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Alfonso Díaz Rey*
Viernes 13 de octubre de 2023
En el proceso electoral en marcha para definir quién ocupará la presidencia de la república, la conformación de las cámaras legislativas, las gubernaturas y alcaldías en ocho entidades más la Ciudad de México, están, fundamentalmente, en pugna dos visiones y proyectos de país.
Uno de ellos, hasta ahora representado por tres partidos políticos ─Morena, Partido del Trabajo (PT) y Partido Verde Ecologista de México (PVEM)─, propone la continuidad de un proceso de transformaciones tendientes a la recuperación de la soberanía nacional sobre recursos y actividades estratégicas para el desarrollo del país y del pueblo, el combate a la corrupción y atención prioritaria a los sectores sociales más vulnerables, entre otros temas destacables.
El otro, en apariencia encabezado por los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y el de la Revolución Democrática (PRD), y «aliados» a un sector de grandes empresarios. Carecen de una propuesta programática definida pero en su discurso se advierte la añoranza y el deseo de retomar el rumbo que fue interrumpido por el voto mayoritario de la ciudadanía en la elección federal de 2018, en rechazo a 36 años de gobiernos neoliberales.
Como hasta el momento lo revelan diferentes encuestas de opinión, en una alta proporción la ciudadanía se decanta por la continuidad de las transformaciones.
Aun con la posibilidad y la alta probabilidad de un triunfo electoral de las fuerzas que apoyan la continuidad en la transformación del país, esta solamente se podrá realizar si como coalición obtienen la mayoría calificada en el Poder Legislativo, en las cámaras de diputados y senadores.
Con la probabilidad en contra, la derecha opositora apuesta a la obtención de un número de escaños legislativos tal que evite a la alianza Morena-PT-PVEM alcanzar mayoría calificada y con ello obstaculizar cualquier acción o medida que implique un cambio trascendente en nuestro país. Es en este escenario donde con la intervención de sectores corruptos del Poder Judicial y del Instituto Nacional Electoral podrían favorecer a la derecha, mediante la anulación y cambio de resultados electorales, o la descalificación o inhabilitación de candidaturas de la alianza Morena-PT-PVEM.
Otro escenario posible sería el caso de que al obtener Morena y sus aliados la mayoría calificada en el legislativo, se presentara una serie de deserciones de quienes en actitud oportunista se afiliaron a estos partidos en busca de una curul, situación nada nueva que operaría en favor de la derecha.
Es de esperar que la oligarquía, quien está detrás y a quien se subordinan el PRI, PAN, PRD y segmentos sociales conservadores y reaccionarios, utilizará ─y de hecho lo hace─ todos sus recursos, su vasto arsenal de mentiras, denostación y rumores y la gran capacidad corruptora de su poder económico para obstaculizar un proceso político-social contrario a sus intereses y privilegios.
Sería un error menospreciar la capacidad y la fuerza de quienes se oponen a una real transformación de nuestro país. Son quienes conforman una clase social dominante al interior del país y subordinada a la oligarquía internacional y al transnacional capital monopolista financiero; cuentan, además, con el apoyo de los grandes medios de difusión y [des]información ─que son de su propiedad─, la derecha internacional, y de los países imperialistas, Estados Unidos por delante.
En su obsesión por recuperar el gobierno federal y el control total del país para continuar con el despojo de bienes y riquezas nacionales, la apropiación de las actividades social y económicamente estratégicas y la explotación cada vez mayor de los trabajadores de la ciudad y del campo, son capaces de cualquier cosa.
Por ello es necesario cerrarles el paso, evitar su retorno al gobierno y que en las cámaras del Legislativo tengan la posibilidad de impedir los cambios profundos que nuestro país y nuestro pueblo necesitan para emprender una vía independiente y soberana hacia su desarrollo.
Esa acción solamente podrá realizarla la ciudadanía mediante su organización, impulso a la unidad de las fuerzas progresistas y, en su momento, el ejercicio y defensa de su voto consciente y razonado.
* Miembro del Frente Regional Ciudadano en Defensa de la Soberanía, en Salamanca, Guanajuato.
Imagen de portada: En una gráfica de 2019, Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum, hoy aspirantes a la presidencia de la República. Ambas representan, respectivamente, a los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática; y a Morena, Partido del Trabajo y Partido Verde Ecologista de México. | Foto: Claudia Sheinbaum Facebook.
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