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Alfonso Díaz Rey*
Miércoles 26 de julio de 2023
«[…] basta mirar a quienes se rindieron o fueron sometidos por un poder superior, aparentemente invencible: ellos perdieron la nación, el ideal y el destino de sus países. […] Pero elegimos el camino más difícil, el más digno».
– Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Discurso en la clausura del Primer Periodo Ordinario de Sesiones de la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (22-07-2023).
Hace 70 años, el 26 de julio de 1953, un grupo de jóvenes cubanos armados con dignidad y rebeldía asaltaron dos instalaciones militares en la parte oriental de la isla: los cuarteles Moncada, en Santiago, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo.
El objetivo de las acciones de ese día era apoderarse de las instalaciones militares y desde ahí llamar al pueblo a la insurrección contra la dictadura de Fulgencio Batista, quien mediante un golpe de Estado, el 10 de marzo del año anterior y previo a las elecciones, había usurpado el gobierno, contando con el beneplácito del gobierno de Estados Unidos.
En términos militares, las acciones de ese día constituyeron un fracaso que la dictadura de Batista utilizó como ´pretexto para torturar y asesinar a muchos de los participantes en esos hechos y a disidentes del régimen; sin embargo, en el plano político fueron el detonante de la organización popular y de un movimiento que liderado por Fidel, después de 5 años, 5 meses y 5 días, derrotó a la sanguinaria y corrupta dictadura subordinada al gobierno y la oligarquía yanqui,
La gesta del 26 de julio y los elementos que en aspectos económicos sociales y culturales del programa que los jóvenes combatientes pensaban desarrollar, en caso de triunfar, alentaron y renovaron el espíritu de rebeldía y el sentido de la dignidad de un pueblo que fue el último en esta parte del mundo en sacudirse el yugo español, y que al lograrlo su independencia fue quebrantada por obsesión expansionista de Estados Unidos.
Esa rebeldía y dignidad se acrecentaron con los avances del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra ─y cuando bajaron al llano─, pero sobre todo con la congruencia del Gobierno Revolucionario después del 1 de enero de 1959 y su actitud frente al imperialismo yanqui durante más de 64 años.
La dignidad y rebeldía que caracterizan al pueblo cubano son un «mal ejemplo» para los pueblos de países subordinados al imperialismo y, como tal, a juicio del imperio, deben castigarse. En el fondo, es la razón por la cual desde el triunfo de la Revolución comenzaron las sanciones norteamericanas contra Cuba y los intentos por aislarla del resto de los pueblos del continente, sanciones que adquirieron carácter oficial el 3 de febrero de 1962, mediante el Decreto (Orden Ejecutiva) Presidencial 3447, que impuso el genocida bloqueo económico, comercial y financiero, al que los yanquis llaman, eufemísticamente, «embargo».
Además del bloqueo, los círculos más conservadores y derechistas de Estados Unidos y la contrarrevolución ─subordinada a ellos─, en su obsesión por recuperar el control y privilegios que tenían en Cuba, pero sobre todo por acabar con el «mal ejemplo», han intentado de todo: actos de terrorismo, invasión, acciones de guerra biológica, intentos de asesinato a dirigentes de la Revolución ─solamente contra Fidel hubo más de 600─, guerra mediática y sicológica. Además, el país más terrorista del orbe se arroga el derecho de calificar a la Mayor de Las Antillas como país promotor de terrorismo, con lo que intenta aislar a Cuba no solo de los pueblos de este continente sino de todo el mundo.
El bloqueo y las acciones del gobierno yanqui y la contrarrevolución han causado a Cuba un sinnúmero de daños humanos, materiales, culturales y de todo tipo, sobre todo después de la caída de la Unión Soviética y el campo socialista de Europa oriental, suceso con el que creyeron que el derrumbe de la Revolución Cubana se daría en cuestión de días, y ya llevan más de treinta años esperando.
Esa heroica resistencia obedece a un elevado sentido de la dignidad y a un espíritu rebelde e indomable del pueblo cubano, características forjadas durante más de cuatro siglos de lucha contra el imperialismo: primero, contra el español y, después contra el yanqui, y que al conquistar su definitiva independencia, el 1 de enero de 1959, están dispuestos a defenderla con todo, a no subordinarse ante ningún poder extranjero, a ser forjadores y dueños de su destino y, al mismo tiempo, ser solidarios con todos los pueblos del mundo.
¡Hasta la Victoria siempre!
* Miembro del Frente Regional Ciudadano en Defensa de la Soberanía, en Salamanca, Guanajuato.
Foto de portada: Enciclopedia Humanidades.
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