres de titulares, y una prensita de mano”. Cuando la edición se terminaba los alumnos convertidos en voceadores salían a las calles, a las casas, a las oficinas a vender a diez centavos el ejemplar. Era una labor colectiva. Los alumnos podían quedarse con un porcentaje de la venta, que les servía para comprar desde zapatos hasta un reloj: “todos estamos muy contentos, porque aprendemos a trabajar y nos instruimos, y aunque hay quienes nos digan que no debemos venir a esta escuela, les contestamos que la escuela nos atrae como un imán porque hay libertad y estudio a nuestro gusto”[13].
¿Qué aprendizajes deja elaborar de principio a fin una revista?, valga una nueva y larga cita:
- A redactar con ortografía; 2. A presentar trabajos con limpieza; 3. A leer, escribir a mano y en máquina; 4. Geografía al rotular los paquetes; 5. A interesarnos por el periódico que siempre es un buen maestro; 6. A calcular, al ver en cuánto se reduce lo que escribimos a mano; 7. A hacer operaciones, al llevar la cuenta de lo que se vende y gasta en su formación; 8. A contar, al separar por grupos las hojas de papel y los periódicos; 9. A relacionarnos con el comercio, artistas, fotograbadores y tipógrafos; 10. El orden, al parar los tipos y los periódicos; 11. A conocer los colores, tonos y medios tonos, al mezclar las tintas; 12. Ejercicio corporal al usar la prensa. Por todo ello consideraban que Oriente era también su maestro.
La Geografía la aprendemos de varias manera constantemente: sea rotulando las fajillas de Oriente, para enviarlo dentro y fuera del país, o por medio del canje que nos llega de todas partes; pero recientemente y con motivo del cultivo de las eras y del jardín, se me ocurrió trazar en el suelo un plano de la Península de Yucatán y luego otros compañeros le fueron señalando los pueblos, ciudades, puertos, ferrocarriles y producciones, y como era de esperarse hicimos también en el jardín el plano de la República Mexicana con sus principales ciudades, puertos, cordilleras, ríos, lagos, ferrocarriles y producciones y ya resulta fácil a todos nosotros el conocimiento de la Geografía y la Historia nacionales hasta con una sola vista, pues nuestros juegos de viajes imaginarios por la península y el país los hacemos frente a estos grandes mapas en relieve, mientras construimos los de las otras partes del mundo para alargar nuestros paseos imaginarios, y resultan para nuestro jardín estos cuadros, adornos instructivos, porque al estar frente a ellos en el acto recordamos dónde están los estados, ciudades, cordilleras, ríos, etc. La producción de cada región, y también recordamos el camino recorrido por Hidalgo desde Dolores hasta Chihuahua en sus gloriosas jornadas por nuestra independencia. Otra importante enseñanza adquirida durante la elaboración de Oriente la describe Juan Herrera en Conocimientos útiles, pues nos cuenta que para enfajillar los periódicos antes utilizaban goma, pero desde que descubrieron que “La resina del pich es como la goma que se vende en las boticas, entonces todos los días al pasar debajo de la hermosa mata que hay cerca de la escuela, tomo la resina y la llevo para que nos sirva. Y desde entonces me he propuesto buscar más árboles que tengan goma, y ya tengo la del cedro y he podido apreciar que esta última es más pegajosa que la anterior”. Un aprendizaje que les permitía economizar y aprovechar las riquezas de la tierra. Desde su aparición pública, la revista despertó mucha polémica, fue burlada y duramente criticada, pero con el tiempo y la perseverancia logró el reconocimiento y aceptación del medio intelectual. José de la Luz Mena precisaba que, contra lo que se podría creer, estos “medios normales” no pretendían solamente formar obreros o artesanos, “sino ante todo, satisfacer las leyes biológicas de que el niño vive para adquirir experiencia, es decir, necesita desarrollarse, lo que se traduce en observación y experimentación para inferir por sí mismo los principios generales de la ciencia que en él existen latentes por herencia: necesita, pues, reproducir en su orden y sintéticamente todo cuanto la Humanidad ha hecho para crear su civilización, y su cultura”.
Lo más importante de la revista y también del periódico mural es que se desarrollaron por los alumnos de la escuela muchos años antes de que Celestin Freinet los incluyera en su teoría y su práctica pedagógica.
Quiero cerrar este artículo con una referencia histórica. En 1918 se llevó a cabo en Motul (Yucatán) el Primer Congreso Obrero Socialista; uno de los temas fue la educación, la nueva educación debería basarse en la libertad, la disciplina activa, la ciencia y la coeducación. Mena expuso lo que había logrado en la escuela de Chuminópolis, calificada como «la mejor escuela del mundo», pues tendía a la perfección del ser humano a través del trabajo libre en grupo. El carácter radical de esta escuela se manifiesta en las palabras de su fundador: «Al capitalista no puede convenirle que esta clase de escuelas se desarrollen, porque ellos −los capitalistas− saben que cuando los hombres sean más conscientes, ya no querrán trabajar para ellos, sino que sabrán disfrutar del precio de su trabajo, y esto no es para hacer superiores a nadie, sino para hacer iguales a todos, hasta a los que en un tiempo se llamaron los amos» [14].
Me gustaría mucho que me hicieran llegar sus reflexiones y comentarios sobre esta propuesta pedagógica. En una próxima entrega presentaré lo que sucedió cuando Felipe Carrillo Puerto, como gobernador de Yucatán, aceptó la propuesta de gran parte de los maestros de legalizar la escuela racionalista en el estado.
Notas:
[1] Durante el mandato de Alvarado (1915-1918) se realizaron tres congresos pedagógicos, el primero del 11 al 15 de septiembre de 1915 en el Teatro José Peón Contreras de la ciudad de Mérida; el segundo también en Mérida, en agosto de 1916, y el tercero en julio de 1917, en la ciudad de Motul, Yucatán.
[2] Menéndez de la Peña, citado por: Carmen Teresita Méndez Serralta, Los Inicios de la Educación Racionalista en Yucatán, Durante el Gobierno del Gral. Salvador Alvarado (1915-1918), tesis para obtener al grado de Maestra en Historia, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Mérida, Yucatán 2012.
[3] Carmen Teresita Méndez Serralta, Op. Cit. “Entre los representantes más destacados de la corriente favorable al racionalismo, en sus diferentes matices, destacaron José de la Luz Mena, Artemio Alpizar Ruz, Agustín Franco Villanueva, Manuel Alcalá Martín, Rodolfo Menéndez de la Peña, Santiago Pacheco Cruz, Manuel Sales Cepeda, entre otros” p.72
[4] Freddy Javier Espadas Sosa, Política Educativa y Revolución, Yucatán 1910-1918, citado por Carmen Teresita Méndez, Op. Cit.
[5] La política educativa se concretó a través de la expedición de una considerable cantidad de leyes y reglamentos, destacándose las siguientes disposiciones: Ley de Enseñanza Rural y Reglamento de esta ley (decretos 108 y 109 del 26 de mayo de 1915); Ley General de Educación Pública (decreto 181 del 21 de julio 1915); Ley de Educación Primaria (decreto 183 del 21 de julio de 1915); Reglamento de esta ley (decreto 184 del 24 de julio de 1915). En la Ley General de Educación Pública se aprecia una tenue orientación hacia la educación por el trabajo, cuando indica en su artículo cuarto que la educación de párvulos tendrá por objeto guiar las actividades propias y espontáneas del niño; así como cuando establece (Art. 7) que la educación primaria tendrá por objeto “despertar y desenvolver armónicamente las buenas cualidades del alumnos […] y cultivar la educación de los educandos en las artes manuales, empleos de comercio y otras ocupaciones que elijan […] de acuerdo con sus inclinaciones y necesidades sociales y económicas. Ver: Freddy Javier Espadas Sosa. La Influencia de Dewey, Montessori y Ferrer Guardia en la Política Educativa y en: Los Proyectos Pedagógicos de Yucatán, México, 1910- 1924. El tercer Congreso Pedagógico, celebrado en la ciudad de Motul, contó con la activa participación del Prof. José de la Luz Mena, gran promotor de la escuela racionalista en Yucatán, ahí definió a la escuela racionalista como “aquella que tiende al perfeccionamiento del hombre, pero no por medio de los libros, sino del trabajo, y no lo hacen para esclavizar a los demás, sino muy al contrario, con el noble fin de ayudarlos”.
[6] Los Inicios de la Educación Racionalista en Yucatán, durante el Gobierno del Gral. Salvador Alvarado (1915-1918), Tesis que para obtener al grado de Maestra en Historia Presenta Carmen Teresita Méndez Serralta, Mérida, Yucatán, MMXII, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social(CIESAS)
[7] Freddy Xavier Espadas Sosa, La influencia de Dewey, Montessori y Ferrer Guardia en la Política Educativa y en los Proyectos Pedagógicos de Yucatán, México, 1910- 1924 en: anarkobiblioteka.files.wordpress.com/2016/08/la_influencia_de_dewey_montessori_y_ferrer_guardia_en_la_polc3adtica_educativa_de_yucatc3a1n_-_freddy_javier_espadas_sosa.pdf
[8] El investigador yucateco Cristóbal León campos tiene una investigación que me parece muy pertinente y en la que me baso (ver nota siguiente).
[9] Casi toda la información sobre la Revista Oriente, fue tomada del artículo escrito por Cristóbal León Campos, La escuela Racionalista y la Revista Oriente en Yucatán, León Campos, C. Archipielago. Revista Cultural De Nuestra América, 20(78). 2016.
[10] Idem.
[11] Idem.
[12] Idem.
[13] Idem.
[14] José de la Luz Mena, citado por Elvia Montes de Oca Navas. La escuela racionalista. Una propuesta Teórico Metodológica para la escuela mexicana de los años veinte del siglo pasado en La Colmena Universidad Autónoma del Estado de México, pp. 97-105 lacolmena.uaemex.mx/article/view/6340
* Esta es una colaboración del Colectivo Miguel Hidalgo de Celaya, Guanajuato, al que pertenece la autora.
Imagen de portada: Internet.
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