Agustín Galo Samario / SomosMass99
León, Gto. / Domingo 11 de octubre de 2015
“Nosotros somos los que siempre vamos a perder si el Estado mexicano sigue negando la realidad de este país, así como el gobierno de Guanajuato niega que este año haya aquí 63 mujeres asesinadas. O sea, cuando quieren invisibilizar un problema, cuando no quieren asumirlo ni siquiera reconocerlo, los que pierden son las víctimas”, dice con indignación Omar García, sobreviviente del ataque a los estudiantes de la normal rural Raúl Isidro Burgos la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014, cuando policías municipales de Iguala, Guerrero, desaparecieron a 43 de sus compañeros.
Luego de hacer un recuento de “las mentiras históricas» del gobierno federal, dice que los estudiantes perdieron “toda la confianza, o dejamos de creer en las autoridades mexicanas” entre el 5 y 6 de octubre del año pasado, “cuando en cinco fosas clandestinas de la ciudad de Iguala encontraron 28 cuerpos. De inmediato dijeron que esos eran nuestros compañeros. Si no fuera porque teníamos abogados y estos abogados nos sugirieron convocar al equipo de antropología forense argentino, seguramente hubiéramos enterrado a esos cuerpos. Los análisis clínicos y de ADN que los argentinos obtuvieron en laboratorio dieron negativo y por lo tanto no correspondieron a ninguno de nuestros 43 compañeros. A partir de ese momento la credibilidad del Estado se vino abajo y quedó evidente no sólo ante los padres de familia sino ante la opinión pública nacional e internacional que el Estado mexicano iba a mentirnos a partir de ese momento”.
Pero la indignación del normalista no para ahí. Porque luego de que la comitiva de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que visitó el país los últimos días de septiembre afirmó que México vive una grave crisis de derechos humanos y de que el subsecretario de la Secretaría de Gobernación, Roberto Campa Cifrián, respondió que el problema no es generalizado en el país, el joven estudiante dice que el gobierno federal puede negarlo una y otra vez porque, levanta la voz, “¡ellos qué chingaos, ellos qué van a perder! Al final de cuentas van a estar ahí en sus puestos, ahí van a estar bajo la impunidad, ahí van a estar pese a las injusticias”.
El problema en el que están metidos
Más aún, luego de que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dijo que no había indicios de que los 43 normalistas hayan sido calcinados en el basurero de Cocula, Omar García exige: “si no fue ahí entonces que nos digan dónde, que nos digan quiénes, porque nosotros no nos la vamos a tragar de que fueron los Guerreros Unidos o de que fue el narco. Porque el narco en México no puede actuar sin la connivencia y sin el apoyo de las autoridades. ¡Sin ese (apoyo) no pueden actuar, cabrón! Eso lo hemos aprendido también en todo este año.
“El Estado mexicano y la inteligencia militar han evolucionado tanto, la tecnología de igual manera ha evolucionado tanto que nosotros sabemos que así como persiguieron a Lucio Cabañas, así como persiguen a un luchador social, así como le dan seguimiento a sus teléfonos móviles, así como reformaron la Ley de Telecomunicaciones, así tuvieron que haber investigado el paradero de nuestros compañeros y no lo han hecho. ¿Qué hay de la telefonía celular? ¿Qué hay de la geolocalización? ¿Qué hay de la retención de datos? ¿Por qué no se le dio (seguimiento) si seguían activos hasta febrero? ¿Por qué la PGR, a través de Murillo Karam, dijo que nuestros compañeros fueron calcinados con todo y sus dispositivos móviles? ¿Entonces por qué continuaron activos?
“Falta mucho por investigar y como falta mucho, nosotros seguiremos creyendo. Y con la confianza de que podemos encontrarlos mientras no se nos demuestre lo contrario. Pero eso sí, nos lo tienen que demostrar los expertos y queremos dos unidades especializadas, que es otra de nuestras peticiones, una que continúe la búsqueda de acuerdo a los acontecimientos y otra que investigue a todos estos funcionarios que a lo largo de este año incurrieron en alterar pruebas, en armar teatritos como el de Cocula, que entre ellos estaba Murillo Karam, Osorio Chong, Tomás Zerón de Lucio y muchísimos funcionarios más. Porque no se vale, compañeros, o sea, si una persona común altera una prueba, si hace una falsa declaración, está incurriendo en un delito. Ustedes lo saben. Entonces, ¿qué les espera a Murillo Karam, a Tomás Zerón de Lucio y a todos ellos si alteraron, si borraron evidencias, si extraviaron videos, si obligaron a personas a declarar de manera falsa, si torturaron a muchos para que se vieran obligados a declarar? Nomás pregúntense, pues, y vean el tamaño del problema en el cual están metidos ellos. Y eso nosotros quisiéramos que quedara claro, nosotros no somos ya los del problema, son ellos los que tienen ya un problema con nosotros”.
Si nos van a matar, que lo hagan
Omar García llegó a León acompañado por la madre del normalista asesinado Julio César Ramírez Nava, la señora Bertha Nava, quien advierte: “Tocaron lo más sagrado para nosotros, que era la vida de nuestros muchachos, pues que se atengan a las consecuencias. Vamos con todo contra este gobierno y si nos va a matar, que lo hagan, no tenemos miedo. Sabemos a lo que le tiramos y sabemos cuánto valen el presidente (Enrique Peña Nieto) y su recua de asesinos, que nos pueden ir a matar en cualquier rato, saben dónde vivimos. Estamos dispuestos a eso, a dar la vida, pero estamos hartos de tanta porquería, de tanta mugre que está despidiendo este gobierno”.
Bertha Nava y Omar García visitaron Guanajuato por cinco días, en los que recorrieron esta ciudad, la capital del estado, Irapuato y Salamanca. Aquí, en un local del centro de la ciudad, la señora Nava pide a los tres únicos reporteros que acudieron a la convocatoria de organizaciones sociales que, “como periodistas, estén atentos a cualquier cosa. Bien saben ustedes que nos la tienen sentenciada, que ya vienen órdenes de aprehensión contra nosotros como padres, para alumnos. No tenemos miedo, está impuesto este gobierno a tener millones y millones de gente en estas cárceles clandestinas. La Marina, los militares, han jugado un buen papel en este lugar y el gobierno sigue defendiéndolos, no hace nada, y no hace nada porque no lo ha tocado a él, porque es él quien lo manda a desaparecer, a matar a cuanta gente quiera, a cuanta gente le esté estorbando para sus empresas trasnacionales”.
No hay que esperar para hacer algo
Omar García, a pregunta expresa, recuerda que la investigación del caso no está terminada y que los informes que presentó el GIEI de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) no son concluyentes. En la obviedad, porque las dudas siguen y los expertos continuarán en el país por lo menos durante seis meses más, hace énfasis en la respuesta oficial luego de que la comitiva de la CIDH dijo que en México hay una grave crisis de derechos humanos: “Y quieren decir, no pues todo el país no está jodido, así lo dicen. No sé si ellos quieran cifras más grandes que las de 23 mil, las cuales admiten, o quieran cifras más grandes que rebasen los 120 mil para decir que la situación está jodida.
“Para nosotros, realmente, sean 120 mil o 23 mil pues es bastante y la situación es de preocuparse. Por lo tanto, las autoridades debieron haber tomado medidas desde hace años, no tenían que esperar a que pasara Ayotzinapa u otros asuntos. Las afirmaciones de la CIDH, de los altos comisionados de la ONU que han pisado el territorio nacional, pueden ser no concluyentes, pero sí reflejan el sentir de muchas familias en el país, sí reflejan lo que están viviendo muchísimos mexicanos y mexicanas hoy por hoy.
“Podrán esperar, ustedes los periodistas o los ciudadanos del país, a que sea el 51 por ciento de la población la afectada para que finalmente se haga algo. Pero nosotros no queremos esperar a que lleguemos a esas cifras, porque no creemos en ese tipo de estándares hasta democráticos, si así lo quieren llamar, para que sea la mayoría y al final se haga algo. ¡Pues no mamen!, la situación está mal. 63 mujeres asesinadas este año en Guanajuato, pues no sé si no les alarma eso, si no piensan que la ciudadanía corre el riesgo de acostumbrarse a ver mujeres asesinadas, o extorsionados, o lo que sea. Porque entonces no hay que hacer nada y hay que acostumbrarnos a esta forma de vida; hay que decir que los niños tienen que crecer así, que todos los mexicanos tenemos que crecer así con este clima de violencia. Si eso es lo que nosotros vemos como normal, si en nosotros no cabe ni una pizca de humanidad, de dignidad, pues entonces estamos jodidos. Y entonces la CIDH va a decir que están jodidos (los mexicanos) porque ya no tienen ni una pizca de sensibilidad. A eso va a venir la CIDH y ya no le va a prestar atención a los desaparecidos ni a lo demas. Va a decir: ‘México vive una grave crisis de sensibilidad y de humanidad’. A eso va a venir, y entonces el gobierno va a decir: ‘no, esa no es la situación general’.
“No, lo que quiero decir es que son unos cínicos. Y vuelvo a repetirlo, al negar la situación del país los únicos que pierden son las víctimas. Porque ellos, bien gracias; el gobierno, bien gracias. Ellos siguen con sus salarios, siguen donde están y ya. ¡Pues qué chingaos! Pero cómo le explicas a una madre, a un padre de familia que ha perdido un hijo, que no ha visto a la justicia y ni siquiera sabe dónde está. Pregúntense eso y pónganse en los zapatos nada más. No esperemos a que sean 23 mil, o sea, no esperemos a que sea la vecina o el vecino nada más para hacer algo; que sea el amigo, el tío, el primo, el pariente y van a ver de qué estamos hablando.
Respecto de lo dicho por el secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, en el sentido de que había un normalista que era soldado y que posiblemente se trataba de Julio César López Patoltzin, Omar García comentó que el padre del joven, don Rafael Catarino,les informó a los padres de familia que su hijo sí había pertenecido al Ejército, pero que desde hace dos años que se había dado de baja porque en vista de la situación económica se había decidido a estudiar y no vio más opción que Ayotzinapa.
Esa “es una situación con la cual jugaron desde hace meses. O sea, nuestra escuela es una escuela abierta. Ahí hay todo tipo de personas y de todo tipo de edades. Yo tengo 25 y otros compañeros tienen más o menos y ya tienen hijos, por ejemplo. Es una escuela para el pueblo, para gente pobre. Entonces, “respecto a lo que diga Cienfuegos nos vale madres. Si era un agente suyo, pues más implicados están porque entonces sabían perfectamente a qué íbamos y qué estábamos haciendo en Iguala. Y si no era un agente suyo, entonces era gente nuestra. O sea, ¿si era un agente suyo el Ejército mató a un agente suyo? No lo dudamos tampoco, pero para la gente de afuera cualquier cosa es escándalo y cualquier cosa es chisme. Y mientras eso no se asiente en los expedientes como una verdad jurídica, pues va a ser un chisme y un dicho al aire. ¿Por qué no Cienfuegos va también a la PGR a declarar o el que sea, este era un agente mío o lo que tenga que decir? Pero que lo diga y que sea parte de un expediente y de una investigación. Así como nos han hecho declarar a cada uno de nosotros y como seguramente están investigando a cada miembro de nuestra familia, así como no nos la van a perdonar, pues que lo diga pero no como una cuestión mediática sino como una cuestión responsable y jurídica”.
Los están masacrando
Bertha Nava dijo también que cuando les dieron la noticia de la identificación de Alexander Mora, los padres se derrumbaron. “Pero así como nos derrumbamos, así nos levantamos, con coraje, dignidad y rabia. Eso es lo que nos mantiene en esta lucha y no vamos a parar hasta el día que caiga el último fulano que tuvo que ver en esto. Tienen que caer, tarde o temprano tienen que caer, porque nosotros no les pedimos que nos tocaran a nuestros muchachos, no tenían ningún derecho de matarlos, de masacrarlos vilmente como lo hicieron. ¿Por qué pisotear tanto los derechos de estos muchachos (por parte) del presidente y toda su comitiva? A ellos no les importa que estos muchachos estudien, que estos muchachos se preparen, porque nos están golpeando a cada rato que pueden. Los están masacrando, y no nada más es Ayotzi”.
Reconoció una vez más que en 2012 votó por Enrique Peña Nieto, porque “nos cantó bonito, ¿verdad?, al oído. Dijo que todo iba a cambiar, que todo iba a ser diferente, que ya no iba a haber hambre. Pero vemos que todos los partidos políticos están cortados con la misma tijera y que su única preocupación es llevarse todos los recursos de nuestros pueblos. Hay padres que tampoco ya creen en eso, en que un partido va a venir a solucionarle la vida. Aquí hay que amarrarle y hay que seguir para adelante, porque si lo hicimos con Peña Nieto pensando que nos iba a ir mejor, pues vimos que no es verdad. Tenemos que cambiar nosotros, nuestra forma de pensar y querer un mejor mañana, un mejor día para nosotros, para nuestros hijos, para nuestros nietos. Solamente unidos lo vamos a lograr, porque separados, cada quien por su lado, lo que hace este gobierno es matarnos, masacrarnos. ¿Y luego quién va a preguntar por nosotros? Nadie, pero organizados nuestros compañeros van a preguntar qué pasó, qué hiciste tú gobierno, danos respuestas. Eso es lo que van a hacer mientras estemos unidos y organizados”.
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[…] Maruán Barguti / eldiario.es […]