SOMOSMASS99
Ciudad de México
Lunes 8 de abril de 2024
Como una respuesta a las crecientes desigualdades, al agravamiento de la pobreza y el atraso de nuestros países provocado todo ello por la crisis estructural del capitalismo de las últimas décadas del siglo XX y la introducción de las políticas neoliberales y sus efectos nocivos en los pueblos, entre 1999 y 2011 en América Latina y el Caribe surgieron gobiernos progresistas. En diversos países como Venezuela, Brasil, Argentina, República Dominicana, Panamá, Uruguay, Bolivia, Honduras, Ecuador, Paraguay, Guatemala, El Salvador y Perú, se instauran gobiernos que intentan una política a favor de sus pueblos y por la soberanía. Con excepción de Venezuela ─sometida actualmente a despojos y bloqueo por el imperialismo─, esos gobiernos fueron derrotados por la derecha, siendo la mayoría de ellos derribados mediante golpes de estado, utilizando instrumentos judiciales o legislativos. Se desarrolla entonces una segunda ola de guerra sucia, en ocasiones con intervención de las fuerzas armadas (Bolivia en 2019),
En algunos de aquellos países la derrota ocurrió en buena parte como consecuencia del desdén o incapacidad de los partidos en el gobierno para lograr su vinculación con las organizaciones populares y para convertir las alianzas electorales en movimientos políticos en torno a la unidad del pueblo. En todos los casos la regresión en contra de los movimientos populares progresistas ocurrió con el apoyo de la derecha internacional, agencias del gobierno de Estados Unidos y el beneplácito o la intromisión de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Un segundo momento de impulso al triunfo de gobiernos progresistas se da en 2018 con el triunfo electoral en México de Andrés Manuel López Obrador. En Argentina (2019-2023), un amplio movimiento triunfa sobre la derecha pero el nuevo gobierno queda financieramente atrapado, sujeto a fuertes presiones por el Fondo Monetario Internacional, que representaron serios obstáculos y dieron paso en 2023 al ascenso de la derecha extremista al gobierno; en Perú (2021), el movimiento indígena y popular triunfa pero su gobierno pronto es depuesto por un golpe de Estado legislativo; en Honduras (2022), un movimiento popular triunfa con el ascenso de Xiomara Castro; en Chile (2022), un movimiento progresista llega al gobierno, sin embargo su triunfo es limitado por la mayoría que ejerce la derecha en el Congreso; nuevamente en Bolivia (2022) y, por primera vez, en Colombia (2022) se producen triunfos históricos; en Brasil regresan las fuerzas progresistas nuevamente con Lula a la cabeza (2022); y en Guatemala por fin logra un triunfo electoral un amplio frente progresista (2024).
Como ha ocurrido siempre, la derecha internacional, algunas dependencias de gobierno de países imperialistas y sus aliados, y organismos internacionales subordinados al imperialismo y al capital, unen esfuerzos para frenar y eliminar en nuestros países todo intento de ejercicio soberano. Aprovechan al máximo los errores de los gobiernos progresistas y de izquierda, así como la falta de organización y unidad de las fuerzas populares.
Preservar y profundizar el proceso de transformación que impulsa el pueblo de México, esencial para toda Nuestra América
En México, después de 36 años de seis gobiernos neoliberales consecutivos ─tres de ellos producto de guerra sucia e incuestionables fraudes electorales─, en julio de 2018 el pueblo rechaza la devastación del país y la precarización de las condiciones de vida y trabajo que habían generado las políticas neoliberales y votó por Andrés Manuel López Obrador, quien en las dos elecciones previas había padecido fraudes electorales mediante una costosa guerra sucia y el control de todas las instituciones mediáticas y electorales por parte de la oligarquía y la derecha beneficiaria de las amplias políticas de corrupción auspiciadas desde los gobiernos neoliberales.
Ahora, en el último año del actual gobierno, sometido desde su inicio a campañas de descrédito, y de cara a la elección federal (poderes Ejecutivo y Legislativo), la derecha, sin propuesta política y económica clara y coherente, despliega su propaganda con base en mentiras, descalificaciones, denostación, odio y engaños, en un intento por dañar la figura y el prestigio del presidente López Obrador y disminuir la intención de voto claramente favorable ahora a la candidata Claudia Sheinbaum que se propone continuar con el proceso de transformación de nuestro país.
Sin embargo, para evitar el triunfo de las fuerzas populares y que la transformación en marcha se profundice, ahora es evidente una descarada injerencia extranjera de la derecha y el imperialismo en el proceso electoral en México. Muestra de ello:
- El abierto financiamiento de la USAID a organismos de la supuesta sociedad civil, tal como, entre otros, Mexicanos Contra la Corrupción.
- La campaña de descrédito, orquestada por el periódico norteamericano The New York Times, la DEA y la agencia de «periodismo de investigación» ProPublica, en la que se vincula al Presidente con organizaciones de narcotraficantes, utilizando rumores y acusaciones sin fundamento, vínculo que han empleado para descalificar a la candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia.
- El apoyo al frustrado precandidato de la ultraderecha local, Eduardo Verástegui, por parte de la derecha internacional (Trump, Bolsonaro, Milei, Aznar).
- En el contexto de la campaña electoral en Estados Unidos, políticos norteamericanos han emitido declaraciones injerencistas y ofensivas a nuestro país sobre temas de migración y narcotráfico, declaraciones que la derecha local ha utilizado en su campaña contra el gobierno y la candidata de Morena, Partido del Trabajo y Partido Verde Ecologista de México.
- La acción de grupos monopólicos con intereses en nuestro país, sobre todo en áreas como la energía (petróleo y electricidad) y los agroquímicos, entre otros, con sus cabilderos y abogados para influir en decisiones del Congreso y de la Suprema Corte de Justicia, en contra de intereses de la nación.
- La guerra sucia que mediante cientos de miles de mensajes en redes sociales se despliega contra el presidente López Obrador y la candidata Claudia Sheinbaum Pardo, orquestada por la derechista Atlas Network.
- El cobijo en el Instituto México, del Centro Wilson, en Washington, a la candidata Xóchitl Gálvez, ante quienes fue a criticar al gobierno de México.
- La presencia de la diputada española Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta-Ramos, del Partido Popular, invitada por el oligarca Ricardo Salinas Pliego a un foro en Puebla, en el que criticó al presidente López Obrador y a su gobierno, en franco apoyo a la candidata de la derecha a la presidencia del país.
- El abierto ofrecimiento de Vox, partido de la ultraderecha española, para asesorar a la candidata Xóchitl Gálvez y a formar liderazgos políticos con integrantes de la oposición.
Entre los organismos extranjeros conocidos por su injerencismo podrían citarse:
- La Agencia Central de Inteligencia (CIA, Estados Unidos)
- La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
- La Fundación Nacional para la Democracia (NED, Estados Unidos). • El Instituto Nacional Demócrata (NDI, Estados Unidos). • El Instituto Republicano Internacional (IRI, Estados Unidos). • La Administración de Control de Drogas (DEA, Estados Unidos).
- La Fundación Internacional para la Libertad (dirigida por Mario Vargas Llosa).
- El Foro de Madrid (ultraderecha), con relevante peso del partido español Vox.
- La Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), organización de personajes de la ultraderecha latinoamericana y estadounidense, también con presencia de Vox y del IRI.
- El Centro Wilson (Wilson Center).
- Atlas Network (Estados Unidos), organización de derecha, dedicada a la promoción de la libre empresa y la libertad del mercado, vinculada al Departamento de Justicia de Estados Unidos y con ramificaciones en varios países de Latinoamérica.
- La OEA, identificada con los intereses de Estados Unidos y los sectores conservadores.
Todos, de manera aislada o coordinada, apoyan a la oposición de derecha y están atentos al desarrollo del proceso electoral mexicano, en busca de que no se afecten sus intereses. No obstante, cuando los intereses en juego son muy importantes, no dudan en articularse y actuar bajo la dirección, casi siempre de manera encubierta, de altas instancias del gobierno de Estados Unidos
Los objetivos de la derecha son compatibles con los del imperialismo, de ahí la vinculación de sus cúpulas con el capital monopolista local y extranjero, con la oligarquía internacional y gobiernos de países imperialistas. A esa vinculación, subordinada en muchos aspectos, obedece su actividad política, enfocada a facilitar el dominio de las potencias imperialistas sobre nuestros pueblos.
En México avanza el proyecto para continuar con las transformaciones que hagan de nuestro país uno menos desigual, injusto e inequitativo, lo que necesariamente afecta intereses de las oligarquías local, extranjera y de la alta burguesía. Como ese proyecto goza de amplio apoyo popular, en la estrategia del imperialismo y la derecha internacional se ha convertido en prioridad impedir su avance y, a la vez, terminar con el mal ejemplo.
Habría que considerar, también, que en aspectos económicos y geopolíticos, el crecimiento de la inversión extranjera y las importaciones de origen chino tanto en México como en otros países de Nuestra América, situación que el imperialismo norteamericano, en su delirio de potencia hegemónica, considera una amenaza a su seguridad nacional. Ello constituye parte importante de la estrategia imperialista para derrocar o evitar el ascenso de gobiernos progresistas, particularmente en la zona que ha considerado como su «patio trasero».
Merece también consideración la campaña de Estados Unidos por desacreditar a Rusia, y de paso al gobierno de México. En este sentido, se difundió el rumor de que el personal diplomático adscrito a la embajada rusa era superior al de la norteamericana; sin embargo, información actualizada de la Secretaría de Relaciones Exteriores desmontó esa mentira (Estados Unidos: 722; Rusia: 85).
El objetivo es ─en el caso de Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, y de manera general del imperialismo─ imponer una visión de la realidad y su concepto de democracia, que les permita defender sus intereses y disponer de las riquezas naturales de nuestro país; en el caso de la ultraderecha, con escaso arraigo, generar simpatía entre la población para crear condiciones en las que puedan aspirar a la dirección del país e imponer su doctrina.
La derecha y sus patrocinadores ─internos y externos─ apuestan a evitar que las fuerzas progresistas alcancen la mayoría calificada en las cámaras legislativas para, desde ahí, obstaculizar las transformaciones que afecten sus intereses y a acumular fuerzas para la siguiente elección.
Por ello, en la defensa de nuestra soberanía e independencia, conviene tener la más amplia comprensión del funcionamiento del capitalismo, especialmente en su fase imperialista, los métodos que utiliza para confundir y dividir a los pueblos y estar siempre preparados para enfrentar la permanente guerra ideológica-mediática con la que el imperialismo intenta imponer su visión distorsionada de la realidad y aplicar las medidas que le permitan reproducir las condiciones necesarias para mantener su dominio. Al mismo tiempo, es imprescindible redoblar las tareas encaminadas a resaltar la participación y unidad del pueblo para hacer frente a la injerencia extranjera en los momentos más candentes de la historia. Como ha ocurrido siempre, la derecha internacional, algunas dependencias de gobierno de países imperialistas y sus aliados, y organismos internacionales subordinados al imperialismo y al capital, unen esfuerzos para frenar y eliminar en nuestros países todo intento de ejercicio soberano. Aprovechan al máximo los errores de los gobiernos progresistas y de izquierda, así como la falta de organización y unidad de las fuerzas populares.
Por un México con Justicia, Libre y Soberano
Firmas: Alfonso Díaz Rey; Agustín Ramírez Abundiz; Gastón Martínez Rivera; Magdalena Galindo; Carmen Galindo; Cecilia Madero Muñoz; Ignacio López Amezcua; Fernando Ruiz; Ana Francisca Palomera; Eduardo Ocampo; Sandra Céspedes Cruz; Leopoldo Ruiz; Miguel Ocampo; Juana Martínez; Rosa Escalera; Moises García; Manuel De la Torre; Leticia Martínez; Lorena Cifuentes Ocegueda … y cincuenta firmas más.
Imagen de portada (ilustrativa): Xóchitl Gálvez, candidata de la oposición a la presidencia de la República. | Fotograma: Canal de Xóchitl Gálvez en YouTube.
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