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Vanessa Beeley / Internacionalista 360°
Viernes 26 de agosto de 2022
«Los terroristas de la información deben saber que tendrán que responder a la ley como criminales de guerra»: Andrii Shapovalov
Recientemente se celebró en el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania una mesa redonda patrocinada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre la «lucha contra la desinformación».
Según el comunicado de prensa, «ONG, medios de comunicación y expertos internacionales» participaron en las mesas redondas. Los delegados discutieron los «métodos de desinformación» utilizados en Ucrania y en el extranjero. En la agenda estaba la prevención legal y estatal de «falsificaciones y desinformación en el contexto de la seguridad cibernética».
Andrii Shapovalov, director del Centro Ucraniano para combatir la desinformación, enfatizó que aquellos que «difunden deliberadamente desinformación son terroristas de la información». Shapovalov recomendó cambios en la legislación para tomar medidas enérgicas contra estos terroristas, lo que recuerda a la supresión de los medios de comunicación y los canales de información por parte de la Alemania nazi anterior a la 2ª Guerra Mundial. Shapovalov determinó que «los terroristas de la información deben saber que tendrán que responder a la ley como criminales de guerra».
No hace falta decir que el aplastamiento de la disidencia es esencial para que se mantenga el apoyo público a la guerra de poder de la OTAN en Ucrania. Los medios de comunicación rusos ya han sido borrados de la esfera de Internet controlada por Occidente. Las «listas de asesinatos» ucranianas, como las infames Myrotvorets, ya incluyen a la valiente periodista independiente canadiense Eva Bartlett y al franco cofundador de Pink Floyd, Roger Waters.
Bartlett también fue doxxed en Twitter por la ex diputada del Partido Conservador del Reino Unido Louise Mensch, quien alertó a las Fuerzas Especiales ucranianas sobre su presencia en Donetsk. Unos días más tarde se llevó a cabo un ataque contra el hotel en Donetsk que albergaba a varios periodistas, incluido Bartlett, ¿coincidencia?
La periodista alemana Alina Lipp ha sido efectivamente sancionada y amenazada con ser procesada por el gobierno alemán por informar sobre las atrocidades diarias cometidas por las fuerzas nazis ucranianas contra civiles en Donetsk y Lughansk. Lipp le dijo a Stalkerzone:
«Acaban de cerrar mi cuenta bancaria. Luego cerraron la cuenta de mi padre. Hace un mes, noté que todo el dinero desapareció de mi cuenta: 1.600 euros. Me di cuenta de que algo estaba sucediendo en Alemania. Hace unos días, recibí una notificación de la oficina del fiscal, y se abrió un caso penal en mi contra por apoyar la operación especial. En Alemania, las operaciones especiales se consideran un delito, y yo también soy un criminal. Me enfrento a tres años de prisión o una multa enorme».
El periodista británico Graham Philips ha sido sancionado ilegalmente por el régimen del Reino Unido sin ninguna investigación ni philips recibiendo un «derecho a responder». La mayoría de los principales informes de los medios de comunicación sobre esta violación de sus derechos humanos describen a Philips como «uno de los teóricos de la conspiración en línea pro-Kremlin más prominentes». Una difamación familiar desplegada por los medios de comunicación alineados con la OTAN para deshumanizar y desacreditar las voces desafiantes.
Philips, al igual que muchos otros periodistas que están siendo atacados, vive en Donbass, que ha sido amenazado con una brutal limpieza étnica por parte de las fuerzas nazis y ultranacionalistas ucranianas de la OTAN desde el golpe de Estado diseñado por Victoria Nuland en Washington en 2014.
Estos periodistas transmiten las voces de los ucranianos de habla rusa que han sido sometidos a horrendos crímenes de guerra, tortura, detención y persecución durante ocho años e ignorados por Occidente. Para esto, ahora deben ser designados «terroristas de la información», porque exponen el terrorismo sancionado por los estados miembros de la OTAN.
Organizaciones están surgiendo en el Reino Unido como Molfar Global, cuyo proyecto ‘Book of Orcs’ emplea a 200 supuestos voluntarios para identificar a ‘criminales de guerra rusos (orcos)’ y compilar una ‘lista de asesinatos’ legal. La terminología «orca» es otro proceso de deshumanización, convirtiendo a los ciudadanos y militares rusos en monstruos de ciencia ficción de fantasía para suavizar a los públicos occidentales a las medidas que se están tomando para silenciarlos y castigarlos por … ser ruso o hablar ruso. Afirman en la página de inicio de su sitio web:
«Cada ocupante ruso debe ser identificado y castigado de acuerdo con la ley. Los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad no prescriben. Por eso nos marcamos el objetivo de encontrar a todos y evitar que escapen de la justicia».
¿Quién determina quién debe ser incluido en la lista? ¿Quién determina su destino? ¿Qué justicia? En un país como Ucrania, sumido en la corrupción, donde las ejecuciones o la desaparición de disidentes y la oposición política o mediática son habituales, ¿quién debe rendir cuentas por las medidas adoptadas contra los que figuran en la «lista negra de los orcos«? Esta es una justicia sin ley que cae bajo el paraguas de la «gobernanza global basada en reglas» de los Estados Unidos: cumpla o muera y la legislación recién proporcionada hará que su muerte o asesinato sancionado por el estado sea legal.
Los organizadores de la mesa redonda fueron la Academia del Servicio de Seguridad Nacional, el Fondo de Investigación y Desarrollo Civil financiado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos / Departamento de Defensa (CRDF Global Urkaine), la Academia Internacional de Información, el Clúster Nacional de Seguridad Cibernética vinculado al Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Los tentáculos de las agencias de inteligencia dominadas por Estados Unidos y el Reino Unido se están extendiendo cada vez más profundamente en la sociedad tratando de estrangular el soborno contra sus respectivas políticas internas opresivas del régimen y los objetivos de guerra perpetua de la política exterior. Todos estamos bajo ataque, todos estamos enfrentando el mismo destino que Julian Assange si no rompemos el ciclo y comenzamos a defendernos.
Si te opones a las guerras imperialistas, el racismo, el nazismo, el terrorismo, el extremismo violento, la tiranía de la salud global, la supremacía tecnocrática, el elitismo de clase depredador y la eugenesia controlada por los productos farmacéuticos, eres un «terrorista». Todos somos «terroristas».
Foto de portada: Internacionalista 360°.
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