SOMOSMASS99
ÚLTIMO PISO
Gwenn-Aëlle Folange Téry*
Lunes 2 de julio de 2018
¿Tons?
¿Amanecimos?
¿Medio perdidos o perdidos y medio?
¿Cómo te fue ayer? ¿Votaste?
Yo sí.
Decidí mi voto el lunes pasado, apenas. Lo cambié el miércoles, durante diez minutos. Y luego el jueves. Regresando a la misma idea, siempre.
Me doy cuenta de que el sentimiento de tristeza que traigo es por mi decisión, no por los resultados, que ni oficiales son todavía.
Porque me basé en lo malo que sé de los candidatos, en lo feo que veo.
Debería de haber sido al revés, votar por un proyecto que me llena, o por un candidato en el que confío, o hasta por un partido que no me da asco.
Pero no se pudo y así es la vida cuando es así.
Puse mis crucecitas, que parecen taches dice el hijo de unos amigos, parece que estás diciendo NO, muy alto.
Y tiene tantita razón: te escojo a ti pero no quiero que ganes. Te tacho a ti, con el color que escoges traer hoy, esperando que tú no me taches a mí, ni a los demás, más cuando tengas todo el poder entre tus manos.
No escogí por México. No escogí por mí, ni por mis hijos. No encontré quién me ofreciera lo que yo idealizo y que, al mismo tiempo, se viera con ganas de cumplir.
Voté por los asesinados, por los desaparecidos, por los que no encuentran trabajo, por los que cierran sus puertas con mil candados, por los que ya no aguantan.
Pensando que tanto candidato asesinado, tanta gente amedrentada, merecen que me levante de mi silla y salga a votar.
Aunque me taladre el cerebro la línea de “un solo voto, el tuyo, no cambiará nada”.
Fue un voto triste…
* Gwenn-Aëlle Folange Téry es pintora y escritora.
Foto de portada: Hendrik Lentz.
0 Comentario