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Georgina Rodríguez*
Miércoles 1 de marzo de 2023
El uso de sustancias químicas se incrementó durante el siglo XX después de la segunda guerra mundial, y sobre todo durante la guerra de Vietnam, en donde se utilizó el Agente Naranja, fabricado para el Departamento de Defensa, principalmente por Monsanto Corporation y Dow Chemical. Posteriormente se descubrió que el Agente Naranja estaba mezclado con TCDD, un compuesto de dioxina extremadamente tóxico y se usó como parte de la guerra química. Se estima que tres millones de vietnamitas fueron víctimas y 500 mil niños nacieron con malformaciones congénitas como resultado de su uso. Posterior a la guerra se comercializo como herbicida y defoliador.
La comercialización de agroquímicos en México tuvo su auge durante el periodo conocido como la Revolución Verde, a partir de entonces las grandes empresas de agroquímicos comercializaron el paquete tecnológico, el cual consistía en insumos para el campo, como semillas mejoradas, sistemas de riego y agroquímicos tales como: fertilizantes, fungicidas, insecticidas y herbicidas entre otros, dichas substancias son un coctel químico que tiene efectos persistentes en tierra, agua, aire, y así mismo en los organismos vivos, incluyendo a los seres humanos. Después su uso continuó durante más de 70 años.
Los agroquímicos en México no han estado sujetos a una normatividad adecuada que regule el transporte, uso y aplicación de los mismos, por lo que es importante que los ciudadanos conozcan más en detalle cuales son los efectos que causan, ya que muchos de ellos son mutagénicos (crean mutaciones en el ADN y alteraciones a nivel celular), lo que genera problemas de salud pública.
Es por todo ello que se han iniciado esfuerzos en la administración federal vigente a través de la Cámara de Diputados, en donde el 11 de abril de 2022 se aprobaron, por unanimidad de 478 votos, reformas y adiciones a diversas disposiciones de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, con el objetivo de regular el uso de plaguicidas altamente peligrosos. Dichas substancias han sido prohibidas en los países europeos y en Estados Unidos y Canadá.
Es de resaltar también el decreto expedido por el presidente Andrés Manuel López Obrador y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 13 de febrero pasado, en el cual se establece, en su Artículo Cuarto, que “se revocarán y no se otorgarán autorizaciones y permisos para la importación, producción, distribución y uso de glifosato y se realizarán las acciones para el establecimiento y generación de alternativas y prácticas sostenibles y culturalmente adecuadas, que permitan mantener la producción agrícola y resulten seguras para la salud humana, la diversidad biocultural del país y el medio ambiente, libres de sustancias tóxicas que representen peligros agudos, crónicos o subcrónicos”. En el mismo decreto se fija un periodo de transición que concluirá el 31 de marzo de 2024.
Considerando que México es un país con una alta diversidad biológica, es necesario que los ciudadanos y sus representantes en el gobierno sean capaces de entender la peligrosidad de dichas sustancias y legislar a favor de su regulación y en algunos casos su prohibición.
* Esta es una colaboración del Colectivo Miguel Hidalgo de Celaya, Guanajuato, al que pertenece la autora.
Foto de portada: Bichos de Campo.
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