Agustín Galo Samario / SomosMass99
León, Gto. / 24 de noviembre de 2014
La violencia contra las mujeres tiene dos realidades: la que enfrentan aquellas que se atreven a pararse ante las autoridades para exigir justicia; y la que tienen que esquivar todos los días las que se quedan calladas o las que salen del infierno a fuerza de orgullo y entereza. De la primera ya sabemos, aunque abundan los feminicidios el gobernador Miguel Márquez y la directora del Instituto de la Mujer Guanajuatense, Adriana Rodríguez Vizcaya, se resisten a recibir ayuda federal al rechazar que la Secretaría de Gobernación declare para Guanajuato una alerta de género.
De la segunda, también abundan los ejemplos. Teresita es una de ellas, convencida de que muchas mujeres violentadas lo son “porque quieren”. Sus palabras se imponen al ruido que se cuela por la puerta de una estética cerca del bulevar Morelos y a los diálogos de un programa de televisión al que nadie hace caso. Es una mujer morena, de ojos café oscuro, de edad madura. Sentada en un sillón a la espera de que la estilista le corte el pelo y la maquille. Ella no decidió casarse. “Mi padre me lo puso. Me dijo: usted se va a casar con él; yo no sabía decirle no a mi padre”. – ¿La agredía su esposo?-, me atrevo a preguntarle. – Sí, pero yo no dejaba que me viera ni llorar. Y me volví a casar, pero ahora con un tipo que yo quiero-.
Mucho tiempo antes, a los siete años le hizo saber a su padre que tenía una ilusión. “Sí, a ver: yo soñaba cuando era niña con ser abogada. En su palabra mi padre me dijo: ¿y cuándo has visto que las víboras vuelen? Yo no sabía qué era eso. A todos les dieron estudios y yo decía, ¿por qué a mí no? Usted se queda a ayudarle a su mamá, usted se queda a hacer la comida, usted se queda a limpiar. O sea, lo que querían era una sirvienta para la casa”.
Una pandemia
La campaña 16 días de activismo contra la violencia de género comienza hoy 25 de noviembre en todo el mundo, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. ¿Por qué? La Organización de las Naciones Unidas responde: porque la violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos; es consecuencia de la discriminación que sufre, tanto en leyes como en la práctica, y por la persistencia de desigualdades por razón de género; porque afecta e impide el avance en, por ejemplo, la erradicación de la pobreza, la lucha contra el VIH/SIDA, la paz y la seguridad; porque sigue siendo una pandemia global. Hasta un 70% de las mujeres sufren violencia en su vida.
Esperar la muerte
Teresita creció y vivió en León. Igual que ha visto crecer la ciudad, sólo con el esfuerzo que le ha costado ganarse la vida y, primero, la libertad para vivirla. Parte de una familia de 28 hermanos, ocho ya fallecidos, hijos de un señor del que no quiere mencionar su nombre. Pero bueno, “yo sólo esperaba a que muriera mi papá y cuando murió, dije: es mi vida y ahora voy a bailar como yo quiero. Y dije: mi vida va a ser para mis hijos. Primero debo estar bien, para darles calidad de vida a mis hijos, una calidad de vida correcta, y ahora me la rifo yo sola. Mandé al carajo a todos. Tardé dos años en no ver a mi madre”.
Porque todos se fueron en su contra, su mamá, sus hermanos y hermanas. “Y yo me fui contra todo mundo, hasta del qué dirán, porque yo no como del qué dirán. Fui la oveja negra, como quieren decir ellos (sus familiares), que en mi familia, papá, mamá, matrimonio para toda la vida, hasta que la muerte… qué sé yo, hasta que se los llevó la chingada. Está bien.
“Yo soy la cuarta de las mayores. Y así me apuntaban: cómo es posible que tú nos hayas desafiado, que haya habido un divorcio en la casa, que es pecado, que esa es la cruz que vas a cargar. ¡Ah, la cruz… la traigo en las patas! ¡Déjenme en paz! ¡Si no me dejan salir adelante, no me estorben! Mandé a la fregada a todos”.
Lo que trae la violencia
Cientos, quizá miles, son las mujeres que llegan cada año a los hospitales del estado para ser atendidas por lesiones causadas al interior de sus hogares. Precisamente, el lugar donde más seguras deberían estar. Otras, más desafortunadas, se suman a la frialdad de las estadísticas. En el año 2013 se registraron 73 muertes violentas de mujeres en Guanajuato y al menos 39 hasta el mes de septiembre de este año. El delito de feminicidio se ha cobrado alrededor de 270 vidas desde hace cinco años. Por eso un grupo de organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres han exigido desde hace más de dos años que el gobierno federal declare una alerta de género para el estado, con la cual se obtendrían recursos para hacer frente a un fenómeno complejo que tiene que ver con la discriminación, la pobreza, el escaso acceso a la salud y a la educación, la falta de equidad y la desigualdad por razones de género.
El miedo
Desde joven, o mejor dicho, desde siempre, Teresita se dio cuenta que podía valerse por sí misma. -¿Cuándo vi que podía mandarlos a las hilachas? No me atrevía. Yo lo que le tenía a mi papá era miedo, no respeto. Se confunde, porque el respeto se gana y el miedo no, el miedo te lo meten a huevo-. Pero hay que seguir, ¿no? ¿Qué hizo? – Entonces dije no, pero cuando se muera mi papá lo primero que voy a hacer es divorciarme. Se lo llevó a mi papá la chingada y en el momento en que se lo llevó, lo enterré y empecé a hacer los trámites para mi divorcio. Lo siento, era mi vida, es mi vida. Yo no quería esa vida para mí, y como no quería esa vida para mí… aunque me cerraron las puertas de la casa con mi mamá, aunque mis hermanos me dijeron que no volviera… Pero cuando me necesitaron ahí estaban: que Teresita, mira, no tengo nada; que Teresita, de favor… Y yo trabajaba mucho. Trabajaba. Ahora nomás le hago al pendejo. Pa’qué le digo. Toda la vida trabajé. Como le digo, fuimos 28 de familia. Se murieron ocho. Tuvimos que trabajar toda la vida para los demás. Mi papá trabajaba dentro del gobierno, trabajaba en derechos para el trabajador, trabajaba en la CROC. Por eso le digo, en esos lugarcitos es donde se ve más la mierda. Nomás corra un tantito la cortina y verá la mierda que hay.
– A esas personas que me decían, tú eres una divorciada, que esto y lo otro, pues a la chingada. Pero cuando estaban enfermos, Teresita, ¿me ayudas? Teresita… -¿Principalmente los hombres?- Hombres y mujeres. Por eso digo, aquí no tiene más peso un hombre que una mujer. El peso es igual. Queríamos igualdad, ¿no? Pues ahora nos aguantamos. Ahora nos chingamos. Andábamos que todos iguales y qué la chingada, y así es, aguántate. El machismo está en todos lados.
– Y quiénes son más machistas, ¿los hombres o las mujeres? -Todos por igual. Tú no has conocido a un tipo basura, que son machistas hasta la madre. Mis hermanos son machistas. Pero no porque vivas en la basura quiere decir que tú seas basura. Me explico: yo viví entre esos. ¿Machismo? Yo dije no. Está en uno. Nadie te forma. Ahorita que enterré a mi madre se me murió una hermana, esa hermana que era muy buena persona y muy machista, se me murió en las manos. Hace seis meses se me muere mi hermano, con el que más yo me llevaba, éramos carne y mugre para todo. Y sí es cierto, uno ve bien cuando es malo y cuando es bueno, uno alcanza a percibirlo, no es uno pendejo. Cuando la persona es machista, cuando la persona es abusiva, ¿tú permites que te abusen? Aquí no hay víctimas. Nada más que yo no sé cómo lo quieren ver. Pero yo no quiero que otra gente piense igual que yo, de ninguna manera.
– Por eso digo que es tan malo no decir nada como no saber decir no. Es muy malo cuando no te enseñas a decir no. Primero estás tú como persona, eso es lo primero. Aprende a decir no, algo que no te lata, algo que no quieras, aprende a decir no. Por mucho que uno ame a esa persona, por mucho que uno ame al amante, lo que sea, siempre uno debe aprender a decir no y aprender a ponerles límites a los hijos. Es que no es tan difícil. –Y bueno, se volvió a casar. ¿Es feliz ahora?-. Bendito sea dios. Tengo 22 años con esa persona. -¿Y él ya no pega?-. ¡No!, ¿qué le pasa? ¿Usted cree que salí de una para que me chingara otro? ¡No, cómo cree! Ahora es como yo quise, profesional, educado, respetuoso. Y si no, se va. Así tan sencillo, se va al carajo. A mí nadie me pega. En mi agenda no entra esa clase de persona”.
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