SOMOSMASS99
Oscar Alzaga*
Martes 16 de mayo de 2023
México vivió los últimos 5 siglos de historia, bajo el colonialismo y conquista de los países poderosos. En el pasado ellos buscaron nuestro país como tierra de conquista y colonia; luego, con el desarrollo capitalista de Europa del norte nos convirtieron en botín de materias primas industriales, siempre con una mano de obra barata; después, los países más poderosos de Europa, América y Asia se hacen imperialistas mientras Latinoamérica llega tarde al capitalismo, no como el europeo y de Estados Unidos sino subdesarrollado, dependiente y atrasado. La desigualdad y la discriminación de la humanidad se vuelven reglas del desarrollo universal. Cuando en 1917 se hizo el primer intento de un desarrollo distinto e igualitario, los grandes poderes y fortunas se unificaron para acabar con él. En esos 500 años la guerra fue el arma principal de ellos, hasta llegar en Europa en el siglo XX a las dos guerras mundiales, los más irracionales y criminales momentos de la historia universal. En ese mar de agresiones y guerras tuvo que nadar y sobrevivir México para no caer más abajo.
No eran colonizadores, su administración equivalía a una pura opresión y nada más. Eran conquistadores, y eso lo único que requiere es de la fuerza bruta, nada de lo que pueda vanagloriarse uno cuando la posee, ya que la fuerza no es sino una casualidad nacida de la debilidad de otros.
– Joseph Conrad. El corazón en las tinieblas. 1902. Trad. S. Pitol.
Poco se ha estudiado la conquista árabe sobre España, de 710 a 1492, año en que se libera España del último reducto árabe e inicia la conquista y colonialismo sobre América, siguiendo muy de cerca la misma ruta árabe: con pocos hombres los árabes conquistan a España; la encuentran dividida y ahondan esa situación, pasando a cientos de miles de españoles y judíos a las filas árabes; ellos representaban una cultura más avanzada que la española, ellos llevan la cultura griega a Europa vía la escuela de traductores de Toledo, del año 1100 al 1200. Comparadas las dos conquistas, los árabes fueron mucho más tolerantes que los españoles en cuanto a religiones, costumbres y cultura. España, a su paso todo lo destruía e impuso una religión única, la suya, atribuyendo a las demás ser obra del diablo o idólatras.
La conquista española de América intentó borrar la historia previa de las culturas prehispánicas destruyendo todo a su paso, pretendiendo que la cuenta del tiempo iniciara a partir de su llegada a América. Tres siglos de conquista y colonia, de intolerancia y dominación, de violencia y prohibiciones pretendieron sepultar las culturas y religiones prehispánicas y establecer solo la cultura española, dejando al margen a los indígenas. En 1808 España ya había iniciado su decadencia y rezago ante Europa del norte. Esa cultura decadente, conservadora, de economía atrasada, monárquica y parasitaria, que compartía el poder con la iglesia, dejó su huella en las colonias que de 1808 a 1826 se independizaron. Los ingleses trasladan a Estados Unidos una economía boyante, capitalista y el genocidio de los indígenas, desde los siglos XVII y XVIII.
Dentro del Templo Mayor
Cortés halló las representaciones en piedra
De los dioses aztecas
Y en Europa se difundió la certeza
De que eran los demonios del cristianismo.
Los conquistadores no estaban, como creían,
En el Nuevo Mundo
Sino de verdad en Otro Mundo
Que no encajaba en sus mentalidades.
– José Emilio Pacheco. La luz en el zoológico de las sombras.
Pocos pueblos de Latinoamérica han tenido tantas luchas y victorias como México, quizá debido a su ubicación y riquezas naturales. En la guerra de independencia se involucró el pueblo, lo que no fue común en Latinoamérica, como lo anotaron los estudios soviéticos señalando que varias luchas de independencia fueron guerras entre ejércitos regulares de españoles y criollos. Aquí, de 1810 a 1823, participó el pueblo y fue definitivo para el triunfo. Aunque Iturbide en 1821 lo hiciera personal, como conservador que era se autoproclamó “emperador”. No obstante, pronto cayó y subió Vicente Guerrero.
Durante la conquista, la resistencia indígena fue notable desde el triunfo azteca de “la noche triste”, así nombrada por los españoles derrotados el 30 de junio de 1520, que siguió hasta el siguiente día. La superioridad en armas y experiencia española los llevó a ganar, al regresar e imponer la conquista. En los tres siglos hubo varias luchas indígenas y triunfos, como en la batalla del Peñón del Mixtón de 1541, en el norte de Jalisco, donde murió el sanguinario español Pedro de Alvarado. De 1547 a 1600 duró la resistencia chichimeca ante la invasión española de sus tierras, ricas en minerales, donde la corona abrió “El Camino Real de Tierra Adentro”, con la brutal explotación de indígenas y negros en las minas y haciendas, por los conquistadores.
En la década de 1770, la Nueva España vive una ola de huelgas en la minería, destacando la más grande y radical de 1776 en Real del Monte y Pachuca, entonces llamaban tumultos las huelgas; siendo esas luchas precursoras de la guerra de independencia. En una de las batallas más importantes, la toma de la Alhóndiga de Granaditas de la ciudad de Guanajuato, el 28 de septiembre de 1810, fueron los mineros de la Valenciana encabezados por el Pípila, los que hicieron posible la primera derrota de la corona española en la Nueva España, que siguió con otras más hasta llegar a la derrota de la corona en el Monte de las Cruces, el 30 de octubre de 2010. Esos días los llamaron el “incendio de la pradera”.
La guerra de Independencia siguió después encabezada por Morelos y amplios sectores populares en grandes batallas, igual con Vicente Guerrero hasta el final de la etapa de independencia.
Tres rebeliones de afrodescendientes ocurrieron en la colonia: en 1608, la que encabezó Yanga en Veracruz; en 1612, al ahorcar en el Zócalo a 35 rebeldes, entre ellos 7 mujeres; y en 1763, con la protesta de afrodescendientes que marcharon del estado de Morelos a la capital para protestar por el maltrato recibido en la hacienda azucarera, protesta que fue reprimida.
En el siglo XIX e inicio del XX el pueblo derrotó a dos dictaduras de las más represoras y criminales de la historia: la de Santa Anna y los conservadores (1833 – 1857), y la de Porfirio Díaz (1876 – 1911) ejerciendo el mando con el ejército y prohibiendo todo tipo de libertad a los ciudadanos. En varias naciones latinoamericanas no derrocaron a sus dictaduras, salvo en coyunturas, sin lograrlo a fondo. Aquí, fueron grandes gestas populares de alcance nacional.
Además, esa lucha política e ideológica en el siglo XIX terminó en la guerra entre conservadores y liberales, en la que en 3 años triunfan los liberales encabezados por Juárez (1860) y de paso derriban uno de los pilares principales de los conservadores: la iglesia, y le expropian sus bienes. Mientras que en Colombia los conservadores gobernaron 200 años y los liberales perdieron. La mayoría de los gobiernos de Nuestra América compartieron el poder con la iglesia católica.
En el siglo XIX, además, sufrimos dos invasiones militares extranjeras, una del gobierno de Estados Unidos (1846 – 1848) y, la otra, del gobierno de Francia (1862 – 1867). En la primera, contra un ejército menos fuerte, fuimos derrotados; en la segunda frente a un ejército más fuerte, el segundo del mundo, ganamos la guerra. ¿Por qué? Porque el triunfo de una guerra no depende solo de los agresores sino también de los agredidos.
En la primera, la defensa nacional la organizaron Santa Anna y los conservadores, con el pueblo dividido y manteniéndolo ajeno a las decisiones y la lucha, haciendo una guerra frontal de ejércitos, con actos cobardes y traicioneros de Santa Anna, quien termina reconociendo la legalidad de la pérdida, primero, de Texas y, después, de la mitad del territorio nacional.
En la segunda invasión, la defensa, que inicia con el triunfo del 5 de mayo en Puebla, la encabeza Benito Juárez involucrando y unificando al pueblo en la lucha por la defensa de la nación; en todo el país organiza con el pueblo la guerra de guerrillas. Juárez nunca reconoció ni la legalidad de la invasión ni menos a su emperador Maximiliano, que quiso imponer Napoleón III, emperador de Francia, para volver a México una colonia, con un moderno y poderoso ejército, el apoyo de los conservadores mexicanos y la iglesia. En 1867 son dominados los invasores y expulsados de México, salvo Maximiliano que fue fusilado en el Cerro de las Campanas el 19 de junio de 1867, con los traidores Miramón y Mejía. Toda Latinoamérica festejó este triunfo y José Martí rindió un sentido homenaje a Juárez, comparándolo con Bolívar. Los hermanos Flores Magón reivindicaron la memoria de Juárez como gran liberal libertador, inteligente y consecuente.
Antes de la Revolución de 1910 lucharon los precursores de ella, abonando el camino para lograrla: en plena dictadura formaron clubes liberales en donde se discutía la publicación Regeneración, formaron el Partido Liberal Mexicano y en 1906 publicaron su Programa de la Revolución; organizaron sindicatos y clubs obreros, las famosas huelgas de Cananea en 1906 y Ríos Blanco en 1907 y otras más. Y lo más importante: organizan levantamientos armados, siempre para lograr la revolución y derrocar la dictadura. Pero fueron perseguidos por los gobiernos de Porfirio Díaz y de Estados Unidos (EU), muriendo su líder, Ricardo Flores Magón, en una cárcel de EU. El despertar de la revolución lo aprovechó Francisco I. Madero convocando primero a las elecciones y, debido al fraude, llamó a la revolución el 20 de noviembre de 1910.
La revolución mexicana, fue una larga lucha armada de varios periodos: de 1910 a 1913 la encabeza Madero pero muere traicionado, lo que provocó el levantamiento en todo el país y varias batallas populares, que llegan en 1914 a los triunfos de Torreón, Paredón y Zacatecas, derrotando al ejército de la dictadura y a la oligarquía nacional, lo que abre el camino a la Constitución Social de 1917 que, siendo la Ley Suprema, es todo un proyecto de nación. Los ejércitos populares más destacados fueron el Constitucionalista que encabezó Carranza, primero, y Obregón después, pero Villa y la división del Norte logran los mayores triunfos -en Zacatecas la batalla del 23 de junio de 1914 fue una obra maestra épica-, y el ejército del sur de Zapata, con perfil agrarista. Finalmente, Villa y Zapata fueron los mejores representantes del pueblo.
Hubo pensadores de aquel tiempo, y después, que hablaron de una revolución burguesa, por seguir el ejemplo francés de 1789. Cuando en realidad en México y en varios países de Latinoamérica desde finales del siglo XIX, ya había un sistema capitalista, pero no igual al inglés, francés o uno similar, sino otro donde convivían sistemas atrasados con modernos, pero el motor de ellos era ya el capitalismo, como ocurrió en la Rusia que estudio Lenin en 1905. El nuestro era un sistema capitalista en 1910, pero subdesarrollado y dependiente del imperialismo. No se parecía a los modelos europeos.
Hubo grandes luchadores surgidos de los ferroviarios, petroleros, universitarios, mineros, campesinos, comuneros, textiles y entre las masas anónimas; ilustres militantes, de oposición y críticos, como Francisco J. Mújica, Salvador Alvarado, Felipe Carrillo Puerto, Esteban Baca Calderón, Manuel M. Dieguez, Nicolás Cano (los últimos 3 mineros) Felipe Ángeles, Isauro Alfaro, José Vasconcelos, Jesús Silva Herzog, Narciso Bassols y tantos más. Los comunistas inician su trayectoria en 1919, y tendrán un gran acercamiento a la clase obrera en los años 30 y 40.
La revolución fue tan profunda que trastocó toda la cultura y educación, reivindicó a fondo el pasado prehispánico y la cultura indígena viva y presente, la novela, la poesía y el cine recrearon la epopeya armada, muy poco de la vida cultural del pasado porfirista siguió.
Las demandas y los proyectos de la lucha armada se realizan en gran medida en el sexenio de Lázaro Cárdenas (1934 – 1940). Porque los gobiernos previos se frenan al no realizar la reforma agraria ni gravar propiedades extranjeras. Obregón intenta reelegirse (1928) contra el pueblo que lucho por la “no reelección” y Calles impone una mini dictadura poniendo y quitando presidentes de 1928 a 1934, que en junio de 1935 lo lleva a chocar con Cárdenas al querer imponer su mando, pero fracasa porque a Cárdenas lo apoya el pueblo.
El cardenismo (1934 – 1940) es la etapa más intensa e importante de la lucha de clases en la historia nacional, después de la revolución de 1910 – 1917. Nunca en el país han ocurrido más huelgas de enorme importancia, como fue de 1935 a 1938 ─más de 500 anuales─; ni creció tanto la sindicalización ─de 300 mil trabajadores a 900 mil, un 300%─; ni se logró tan grande avance en el crecimiento de contratos colectivos de trabajo (CCT) de tanta calidad; ni destacaron tanto los sindicatos nacionales de industria, como independientes, democráticos y solidarios. En ese av influyó la crisis de 1929 – 1933, los gobiernos de Obregón y Calles que frenan la revolución, y el impulso que dio Cárdenas a la organización campesina, obrera, magisterial, jornalera, educativa, etc. Quien sepa de huelgas y lo que esa experiencia hace avanzar la independencia y conciencia proletaria, no confunde esos valores con los del sindicalismo subordinado y manipulado.
Antes que la CTM y Lombardo, los ferroviarios impulsan la creación de los sindicatos industriales nacionales: en 1933 el sindicato de ellos; luego apoyan a los mineros en la creación de su sindicato en 1934; el de los petroleros en 1935; en 1936, azucareros y cañeros, textiles; ya que solo los ferroviarios cubrían toda la nación y entraban a los campos mineros y petroleros, aún con guardias extranjeras.
La reforma agraria la más importante de América y que influyó en Latinoamérica fue antecedida por las luchas de henequeneros en Yucatán, de campesinos en Michoacán, Guerrero, etc., y por la huelga de 25 mil los jornaleros y sus familias de la Comarca Lagunera, en 1936; la expropiación del ferrocarril fue precedida por las luchas de los rieleros; la expropiación petrolera de 1938 inicia con las huelgas petroleras de 1932 y 1933, con la creación del sindicato único en 1935 ─habían 19 sindicatos del gremio─, con la demanda de un CCT único en 1936, con la huelga general, la demanda del conflicto colectivo de naturaleza económica en 1937 y con el amparo negado a los extranjeros en contra del conflicto obrero patronal, que ellos rechazan en 1938, retando a la nación.
Además, se lleva a cabo la más importante reforma educativa de la historia; se da la creación de CFE, el Poli, etc. Cárdenas supo enfrentar los conflictos nacionales e internacionales, con la clase empresarial (1935) por las huelgas y el paro patronal de Monterrey, les dijo: “ponen a trabajar las fábricas, o los obreros y el gobierno lo hacen”.
La reforma agraria afectó haciendas de yanquis y oligarcas nacionales, pero la expropiación petrolera fue ─ni más ni menos─ que a los dos monopolios más poderosos del mundo: la Standard Oil, yanqui, y la Royal Dush, inglesa y holandesa. Sus gobiernos bloquearon el comercio de México con el mundo durante dos años. Y el gobierno yanqui propuso llevar del conflicto petrolero a un tribunal internacional que fijara los plazos y los montos del pago de la expropiación. La respuesta de Cárdenas fue: “la soberanía de México no se resuelve más que en México y por los mexicanos”.
Muchos estudiosos del cardenismo destacan más el conflicto de cúpula Calles-Cárdenas, que la intensa lucha de clases y la participación viva y real de los trabajadores del campo y urbanos. Algunos hablaron de las masas cardenistas como si fueran borregos, sin iniciativa propia, solo manipulados; otros analistas solo atendieron las cúpulas sindicales, sin tomar en cuenta la creatividad obrera, como cuando los empresarios extranjeros apostaron a que México no podría echar andar la industria petrolera, porque los empleados de confianza y los dirigentes de las empresas eran extranjeros. Y qué sorpresa se llevaron cuando los obreros hicieron andar toda la industria.
* Abogado del Sindicato Minero y la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), miembro de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD), la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas (ALAL), y la Asociación Internacional de Juristas Democráticos (AIJD).
Imagen de portada: Hernán Cortés llega a México Tenochtitlan. / UNAM.
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