SOMOSMASS99
José Antonio Bueno Saucillo*
Miércoles 14 de abril de 2021
Me resultó notable esta novela corta de Leonardo Padura, el gran Leonardo Padura, el gran cubano que me ofreció esta obra de extraordinaria narrativa, que de inmediato asocié con mis tres ídolos pasados y sus padres: el zurdo Edgar Mendieta, Héctor Belazcoarán, Frank Molina y ahora Mario Conde.
A saber de los padres: Elmer Mendoza, Paco Ignacio Taibo II, Mario Mendoza.
Estos renglones no son un catálogo general de novela negra, ni un tratado de historia de novela policíaca, no alcanzo para tanto, eso es un mundo; sólo es un reconocimiento a mis autores latinoamericanos de novela negra contemporáneos, específicamente hoy a Leonardo Padura, después de leer Vientos de Cuaresma y que me permitió acompañar a el Conde en esa aventura.
Creo es oportuno y justo denotar que lo primero que leí de novela policíaca mexicana fue a Paco Taibo II, después conocí a los otros mediante una bendita organización independiente que promueve la lectura en México, la Brigada para Leer en Libertad, en redes sociales.
Gracias a la Brigada para Leer en Libertad.
«—Bonita historia, ¿no? —preguntó el Viejo y se puso de pie—. Un muchacho de Pre y una profesora como protagonistas y un director, un mercader de motocicletas y un traficante de marihuana en los papeles secundarios; hay de todo, de todo: sexo, violencia, drogas, crímenes, alcohol, fraude, tráfico de divisas, favores sexuales bien retribuidos —dijo y su voz cambió repentinamente para agregar—. Da ganas de vomitar. Mañana mismo suelto tu informe para todas partes, Conde, para todas partes…»
Retomo las palabras del Viejo, Antonio Rangel, jefe de Mario Conde, recapitulando el caso que el detective acababa de resolver.
…Bien ¿a qué se refería el Viejo?…
A que, una vez más, el Conde había logrado desenredar la madeja para descubrir a un asesino, el de Lissette, una profesora de química del Pre de La Víbora, que fue muerta con violencia, asfixiada, ya después se determinó que eso sucedió después de haber tenido sexo con dos diferentes hombres.
Para el Conde resultó coincidente que la profesora Lissette Núñez Delgado impartía en el Pre en donde él había estudiado durante su adolescencia, lo que incentivó su interés y lo llevó a rememorar pasajes de su pasado.
En ese pasado se encontró con sus recuerdos de adolescente, sus sueños de ser escritor y de su primer amor de arrebato, también del origen de su amistad sin cortapisas del Flaco Carlos que era flaco en realidad y que estaba sin silla de ruedas.
Ahora no era ya flaco y estaba postrado después de una lesión por una bala en una guerra que no era de él.
El Flaco y su madre Jose eran su soporte emocional, eran sus engranes adyacentes.
Y no podía prescindir mucho tiempo de las exquisitas recetas culinarias de aquella maravillosa mujer que dio a luz al Flaco.
Antes de volver al caso asignado al Conde, les quiero contar que gracias a que se le ponchó una llanta al carro de Karina, la conoció.
Le impactó corporalmente, hermosas nalgas de frescura y calor tropical mezclados.
Algo más… le gustaba el jazz y soplaba maravillosamente el sax…
¿La gloria no?
Volvamos a la asfixia, el misterio… vamos a tomarle la mano al thriller…
El Conde tendría que demostrar por qué era teniente de la policía… el Viejo, su jefe, le tenía gran aprecio, era eficiente, listo, pero malcriado e indisciplinado, todo eso perdonable dadas sus cualidades…
Todo apuntaba a que la profesora había tenido una buena fiesta, pero después el Conde descubriría que no había sido así… no había sido tan buena… entre más jalaba el hilo, más se iba enredando. Comenzó con el informe de los analistas primarios donde se asentaba que se habían encontrado en la escena del crimen unas diminutas muestras de mariguana en el baño; en el Pre, en su tiempo, se fumaba clandestinamente tabaco simple, pero las cosas habían cambiado, ahora también se incluía la mariguana pero en baja escala, así que el tráfico no era intenso y se podía rastrear lo que llegaba de otros países con dificultades, pero sin llegar a la densidad con que se operaría posteriormente.
Después del primer encuentro con Karina, la cosa se le puso buena, no era inalcanzable… y la relación comenzó a tener movilidad, la suculencia era fabulosa y alcanzable.
Comenzó en él el proceso de la degustación, las fantasías asociadas con el jazz, todo a la vuelta de la casa del Flaco, próximas, ahí vivía la médica, a pasos…
Hasta aquí se puede considerar que el asunto iba saliendo bien, pero… una de las características del perfil del Conde eran sus estados, sus lapsos depresivos… borracheras del hombro del Flaco, eternas migrañas, el vaivén del depresivo de la pérdida de todo sentido de la vida, el dejarse caer con la intención de morir, pero también la lucidez en la obscuridad de la dubitación que lo obliga a buscar con las manos delante, las elucubraciones de muchas posibilidades, la riqueza que no tenía en sus cabales, las explosiones al interior de su cabeza abrían en muchas ocasiones las puertas a la luz.
El café y los analgésicos son grandes aliados en estos pasajes enzarzados, así como los frecuentes banquetes en la casa del Flaco Carlos preparados por Jose la madre que le compartía. Ron, ron, ron…
Acompañado de Manolo, su asistente, comienza a tender redes después de noches de ron, reflexiones, ataderos de casos, entrevistas… hacia algún lado siguiendo a la mariguana y hacia otro las relaciones sociales y sexuales de la profesora, descubriendo que todos opinaban muy bien de ella después de su deceso porque era muy, muy sociable, excesivamente sociable… íntima…
Prácticamente con ella nadie reprobaba, y asistía a fiestas de jóvenes alumnos con asiduidad, disfrutaba como loca.
Era joven.
Debido a su accesibilidad se dio incluso que se conocieran las respuestas a sus exámenes con antelación y, el colmo, en algunos casos comercializados.
Sus hormonas eran de lava.
Salió parte de la vida de Lissette, incluso su relación con el director del Pre… una larga lista de alumnos… y un motociclista traficante…y ahí vamos a las cuestiones del tráfico de la casta marihuana…
Establezcamos un panorama más pajarero… siguiendo la pista de la mariguana, él y Manolo hacen varias investigaciones, se realizan detenciones; aparecen dos principales sospechosos, el director del Pre y Pupy el amante joven, el de la motocicleta… al Conde no le palpita ninguno de los dos y en su cabeza se mete que debe haber un «tercer hombre»; como posibilidades alternas está Lando el Ruso, traficante, los estudiantes interrogados del Pre y lo que salga al paso…
Sigamos… el apretujamiento del interrogatorio a Lando el Ruso da resultados, primero se confirma su ocupación, se desprenden algunos parentescos… en el Pre estudia un primo suyo: Lázaro San Juan, que entre muchos también era de la larga lista de los favoritos de Lissette.
Éste canta, dice que el día de su muerte Lissette lo invita a tomar ron a su casa, él a su vez invita a dos amigos y decide llevar mariguana que roba a su primo Lando.
Jura y perjura que ese día no tuvo sexo con la profesora…
Karina sigue sin aparecer, el Conde se debate en dos grandes interrogantes, ¿quién mató a Lissette y dónde está su musa?
El monstruo de la duda le desgarra la nuca.
Acude a quien tiene, al Flaco Carlos.
Como dos almas en una, sufren su presente, se lamentan de su suerte y le dan muerte a varias botellas de ron hasta quedar suspendidos en sus penas… presas del presente y condenados a su futuro…
¿Dónde está, dónde está, si hasta he nacido por ella, dónde chingaos está?
Karina… Lissette, Karina… Lissette… Ka… dos almas en una…
Cuando aparecen los resultados de los análisis de semen, una de las muestras pertenece a Lázaro San Juan; además, los otros estudiantes interrogados, Yuri y Luis que fueron a la fiesta, declaran que se fueron de la casa de la maestra porque ésta los echó, enojada, «se puso loca», declararon. Después que salieron, Lázaro se les despegó y se fue en otra dirección.
Lázaro al verse presionado por estas declaraciones se quebró e hizo gala de su oratoria más triste, confesó que él se devolvió a casa de Lissette, le rogó que le perdonara y comenzó el romance, tuvieron sexo. Después fumaron mariguana y él le exigió que le diera los resultados de los exámenes de física y matemáticas, ella se negó, bajo una tupida tormenta de insultos, gritos desesperados, comenzaron los golpes, la violencia se tornó incontenible… Lissette seguía negándose iracunda y reclamándole que sólo la quería para fornicar y para sacar provecho de los resultados de sus exámenes… fuera de sí, él le comenzó a apretar el cuello… cada vez más fuerte, ausente de rabia, hasta que ya no respiró.
Karina finalmente regresa, la amante del sax, la que logró que el Conde limpiara su casa, la esperanza de su nueva vida, su completud.
Ya no estaría solo.
Karina le corta las aspiraciones… le dice al detective que ya no se verán nunca, su esposo le ha avisado que estará de regreso
…hasta entonces le entera de que está casada.
Estando en el limbo, Mario Conde regresa al purgatorio… ¡Flaco, Flaco, ¿dónde estás hermano? vamos a morirnos, ven… Carlos… hermano muere conmigo, muere otra vez ya no recuerdes Angola… pinche vida… jodida…llévame contigo hermano…!
El asunto del asesinato se cerró ahí, pero no los brazos de la investigación… todo fue a dar a la existencia y operación de una mafia de narcotráfico que tenía ya tiempo en la isla, de la cual la cabeza chiquita era Lando el Ruso.
Para mí, los elementos esenciales de esta obra, sin menoscabo de los demás, son fundamentalmente:
Primero, las lagunas depresivas del Conde, la soledad donde nace su luz.
Segundo, el papel del Flaco como la visión de un futuro irremediable, cruel, pero que muestra los recovecos de su verdadera amistad. La amistad que no se queda en el pasado compartido, el alcohol o la comida, sino que aflora cuando se manifiesta que se necesitan y que están ahí por eso. ¿Quién más que él sería el complemento del Flaco, si Jose moría antes que él?
Tercero, la muestra de la vida contemporánea de Cuba, haciendo gala de verdadera maestría en la narración.
Gracias Leonardo Padura.
* Esta es una colaboración del Colectivo Miguel Hidalgo de Celaya, Guanajuato, al que pertenece el autor.
Imagen de portada: Leonardo Padura. | Foto: CiberCuba.
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