SOMOSMASS99
Víctor Corona*
Lunes 12 de febrero de 2024
Dulzura
sé dulce conmigo
-dijo-
o eso entendí
a veces confundo las palabras
las traduzco en un susurro
las interpreto a mi manera
promete ser dulce conmigo
-insistió-
y sentí que el aire me quebraba la espalda
como esas hojas secas que se acumulan
en las aceras otoñales
de las ciudades más oscuras
éramos dos voces tímidas
convenidas en hablar en una lengua extranjera
en medio de una noche con vagones tristes y largos
entre almas rotas que deambulaban
en Barbès
en Pigalle
La Chapelle
calles húmedas con charcos de agua brillante
que reflejan ojos llorosos
gemidos eternos
suspendidos en la bruma fría
esa que crece
cuando realmente oscurece
y seguí sus pasos
fijado en el triángulo de su espalda
siguiendo el ritmo de sus pasos
tratando de no memorizar
ni las calles
ni las esquinas
ni los bares
ni los portales
tratando de cumplir esa promesa
-de ser dulce-
salté los escalones que me llevaron a un portal
luego a un pasillo
lleno de flores y arbustos
y había una puerta
-al fondo-
un pequeño paraíso
¿12 metros cuadrados?
una pequeña cama roja
libros en lenguas desconocidas
cuerpos pintados en las paredes
fotos de familia
algunas postales
diccionarios
una cáscara de plátano
una taza con restos de té
quizás una factura impagada
en el centro de todo
sentado en posición de loto
una gran sonrisa decía
como letanía
prométeme que irás despacio
la noche
la lluvia
la oscuridad
la humedad
el deseo
todos esos cuerpos en las paredes
me golpearon
apenas me dejaron espacio para respirar
y de repente
fue como si todo el sufrimiento de estos últimos tiempos
no existiera
como si fuera una pesadilla
la cama roja abrazaba dos cuerpos
como un hechizo
con esos aromas tan lejanos
y tan cálidos
todo el amor del mundo
toda la dulzura
mientras las lenguas y los ojos se encontraban
cómo no iba a ser dulce
cómo no iba a ser
terriblemente dulce
catastróficamente dulce
en esa noche tan húmeda y fría
la luz se filtraba por las ventanas y los cuerpos se elevaban
pero había que seguir viviendo
con dificultad recuperé mis cosas
allí seguían esas postales
todavía había esas tazas con restos de té
esas puertas
esos pasillos
esos charcos
la ciudad sin sueño se despertó
y nos tragó de nuevo,
encontré un lugar para sentarme
-en el metro-
y me senté
aún me veía la piel
-como si fuera la de una serpiente-
la acariciaba
todavía estaba suave
levanté la cabeza
allí seguían esas almas rotas de Barbès
de Pigalle,
La Chapelle
cerré los ojos
fuerte
entre las ventanas
respiré
fuerte
y busqué
otra vez
antes de que todo terminara
un poco más
de esa
terrible
catastrófica
dulzura
* Víctor Corona estudió Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Guanajuato, México, y el doctorado en la Universitat Autònoma de Barcelona, España. Actualmente es investigador por l’École Normale Supérieure de Lyon, Francia.
Foto de portada e interiores: Jeff Juit / Pixabay.
1 Comentario
Los fui viendo como si fueran los años 40.
Hermoso y dulce y triste y nostálgico.