SOMOSMASS99
Alfonso Díaz Rey*
Viernes 16 de diciembre de 2022
Las fuerzas de la derecha latinoamericana, siempre apoyadas por los sectores más reaccionarios ─dentro y fuera del gobierno─ de Estados Unidos y en no pocos casos también por la execrable OEA, han vuelto a las andadas. El golpe ha sido esta vez contra los pueblos de Argentina y Perú.
En Argentina, mediante una farsa judicial condenaron a la vicepresidenta Cristina Fernández a seis años de prisión y la inhabilitaron de manera permanente para ejercer cargos públicos. En Perú, el presidente Pedro Castillo fue objeto de un golpe legislativo-judicial, destituido y encarcelado. En los dos casos los grandes medios de comunicación jugaron un papel preponderante para llevar a cabo esas acciones.
En ambos casos la acusación fue, paradójicamente, por corrupción. El primero, encabezado por miembros corruptos de un sistema judicial que está al servicio de la oligarquía argentina; el segundo, por legisladores y jueces que representan y cuidan los intereses de la alta burguesía y la oligarquía, corruptas por naturaleza, que no aceptaron el hecho de que alguien ajeno a su «clase», un profesor rural, haya sido electo presidente de Perú.
También, en ambos casos la derecha ha copado importantes espacios en los sistemas legislativo y judicial, que con el apoyo de los grandes medios y sus campañas de mentiras, miedo y odio ─más el ejército y la policía, en el caso de Perú─ se completaron los cuadros para la realización de sus planes.
No es la primera vez que lo hacen. En años recientes las fuerzas de derecha han depuesto presidentes en Honduras (Manuel Zelaya, 2009), Paraguay (Fernando Lugo, 2012), Brasil (Dilma Rousseff, 2016) y Bolivia (Evo Morales, 2019), país este último en el que en días pasados se frustró un intento de desestabilización organizado por la gran burguesía cruceña.
Lo intentaron, y fallaron, en Venezuela (Hugo Chávez, 2002) y en Ecuador (Rafael Correa, 2010). Con Cuba, que desde el triunfo de la Revolución lo han intentado de mil maneras, el próximo 1 de enero se cumplirán 64 años de sueños de la derecha en el exilio y de los gobiernos de Estados Unidos por doblegar a ese pueblo hermano.
Las actuales acciones golpistas de la derecha latinoamericana responden a un intento por restaurar a plenitud el neoliberalismo en esta parte del mundo, que es también la región donde los pueblos más se han opuesto y rebelado contra esa versión del capitalismo.
En nuestro país esa oposición y rebelión se dio en 2018, en la elección federal del 1 de julio, en la que ascendió un gobierno progresista y nacionalista, el que desde su primer día de gestión ha sido objeto de denostación por sectores de la extrema derecha, políticos y empresarios corruptos desplazados y parásitos que vivían del erario, Está demás decir que también cuentan con el apoyo de grandes medios de comunicación.
Aquí también la derecha está activa y aun cuando carece de mayoría en las cámaras legislativas, cuenta con espacios en el área judicial, con instrumentos ─organismos «autónomos»─ e incrustaciones en instancias de la administración pública que le han permitido obstaculizar algunas medidas y acciones del gobierno federal. Sus seguidores y promotores se ubican en los estratos medios de la población que se caracterizan por ser etenos aspirantes a miembros de la burguesía.
Mientras la derecha tenga la mínima oportunidad intentará recuperar el gobierno y reimplantar, corregido y aumentado, el neoliberalismo. Ese retorno se evitará solamente con la participación consciente y organizada del pueblo y la unidad entre las fuerzas políticas y sociales cuyos esfuerzos se dirijan a procurar una vida digna para quienes vivan en este país.
Para ello será necesario definir qué país queremos e impulsar los proyectos que beneficien sobre todo a los sectores más vulnerables y a los desposeídos, y a llevar hasta sus últimas consecuencias los cambios que se requieran para realizar una real transformación de México.
* Miembro del Frente Regional Ciudadano en Defensa de la Soberanía, en Salamanca, Guanajuato.
Imagen de portada: Cristina Kirchner. | Foto: Cristina Kirchner Twitter.
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