SOMOSMASS99
Yoselina Guevara López* / Internacionalista 360°
Viernes 25 de noviembre de 2022
El pasado 23 de noviembre, el Parlamento de la Unión Europea, a través de una resolución no vinculante, calificó a la Federación de Rusia como «Estado patrocinador del terrorismo» con 494 votos a favor, 58 en contra y 44 abstenciones. Como se esperaba de Kiev llegó el agradecimiento inmediato del ministro de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, quien declaró que «Rusia debe ser reconocida como un estado terrorista en todo el mundo y Ucrania debe estar equipada con todos los sistemas de defensa aérea necesarios lo antes posible».
Desde Moscú llegó la respuesta franca desprovista de cualquier edulcorante diplomático en la voz de la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Maria Zakharova: «El Parlamento Europeo aprobó una resolución que reconoce a Rusia como ‘patrocinador del terrorismo’. Propongo reconocer al Parlamento Europeo como un ‘patrocinador de la idiotez'». El mismo día de la votación, el sitio web del Europarlamento sufrió un sofisticado ciberataque, que consistió en una denegación de servicio distribuida (DDoS), según los expertos esta es una técnica que consiste en saturar los servidores a través del envío masivo de solicitudes emitidas con la intención de colapsar el sistema.
Ataques terroristas en Rusia
En términos de diplomacia, y sobre todo en términos de posibles negociaciones, la decisión de declarar a Rusia como un «Estado patrocinador del terrorismo» no ha sido la correcta, y por el contrario, podría ser un boomerang.
Por un lado, la historia contemporánea, que se remonta al menos veinte años, muestra que la Federación de Rusia ha dedicado grandes esfuerzos a la erradicación del yihadismo, incluidos varios ataques. Baste recordar la tragedia del Teatro Dubrovka de Moscú en 2002, cuando el líder separatista checheno Movsar Barayev, acompañado por unos 50 terroristas armados con granadas, explosivos de todo tipo y rifles, tomó como rehenes a más de 900 personas, entre artistas y espectadores, en medio del segundo acto de un espectáculo musical-teatral. Después de tres días de negociaciones, el resultado fue sangriento y más de 130 rehenes murieron durante el asalto al teatro por parte de las fuerzas de seguridad rusas.
Otro ejemplo flagrante ocurrió el 1 de septiembre de 2004 con la llamada masacre de Beslán, cuando un grupo de 30 terroristas, en su mayoría armados y con explosivos adheridos a sus cuerpos, entraron en una escuela de la ciudad de Beslán. El saldo fue en este caso también despiadado 334 muertos, 186 de ellos niños, y más de 700 heridos. En este sentido, la lucha de las fuerzas de seguridad rusas contra el terrorismo ha sido constante y reconocida incluso por Occidente, desmantelando células yihadistas de Daesh y vínculos contra estas organizaciones.
Asimismo, si tenemos en cuenta acciones recientes como el asesinato de la joven periodista Daria Aleksandrovna Duguin, hija de Aleksandr Duguin, con la explosión del vehículo en el que viajaba; el bombardeo del puente de Crimea, todas estas son operaciones llevadas a cabo, organizadas e incluso llevadas a cabo por agentes ucranianos que demuestran claramente a quién pertenece realmente el estado terrorista. Vale la pena señalar que ante esta absurda resolución del Parlamento Europeo, las naciones históricamente plagadas por el terrorismo internacional podrían distanciarse de la declaración de la Unión Europea, tal como algunos países protestaron cuando se intentó aplicar el término «genocidio» a la operación rusa en Ucrania, que evidentemente no persigue la limpieza étnica o racial.
Doblado a los Estados Unidos y la OTAN
Sin embargo, esta resolución no debe causar asombro, porque ya la OTAN en su reciente asamblea en Madrid, España decidió clasificar a Rusia como un estado terrorista. Más allá de la retórica mediática, intrínsecamente lo que están tratando de sembrar en la opinión pública es la creencia y justificación de que el terrorista, o más bien el «estado terrorista» debe ser aniquilado, derrotado, sin ninguna mediación posible. Es necesario recordar que es precisamente la OTAN la que ha acuñado esta definición, que ha servido para justificar invasiones, ataques y acciones beligerantes. Vale la pena preguntarse por qué ninguna organización internacional ha emitido una resolución que califique a los Estados Unidos como un estado terrorista, en virtud de todas las guerras, invasiones, sanciones y golpes de Estado que ha llevado a cabo y continúa llevando a cabo a lo largo y ancho del mundo.
Operación especial equivale a razonamiento y estrategia
La operación especial llevada a cabo por Rusia en Ucrania sigue una lógica militar. Es decir, vincular el concepto de «terrorismo» a la destrucción de la infraestructura civil en el curso de una campaña de guerra es intelectualmente deshonesto. El bombardeo de la infraestructura crítica del país enemigo pertenece a la teoría estratégica militar y esto también ha sido un componente de las guerras libradas por los países occidentales.
No serán las declaraciones de condena, y mucho menos las no vinculantes, las que harán que Rusia desista de implementar planes militares y estrategias más amplias para poner de rodillas al gobierno ucraniano. La destrucción sistemática de la red eléctrica, los sistemas de agua y, potencialmente, los centros de comando político-militares -el bombardeo de la sede de inteligencia es un ejemplo- probablemente continuará llevándose a cabo durante toda la temporada de invierno. La evacuación de los grandes centros urbanos que ya no podrían calentarse y estarían sin servicios esenciales, UNO ha hablado de unos 2 millones de personas que abandonan Ucrania, permitiría a las Fuerzas Armadas de Moscú golpear más fácilmente los centros de poder locales ucranianos. El general Winter, a punto de hacer su primera incursión en este conflicto, sigue siendo el principal aliado de Rusia. Lamentablemente no hay paz en el horizonte. Por el contrario, el conflicto se está radicalizando cada vez más. Esperemos que no llegue a su punto más desastroso, más exacerbado, más catastrófico para la humanidad.
* Yoselina Guevara López: comunicadora social, analista política, columnista en diferentes medios internacionales, cuya obra ha sido traducida al inglés, italiano, griego y sueco. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2022 (Venezuela), mención especial Opinión; Premio Nacional de Periodismo Aníbal Nazoa 2021 (Venezuela); I Concurso de Memoria Histórica Comandante Feliciano 2022 (El Salvador) Tercer lugar.
Imágenes de portada e interiores: Internacionalista 360°.
0 Comentario