SOMOSMASS99
Alfonso Díaz Rey*
Viernes 1 de marzo de 2024
Comienzan de manera «formal» las campañas para la elección presidencial y de quienes conformarán el Poder Legislativo, que se realizará el próximo 2 de junio.
En lo fundamental, se enfrentan dos fuerzas políticas. Una, conformada por corrientes progresistas y sectores de la izquierda, que contenderá por los partidos Morena, del Trabajo y Verde Ecologista; y la otra ─la derecha─, conformada por corrientes conservadoras, políticos desplazados de los regímenes neoliberales y sectores de la burguesía y la oligarquía, agrupados a los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática.
Esas dos fuerzas representan dos proyectos, antagónicos de país.
Por un lado, está la continuidad de un proceso de transformaciones que tiene por objetivo el bienestar de la mayoría ─sobre todo de los sectores más vulnerables de la población─, la recuperación de bienes y riquezas naturales que fueron objeto del despojo neoliberal y la restitución ─y ampliación─ de derechos conculcados a los trabajadores, en particular, y al pueblo, en general.
Por otro lado, el retorno al sometimiento de los dictados del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y al gran capital, que representó la privatización de bienes y riquezas propiedad de la nación, el fortalecimiento de la oligarquía y la alta burguesía, así como la precarización de la vida para la mayoría de la población.
Cabe señalar que, desde la pasada elección, en la que la mayoría del electorado se definió contra los neoliberales, estos y quienes vieron afectados sus privilegios e intereses ampliaron la campaña que desde 2004 desplegaron contra quien fuera jefe de gobierno del Distrito Federal y después candidato presidencial en 2006 y 2012, y triunfador en los comicios de 2018, Andrés Manuel López Obrador.
Con el nuevo gobierno en funciones, la derecha emitió los peores augurios para el país. Y como estos fallaron, ha continuado con su campaña de mentiras y difamaciones que tienen como objetivo mermar la aceptación ciudadana del presidente y denigrar al movimiento político que encabezó y que ahora es el partido Morena.
Desde que se perfilaba la selección de las candidaturas de esas dos fuerzas, la derecha ha difundido la idea de que se cometerá un fraude electoral ─porque, según ella, será una elección de Estado─ para continuar con la dictadura actual. De manera paralela, se despliega una campaña que con base en mentiras y manifestaciones de odio tratan de desprestigiar la gestión del actual gobierno e infundir miedo entre la población para tratar de influir en la elección.
Dado que la derecha no puede exponer a la ciudadanía su propuesta ─o su programa, porque contra ello votó el pueblo en 2018─, su discurso, además de la propaganda de mentiras, odio y miedo, ha tenido como principales ejes:
- La defensa de una democracia amenazada por el autoritarismo, el fraude electoral y el intento del actual gobierno de instaurar una dictadura.
- La defensa de instituciones que cuando fueron gobierno corrompieron o crearon para mantener a salvo sus intereses y, dado el caso, recuperar sus privilegios.
- La defensa de una legalidad, por ellos confeccionada, que dio respaldo a sus fechorías contra la nación.
- El incremento de la violencia vinculada al crimen organizado que, sospechosamente, se ha producido en temporada electoral.
Y como esa derecha está imposibilitada de presentar un programa que atraiga a la mayoría del electorado, intenta presentar la contienda electoral como un enfrentamiento entre personas, sobre todo entre dos mujeres, cuando en realidad, como se apunta líneas arriba, es la confrontación de dos proyectos de país, antagónicos en muchos aspectos.
Por ello es importante el voto consciente de la ciudadanía, con el que se decidirá, en parte, el rumbo del país. La otra parte, quizá la mayor, corresponderá al pueblo, haciendo valer su soberanía.
* Miembro del Frente Regional Ciudadano en Defensa de la Soberanía, en Salamanca, Guanajuato.
Foto de portada: UNAM.
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