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Pepe Ramírez*
Miércoles 16 de marzo de 2022
Circula al interior del sector educativo un documento de trabajo titulado Marco Curricular y Plan de estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana cuya autoría es de la Dirección General del Desarrollo Curricular de la Secretaría de Educación Pública. Es un documento preliminar, todavía inacabado, cuyo propósito es el de servir como base para las discusiones, reflexiones y aportaciones, presentes y en el futuro inmediato, que nutran la definición de lo que los mexicanos queremos sea la escuela mexicana. Particularmente importantes serán las contribuciones que hagan a la propuesta los docentes, padres de familia y alumnos, seguramente mediante algún procedimiento de reflexión colectiva impulsado desde la propia autoridad educativa.
Es pues ésta una reseña del documento, dividida en dos partes dada su extensión (157 páginas, al momento). Aspiro a que, a partir de este ejercicio, se genere la curiosidad de los lectores por revisar el documento reseñado, así como contribuir con algunos comentarios y reflexiones en torno a lo educativo. Dice Marco Antonio Miranda Arroyo, profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional, a propósito del Marco curricular 2022: “cabe señalar que la revisión del Marco curricular… implica un análisis complejo −histórico y teórico− y en diferentes planos: educativo, pedagógico, didáctico; sobre las perspectivas sociales e ideológicas implicadas; en torno a los rasgos antropológicos, culturales e interculturales; sobre los modelos curriculares, de evaluación, de organización, laborales, de vínculos con la comunidad, de gestión educativa; y acerca de los marcos legales, normativos o reglamentarios, de políticas públicas, entre otros aspectos”[1].
El documento consta de una introducción y ocho capítulos: 1.-Situación de la educación básica; 2.-El currículo como construcción social e histórica; 3.-Elementos centrales de la política curricular para la educación básica mexicana; 4.-Estructura curricular del plan de estudios 2022 de la educación básica mexicana; 5.-La evaluación de los aprendizajes: progresiones de aprendizaje; 6.-Pautas para la puesta en marcha del plan de estudios 2022; 7.-Glosario y 8.-Referencias. Estos tres últimos todavía en construcción, según el propio documento.
En la sección introductoria encontramos reflexiones generales en torno a la educación como un derecho y de la escuela como el espacio donde ese derecho se concreta; igualmente sobre el carácter universalista y nacionalista del conocimiento, del reconocimiento de la diversidad como punto de partida y de poner en el centro lo comunitario como horizonte de la educación básica; la revisión de la construcción del conocimiento superando el modelo por asignaturas; del poner énfasis en la relación didáctica reconociendo el papel del maestro como profesional de la educación y del despliegue de los saberes de los maestros en función del contexto, despliegue delimitado actualmente por normas del funcionamiento del sistema educativo en su conjunto (la innovación tecnológica, el orden administrativo, el funcionamiento de la escuela, etc.).
De estas reflexiones y del análisis de la evolución del sistema educativo surgido de la Revolución Mexicana, y de la situación de la educación pública en el México de hoy, surge el Marco Curricular 2022, así como el plan y programa de estudio que se detallan en el cuerpo del documento.
Por último, en este apartado introductorio se define al marco curricular como “los elementos que fundamentan y orientan la operación del plan de estudios, entendido como la hoja de ruta para desarrollar los aprendizajes básicos de los niveles de educación inicial, preescolar, primaria y secundaria”[2]. De la misma manera, se dejan entrever algunas de las propuestas que en el nuevo marco curricular veremos más delante.
En el capítulo 1, “Situación de la educación básica”, encontramos múltiples planteamientos que retratan el estado actual de las cosas. Se dice en el texto: “En la educación pública obligatoria ha prevalecido un discurso que argumenta las desigualdades sociales, económicas y culturales sobre la base de cualidades individualizantes como son las ‘inteligencias’, ‘competencias’, ‘talentos’, ‘facultades innatas’, ‘dones’, que tienden a ser estandarizadas y objetos de medición para distinguir a unos de otros bajo la lógica de que existen infancias inferiores que fracasan y otras que son superiores y destacan”.[3]
Se creó un modelo de igualdad de oportunidades que se manifiesta en la estandarización de pruebas así como en la consideración de que hay igualdad de oportunidades para el éxito social y escolar. Así, se deduce, el éxito o fracaso no es producto del sistema educativo y de las condicionantes sociales, económicas, culturales o políticas, sino de las capacidades individuales.
En términos cuantitativos, los problemas de la educación básica del Sistema Educativo en México podrían resumirse en:
- El sistema educativo se aboca principalmente a la formación de capital humano, basado en un modelo de igualdad de oportunidades (los niños, niñas y adolescentes son todos iguales y, por lo tanto, dependerá de ellos el éxito o el fracaso). Y es que el sistema de evaluación se basa en la creencia de que el desempeño se mide mediante una prueba. El resultado de la prueba es producto del mérito, surgido éste de una decisión “libre”. Así se individualiza el éxito o el fracaso.
- En México, el 51% de los niños, niñas y adolescentes viven en situación de pobreza, 4 millones en pobreza extrema.
- Educación Inicial. Acuden a este servicio (datos del 2015) el 62.7% de la población rural y el 63.9% de la población urbana. Este porcentaje es menor en zonas con población indígena. Para 2014 sólo 48.2% de población con alguna discapacidad asistió a los servicios de este nivel.
- Educación preescolar. Para 2015, asistía el 82.% de población de 3 a 5 años, cuyas madres tenían un nivel de educación superior, reduciéndose a 50.7% en hijos de madres con algún grado de educación incompleto. Por quintiles, del más pobre asistió el 58.7% en comparación con el más rico que era del 70.7%
- Educación primaria. De acuerdo al documento, la Encuesta Intercensal 2015 presentó que 2% de la población de entre 6 y 11 años no asistía a los servicios en este nivel. En cuanto a niños con alguna discapacidad, el porcentaje de población que no acude a la escuela es del 24.8%.
- Educación secundaria. Los datos de la Encuesta Intercensal 2015 muestran que el 6.43% de la población de 12 a 14 años no asistía a la escuela, así como el 26% de la población de entre 15 y 17 años.
- En 2012 se estimaba que de 100 niños en edad de cursar la primaria sólo ingresaban 98; de éstos, sólo 86 culminaban el nivel. De éstos 86, sólo 62 terminaban sus estudios de educación secundaria, de ellos 46 ingresaban al bachillerato, de los cuales sólo 13 culminaban el nivel de educación superior.
- Los niveles de escolaridad más bajos se encuentran en Chiapas y Oaxaca y los más altos en Ciudad de México, Nuevo León, Sonora y Baja California Sur.
- Para 2019 se estimaba que 5.7% de la población mayor de 15 años era analfabeta.
- Las mediciones muestran que los peores indicadores se presentan en la población indígena, así como en la población con alguna discapacidad.
- Hay brechas también en atención al número de habitantes por localidad. A las localidades con menos de 2500 habitantes no les va bien, al igual que a las localidades de alta o muy alta marginación.
- La matrícula de estudiantes en escuelas normales, en cuanto a alumnos hablantes de lengua indígena, nos mostraba en 2019 que en las escuelas normales sólo era del 2.1%, en Unidades y Subsedes de la Universidad Pedagógica Nacional era del 32.9% y en otras Instituciones de Educación Superior era del 1.3%.
- La población con acceso a internet en el Sureste es del 6% y del 7% en el Suroeste, contrastando con un 25% a nivel nacional.
En cuanto al concepto central que dio origen al sistema educativo posrevolucionario, el referente básico es el identitario, es decir, un sistema educativo que pugna por generar una identidad entre los mexicanos, con 4 elementos: nacionalismo, mestizaje, positivismo y patriarcado. Referente que, a más de un siglo de distancia, se sostiene y explica y reproduce fenómenos como el racismo, el clasismo, la desigualdad, mismos que generan problemas como el abandono escolar, el bajo rendimiento académico, la repetición, entre otros. El documento que estamos reseñando, nos muestra su crítica a ese modelo: “En los enfoques preponderantes, la causa de dichos problemas se achaca a los sujetos de la educación, es decir al nivel educativo de las madres, al ‘capital cultural’ de las familias, a la condición étnica, cultural, lingüística o de capacidades, pero poco se cuestiona el carácter básico y nacional de los aprendizajes, meta que el currículo contempla para todos, sin importar el contexto o la aceptabilidad que dicho currículo debe detentar”[4]. En cuanto a los contenidos, refiere que “la continuidad ha consistido en aumentar la cantidad de los contenidos de currículo en cada reforma, por encima de su pertinencia y relevancia, incorporando discursos políticamente correctos, pero que no impactaron la estructura, sentido y finalidad de los contenidos”[5].
Amplio espacio da el documento Marco Curricular 2022 al asunto del mestizaje, como elemento central que permitiría la unidad nacional, que implicaba, entre otros, la generalización de las ideas de la cultura moderna y el uso del castellano como idioma oficial, dejando fuera de los contenidos educativos temas como la diversidad étnica y cultural y aquellas de clase, género, sexuales, entre otras, invisibilizadas en planes y programas. Así, por décadas, se educó a niños y niñas de comunidades rurales e indígenas desdibujando su identidad. En el MC2022 podemos leer “Este modelo de unidad y modernización incorporado al currículo nacional ha prevalecido con el establecimiento del sistema económico y político neoliberal… Esto ha sido posible en la medida que el neoliberalismo cuenta con un doble componente: por un lado, toma la forma de una política que desmantela la soberanía del Estado-nación para ser sustituido por las reglas del libre mercado… desmantelando el estado de bienestar… Por el otro, busca que los principios del mercado se apliquen a todas las esferas de la vida… como la educación, la salud, el trabajo, la recreación, la alimentación, a partir de la idea de que los sujetos son empresarios de sí mismos, un proyecto de vida en construcción, un capital humano en formación permanente”[6].
Por otro lado, la profundización de un marco curricular, se ha definido en décadas recientes por organismos internacionales como la OCDE, desdibujando aún más el reconocimiento de la diversidad y los aprendizajes realmente significativos, fomentando aún más la fragmentación del conocimiento, entre muchos efectos más.
La conclusión es simple: todo planteamiento educativo tiene un propósito político. Desde la escuela se tiende a alcanzar determinados propósitos, por lo que el tema bien merece la atención de todos. “El currículo es un campo de batalla que refleja otras luchas: empresariales, políticas, económicas, religiosas, identitarias, culturales por lo que es necesario señalar que no existe un currículo neutral que tenga como fin formar a las niñas, niños y adolescentes, ajeno a las luchas previas de diversos grupos que definieron qué se va a enseñar, cómo, quiénes y porqué medios”[7].
Doy un salto en el seguimiento del documento. Dejo atrás algunas consideraciones que se realizan en torno a la Ley Federal de Educación de 1973, el enfoque instrumental, conductista y eficientista de la Tecnología Educativa (el docente aquí es un operario de técnicas, la evaluación como medición de conductas esperadas de los estudiantes −medición del producto−). Dejo también atrás reflexiones en torno a la reforma del año 1992 (el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica); el establecimiento de campos formativos como eje del currículo, en 2004 en preescolar, 2006 en secundaria y 2009 en primaria. Hay reflexiones también en torno a las evaluaciones internacionales como la prueba PISA o las nacionales como las pruebas ENLACE, todas dirigidas a los alumnos, y aquellas dirigidas a los docentes como parte de sus procesos de incorporación, ascenso y permanencia dentro del sistema educativo (aspecto que, por cierto, se tradujo en un demérito de la figura y labor de los docentes en México).
Me detengo un poco en el apartado 2.5 Los efectos de la pandemia del SARS-CoV2 en la educación básica, en donde encuentro consideraciones alrededor de una pandemia que hizo visibles las desigualdades educativas existentes, mismas que no sólo se visibilizaron sino que se profundizaron. Y es que al impulsarse la Estrategia de Educación a Distancia, las brechas y desigualdades se hicieron más y más evidentes, particularmente en términos de acceso a internet y dispositivos para conectarse a clases, seguido de una gran cantidad de alumnos que, paulatinamente, fueron abandonando el sistema educativo. Amén de las múltiples dificultades que todos conocemos, y de exigencias al sistema a las cuales difícilmente éste podría dar respuesta (por ejemplo, reproducir vía internet los procesos de enseñanza-aprendizaje que se viven en el aula).
Concluye el capítulo dos con una reflexión desde mi punto de vista pertinente: el sistema educativo necesita replantearse en todos los frentes: cuáles deben ser las prioridades educativas, cuál es el modelo pedagógico que más conviene al país, cómo debe definirse al docente, cuál debe ser el centro del quehacer educativo. A ello da respuesta el documento Marco Curricular 2002, particularmente en los capítulos 3 y 4, mismos que reseñaremos en una próxima entrega.
Notas:
[1] www.sdpnoticias.com/opinion/sep-preguntas-en-torno-a-la-propuesta-curricular-2022/
[2] Marco curricular 2022 y Plan de estudios de la Educación Básica Mexicana, Documento de trabajo de la Dirección General de Desarrollo Curricular, Secretaría de Educación Pública, México. Pags. 6 y 7.
[3] Ibid. pág. 8
[4] Ibid. pág. 20
[5] Ibid. pág. 20
[6] Ibid. págs. 26 y 27
[7] Ibid. pág. 7
* Esta es una colaboración del Colectivo Miguel Hidalgo de Celaya, Guanajuato, al que pertenece el autor.
Foto de portada: Dan Dimmock (@dandimmock) / Unsplash.
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