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Agustín Lanuza
Luis Pablo Agustín Lanuza Pérez es escritor, actor y dramaturgo guanajuatense, integrante activo del taller literario Tormenta en el Tintero (2007- ). Ha participado en las publicaciones de cuentos y piezas teatrales El Aroma de la Eternidad para el diario Correo (2008); Cena con Sol para la revista Espejo Humeante (2009); Tertulias Mexicanas (2010), Los Ojos Mueren en Invierno (2012), Puentes y Desembarcos para Dramaturgia Joven del Instituto Queretano de Cultura y las Artes en el área de Investigación Escénica (2013); Algo vivo para la colección Letras Versales de la Universidad de Guanajuato (2014); Tesitura del Silencio para Diario del Itsmo en Veracruz y diario Correo de Celaya (2015); Notas de Plata y de Cristal para Tintas del Lerma, Antología. Y Lobby, Monstruos Diurnos y Seguridad Nacional, para Poetas en Chamacuero, poesía y narrativa, Comonfort, Guanajuato (2017), y ”La Sustancia” (guionista y actor) para la compañía de teatro Atelier, el arte es libertad (2016- ).
Una Promesa
¿Qué esperas de mí si nos quedamos?, preguntó a quemarropa.
¿Esperar? Cómo si no hubiera esperado ya dos lustros y varias vidas por ella, pensé, y a quemarropa respondí: Nada.
Le gustaba amarme de manera vaga, cómoda y sin esperanzas. Como aquella moneda que pagan los odiadores y todavía presumen que es de amor.
Siempre te quiero, te extraño, te escucho. No te quiero lejos y respetando tu dignidad, nombre y valor, me alejo. Nunca mientas, fueron sus últimas palabras, palabras de vaso roto, de autosabotaje, entregándome el corazón que nunca tuvo, que nunca tendrá para mí.
No hubo razones; sólo una mirada de silencio a mis palabras, con aquella indiferencia vestida de crueldad que suele desplegar. Saco un cigarrillo, lo golpeo un par de veces sobre la mesa, le paso la lengua por los costados y el fuego se encarga de matarle suavemente. Una calada, dos, tres, cuatro. Exhalo. ¿Cómo se aleja pidiéndome que no me vaya? Meretriz de toda confusión.
Desempolvo mis alas, aún me quedan por fortuna, pero no por mucho tiempo, aquellas alas hacen juego con mis pantuflas de unicornio. Le di mi palabra “jamás volveré a irme de tu vida”. ¿Qué sería de un hombre que no respeta sus promesas? Soy y Estaré, sin embargo, le sacaré del cuarto rojo latente, cuarto que le había reservado sólo para ella. Me conozco y no puedo seguir así, esperando a quien no quiere llegar a habitarme, con excusas del tiempo que nos dimos de más o del tiempo que nunca hubo y, razón tiene, nunca quiso nuestro tiempo.
Me paro al filo de la azotea, con las alas desplegadas, con las pantuflas de unicornio amartilladas y listas para saltar. No sé cuánto me llevará, quizá no sea mucho, una vida nada más. Es un salto de fe al vacío. La luna rojiza es mi testigo.
Fotos de interiores:
(1) Brunel Johnson (@bruneljohnson) / Unsplash.
(2) Daniele Fatin (@the_rocker_606) / Unsplash.
1 Comentario
La vida es poesía. Tus ojos saben traducirla en letras que la convierten en eternidad.