SOMOSMASS99
Agustín Ramírez Agundis*
Miércoles 27 de junio de 2018
Porque, en este tiempo, en el campo electoral, Andrés Manuel abandera una lucha que data de hace muchos años, plena de ideas, aspiraciones, demandas, propósitos y recuerdos:
En la esfera de las ideas, conformando el marco general de esa lucha, como directrices que marcan el rumbo, están conceptos fundamentales como lo son: Patria, Nación, Territorio, Independencia, Soberanía, Pueblo, Cultura.
En cuanto a las aspiraciones, rápido vienen a la memoria: Libertad, Democracia, Justicia, Paz, Igualdad de oportunidades, Medio ambiente sano.
En un plano más concreto están las demandas en aspectos esenciales: trabajo, seguridad, salud, vivienda, educación, alimentación.
Con relación a los propósitos centrales, éstos van cambiando en cada etapa de la lucha. Hoy están englobados en uno solo, que consiste en detener el deterioro de la vida nacional que se manifiesta en el incremento y profundización de la corrupción, la impunidad, la violencia, la inseguridad, la pobreza, la pérdida de valores y la desintegración social. En lo inmediato interrumpir ese proceso de degradación para enseguida sentar las bases requeridas para la regeneración de las instituciones, los órganos, el territorio y los individuos que constituimos la nación mexicana.
Y, finalmente, en cuanto a los recuerdos, esa continua batalla que hoy Andrés Manuel encabeza en el plano electoral tiene tras de sí trascendentes experiencias y enseñanzas que nos ha dejado la participación del pueblo en las etapas determinantes de nuestra historia, por eso él se empeña en recordarnos el propósito de que hoy entre todos llevemos a cabo la cuarta transformación nacional, para engarzarse con las de la Independencia, la Reforma y la Revolución, de modo que nuevamente sea el pueblo el principal protagonista de un profundo cambio para el beneficio de todos.
Es evidente que los ideales más sentidos por los mexicanos, mismos que quedaron asentados en cada uno de los documentos que resultaron como producto de los enfrentamientos armados y de los debates ideológicos que se generaron en esos periodos en los que se gestó, consolidó y revitalizó México como Nación, han sido abandonados desde hace un buen tiempo, de manera que, sobre todo a partir de la década de los 80 del siglo anterior, se ha aplicado una política contraria a los intereses de la nación y del pueblo.
Eso es lo que está en juego en la elección del próximo domingo:
- Que el nuevo gobierno continúe con el uso irracional y entrega de nuestros recursos naturales, con la explotación y empobrecimiento de los trabajadores, con el abandono a las actividades agropecuarias, con la privatización de los servicios básicos inclusive el del agua y con el saqueo del presupuesto público; en suma, que se mantenga una política económica y social cuyas consecuencias son la profundización de la desigualdad, la pérdida de valores, la violencia y una sociedad carente de las condiciones mínimas necesarias para convivir en armonía.
- Que Andrés Manuel como presidente encabece a ese grupo de personas de reconocida calidad moral y técnica que él ha invitado para integrar su gabinete, y que éste lleve a la práctica aquella serie de tareas delineadas en el Proyecto de Nación que otro excelente equipo de ciudadanos ha elaborado y puesto a la discusión de todos, respondiendo a un conjunto de directrices que son la honestidad, la austeridad, la eficiencia, el combate a la pobreza, la autosuficiencia alimentaria y el uso racional y eficiente del petróleo y de otros recursos energéticos, entre otras.
Esa lucha de la que hablaba al principio de esta nota continuará cualquiera que sea el ganador de la elección de este próximo 1 de julio. Como siempre, el pueblo seguirá siendo el protagonista, en uno u otro caso. Sin embargo, la diferencia es significativa. De alcanzar Andrés Manuel la presidencia, el escenario será uno mucho más favorable. Nuestra responsabilidad y nuestras tareas estarán encaminadas a vigilar y exigir que el nuevo gobierno se desempeñe en el marco de ese Proyecto de Nación, por una parte. Por la otra, participar activamente, desde nuestros propios espacios de vida y trabajo, para el logro de sus principales objetivos, particularmente con el de erradicar de tajo la corrupción.
Para muchos, también la actividad deberá estar orientada a consolidar las diversas organizaciones que de una u otra manera han significado un impulso a la candidatura de López Obrador. Esa consolidación pasa, desde luego, por redefinir los nuevos instrumentos y prácticas a desarrollar, teniendo como guía fundamental una vida basada en principios democráticos.
Morena para algunos es desde hace tres o cuatro años un partido político. Para muchos otros sigue siendo, como su nombre lo indica, un movimiento más amplio, que deberá jugar un papel primordial para continuar con esa lucha en mejores circunstancias al tener un gobierno honesto, austero y trabajando con una orientación nacionalista y popular.
Los indicios son cada vez más elocuentes. No son sólo las encuestas, no son únicamente las redes sociales, no son nada más las pláticas con los amigos y compañeros de trabajo. La principal manifestación del apoyo a Andrés Manuel está en la calle, en cada uno de los eventos masivos que él, terco como es, se empeña en realizar día con día, en varias plazas públicas de las regiones que visita. Miles y miles acuden con la ilusión de verlo, de escucharlo y en una de esas tomarlo de la mano y si la suerte es mayor tomarse una selfie. Amor con amor se paga. Es muy fuerte la empatía que se percibe entre López Obrador y el pueblo.
La esperanza está próxima a convertirse en realidad. La lucha del pueblo mexicano continuará. Pero por esta vez con un aliado como presidente de la República. Por eso, este domingo mi voto será a favor de Andrés Manuel.
* Esta es una colaboración del Colectivo Miguel Hidalgo de Celaya, Guanajuato, al que pertenece el autor.
Foto de portada: Sitio oficial de Andrés Manuel López Obrador.
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