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Juan José Martínez Bolaños
Martes 21 de agosto de 2018
Andrés Manuel López Obrador dijo en campaña, y lo reafirmó posteriormente ya siendo Presidente electo, que no utilizará el servicio del Estado Mayor Presidencial (EMP) para su seguridad personal y la de su familia. De hecho, nadie en su gobierno tendrá servicio de protección ejecutiva a excepción de los altos funcionarios que tienen que ver con las labores de seguridad y procuración de justicia. Muchos vanagloriaron esta decisión y la catalogaron como coherente con su política de austeridad general para todo el país.
El Estado Mayor en conjunto con el Cuerpo de Guardias Presidenciales se conforma de ocho mil 47 elementos, entre militares, marinos y elementos de las Fuerzas Aéreas; además de 52 policías de la Ciudad de México y 383 civiles. Todos con entrenamiento contra terrorismo, atentados y protección de servidores públicos. El EMP está conformado incluso por un mayor estado de fuerza que el mismo Servicio Secreto de los Estados Unidos, el cual está integrado por seis mil 500 elementos. Una comparación ácida realizada por el diario Reforma deja ver que el EMP supera en número a los policías estatales de Guerrero, que suman seis mil 93 elementos; a los de Nuevo León, que tiene cinco mil 482 agentes y a los de Jalisco, con seis mil 609. Es decir, hay más elementos cuidando al Presidente Peña, su familia y otros funcionarios, que los elementos que cuidan a la totalidad de los ciudadanos de algunos estados del país. La seguridad de Peña Nieto no es barata, tan sólo en 2017 y de acuerdo al Presupuesto de Egresos de ese año, la partida de seguridad ascendió a los mil 344.4 millones de pesos.
En lugar del Estado Mayor, AMLO ha planteado la creación de una ayudantía integrada por 20 ciudadanos (10 hombres y 10 mujeres) coordinados por Daniel Asaf, ex candidato de Morena a la Asamblea Constituyente y empresario libanés (restaurantero). Este equipo además de brindar seguridad, apoyará con temas de logística en los eventos del próximo Presidente. De acuerdo con Alfonso Durazo, próximo titular de la Secretaría de Seguridad Pública, el cuerpo de ayudantía tendrá un perfil profesional multidisciplinario y ninguno estará armado; el principal requisito para formar parte de esa ayudantía será la lealtad.
El EMP de Peña cuenta con apenas un 16% de mujeres en su estado de fuerza. Por lo contrario, y al mero estilo del ficticio Rey T’Challa, Andrés Manuel apuesta por el sexo femenino. Cuando fue Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, AMLO era cuidado por el grupo de «Las Gacelas», un cuerpo élite de mujeres que fueron entrenadas en seguridad y protección ejecutiva en Israel. Hoy plantea que el 50% de su equipo de seguridad sean mujeres.
Sin embargo, hay que decirlo, la seguridad del presidente no es cosa de películas y ciencia ficción, es una realidad. AMLO representa una institución, un Estado, y lo más importante, una democracia que refleja en él la voluntad de millones de mexicanos que decidieron elegirlo para representarlos.
Celebro la austeridad que el nuevo Presidente ha decretado en diferentes sectores del gobierno, sin embargo en seguridad se debe evaluar de manera puntual y por expertos en la materia todas las decisiones, que no pueden ser tomadas con visceralidad. Un cuerpo de profesionales de la seguridad capaz de optimizar los recursos financieros, blindado de la corrupción y con los más altos estándares de capacitación sería lo ideal. Lograr balancear el estado de fuerza del cuerpo de seguridad (no ocho mil pero tampoco 20); anteponer la prevención y la gestión integral de los riesgos hará un cuerpo de seguridad eficiente y no plagado de despilfarros innecesarios. La seguridad del Presidente debe estar financiada de manera transparente y de ninguna manera insuficiente, y para lograr lo anterior también se requiere definir un marco normativo adecuado.
Lo que veremos en los próximos meses o años con la propuesta de AMLO de confiar su seguridad a un grupo de ayudantía dirigido por un empresario restaurantero, muy alejado de lo que seguramente el análisis de riesgos recomendaría, será un experimento muy atractivo para los que estamos interesados en los temas de seguridad en general, pero sobre todo será un experimento de muy altos riesgos a correr. Recordar los hechos de Lomas Taurinas en Tijuana es un ejemplo de las consecuencias que, por el bien de todos, esperemos nuestro nuevo Presidente haya tomado ya en cuenta.
Foto de portada: Sitio oficial de Andrés Manuel López Obrador.
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