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Jatzibe Castro*
Miércoles 1 de mayo de 2024
La edificación dio inicio aquel día en que, a raíz de su regreso del último viaje, sintió que su vida requería un cambio sustancial. Al platicar de ello con su amiga surgió la idea de independizarse. Vivía con sus padres confortablemente, sin embargo, la mayor parte del tiempo que estaba en su casa se aislaba en su habitación. Cuando su interlocutora sugirió que podría invertir en la construcción de su casa en el terreno heredado y después seguir viajando, aunque no hubo respuesta explícita, la idea se instaló en su consciencia y fue la semilla que, fecundada por el deseo, dio lugar a los sueños que dejaban ver la incubación del cigoto.
Los sueños, esos que suceden cuando duermes, suelen ser señales del subconsciente, a las que puedes, o no, hacerles caso. Ella los tomo en cuenta y los trasladó a la hechura, dejando ir y venir las ideas, dándoles vueltas en su mente, recreando las imágenes de su futuro hogar, trayendo a la realidad los recuerdos de lo que vivía con la ayuda de Morfeo.
Cuando estuvo lista, sacó las ideas a pasear entre la gente, lo que hizo que, a raíz de una plática, llegara la persona que, ella creyó, le ayudaría a iniciar uno de sus proyectos de vida, a crear ese ser, que, sin serlo, se gestaba en su mente y al que podría imprimir forma y estilo a su entero gusto.
Así empezó la aventura que se convirtió en un engaño que no vio venir y que, a pesar de serlo, trascendió con poca pena y mucha gloria. Ella solía fiarse de la gente, pensaba que aquel arquitecto, al ser amigo de un amigo, era digno de su confianza y podría acompañarla durante el embarazo. A esas alturas de la preñez, ella ni siquiera tenía los recursos que él le aseguraba serían suficientes para formar el cascarón de su hogar. Era poco dinero, así que solicitó un préstamo y acordaron reunirse para planear los pasos a seguir.
Acompañados de una taza de café, ella dio sus ideas: imaginaba una especie de galerón abierto, con grandes ventanales, sin delimitaciones por dentro, tal vez con un desván, en donde iría la recámara y desde donde se apreciaría el resto de la casa. En la parte de abajo, había soñado con un sótano que sirviera como almacén y, a la vez, como cava. Dos cosas imprescindibles: quería nichos, lo que había que tomar en cuenta a la hora de ir levantando los muros, y prefería las formas redondas que las escuadras, así que las ventanas habrían de ser, de preferencia, de medio punto. Él sugirió que pensaran primero en la construcción de los cuatro muros en forma de rectángulo con la altura de dos pisos y después avanzaran con los detalles, lo cual, aunque sonaba lógico, era una mala señal de la que ella, inexperta, no se percató.
Hicieron la lista de materiales y pusieron fecha de inicio. Marzo sería ideal para que no llegaran las lluvias y retrasaran los avances. Ella proporcionaría el dinero al arquitecto semana a semana y en un mes tendría el cascarón armado, esa fue la promesa. Fueron dos semanas de intenso trabajo, tres de los muros debían ser de contención ante la necesidad de rebanar un monte, por lo que serían de piedra y concreto, y el cuarto de ladrillo. Sin embargo, cuando ya estaba rebanado el monte, hechas las zapatas e iniciado los tres muros de contención, el arquitecto desapareció.
Pasaron días y semanas, en las que no respondía a sus llamadas, por lo que solicitó la intervención de su amigo, quien buscó al arquitecto pidiéndole que asumiera su responsabilidad. Por fin apareció, aparentemente avergonzado y lleno de escusas insulsas con las que solamente consiguió enfurecerla más. Al menos su presencia le dio la oportunidad de desahogarse y solicitarle, además de decirle todo lo que se merecía, que no volviera a aparecerse por su vida. Para colmo de males, se adelantaron las lluvias y fueron tan intensas que provocaron un alud que cubrió de fango el avance de los muros.
Ella sobrellevaba intermitentes honduras emocionales que sucedían ante circunstancias complicadas y la sumergían en una parálisis vital durante tiempos indefinidos. Solía ser analítica en extremo, lo que hacía que sus reflexiones se enmarañaran y convirtieran en laberínticas sensaciones que la sumían en un estado de angustia que no lograba apaciguar, por lo que trasmutaban en conflicto, encierro y desazón, estado del que salía por seguir la vida, sin encontrar algún camino que impidiera volver a la misma situación intermitentemente. Por ello decidió asistir a sesiones de análisis en las que dejaba volar sus pensamientos, convirtiéndolos en palabras que, al salir de su boca y entrar por sus oídos, le ayudaban a hilar explicaciones que le decían más de lo que hacían sus cavilaciones contenidas en la mente.
Escucharse a sí misma como si fuera la mejor de sus amigas y, sobre todo, hacerse caso, con la guía del analista, la dejó vislumbrar los caminos hacia nuevas sensaciones y recursos, que la llevaron hacia la soltura y la emancipación de sí misma. En esas sesiones logró cambiar su forma de reaccionar ante las vicisitudes que se le presentaban, y encontrar valentía y arrojo para enfrentar los retos.
Así fue como buscó apoyo para reanudar la edificación. Un primo, ingeniero/arquitecto le ofreció ayuda. Esperaron a que las lluvias se calmaran y en el inter, hicieron bocetos con nuevas ideas que rompían con las escuadras y daban dinamismo a la intención. Con él avanzaron paulatinamente, a partir de la inversión casi del total de su sueldo, a la vez que iba saldando su deuda. Fue un tiempo de aprendizaje sobre materiales, lugares para conseguirlos y costos. Fue un tiempo también de imaginación y creatividad permanentes, de pelotear ideas con su primo, de hacer cambios sobre la marcha, de aceptar limitaciones y buscar opciones que le permitieran quedar conforme con los resultados.
Nunca es sencillo edificar, menos aun cuando no se cuenta con un proyecto hecho y derecho, lo que suele suceder en etapas de desarrollo e impericia. Sin embargo, eso no le quita encanto al proceso, más bien, se puede convertir en una aventura invaluable, como fue el caso. La falta de seriedad y el engaño del arquitecto, así como el fortalecimiento de su estructura interior, la catapultaron hacia lo que siguió, que implicó un embarazo de poco más de tres años, una inversión de tiempo y recursos de todo tipo, pero al pasar del tiempo, el resultado, que tuvo cambios importantes respecto a las primeras ideas, la llena de orgullo y de la tranquilidad de contar con un espacio que la reconforta y siempre está para ella.
* Jatzibe Castro es pintora y escritora.
Twitter: JatzibeCM
Instagram: Jatzibe_Castro
Imagen: Jatzibe Castro.
8 Comentarios
Todo un proceso.
La construcción interna para plasmarla fuera.
Buen escrito!!
La idea de que un sueño se fecunda y crece en un lugar abrigado es hermosa.
Siempre que te leo, vivo tu historia, ésta en especial, obliga a la reflexión sobre la edificación, aplicable a todo, tal como se tratara de soñar viviendo o vivir soñando que a veces se trunca y te frustra pero el deseo, el coraje y el orgullo lo hacen realidad y el sueño cumplido se disfruta se goza y te da la felicidad.
Nuevamente Jatzibe mi reconocimiento a la manera de expresarte, tu narrativa y congruencia para transmitir el sentir y las emociones para lograr el objetivo. Nunca dejes de escribir !!
La imagen del texto; espectacular !!
Y mientras destruir y demoler es rápido, fugaz y devastador, edificar y construir conlleva esfuerzo y mucho valor. FELICIDADES por el texto.
Te leo y me veo a mí misma: diseñando la vida y lo deseado. Caminando en lo desconocido que, avanzando se va abriendo y rehaciendo, con la certeza del deseo por concretar.
La expectativa juega siempre un papel que, por sí mismo, está entre el resultado de los pasos seguidos y la sorpresa ante lo incontrolable. Ahora lo sabemos pero en el momento nos llena de incertidumbre.
Sueños cumplidos que comparto a la distancia, teniendo la certeza de que todo tiene su tiempo y desenlace. El cuadro, síntesis de la visión.
Abrazo y gracias por compartir.
La lección que arroja esta lectura es el paralelismo que existe entre la toma de decisiones importantes en tu vida, y la facilidad de seguir en un entorno agradable y apapachador; así como la lección de que el desconocimiento de lo que vas a emprender conlleva errores que tienes que corregir, ya sea con ayuda de un profesional del alma, o con amigos que siempre están dispuestos a correr en tu ayuda, finalmente el esfuerzo y la dedicación provocan que los sueños se cumplan.
Veo tu historia reflejada en tu relato, cumpliste tu sueño y lo relatas muy bien
Te felicito
La ilustración es tu casa!