SOMOSMASS99
Oscar Alzaga*
Viernes 15 de diciembre de 2023
“La organización sindical debe ser independiente, en caso de que no lo sea, no es un sindicato: sólo una simulación o un engaño”.
“La función de un sindicato es defender los derechos e intereses de sus agremiados. A ello se debe su independencia; de otro modo, sería dependiente del patrón, el gobierno o un partido. Y no defender a los trabajadores, quizá simularlo”.
– Mario de la Cueva. Derecho Mexicano del Trabajo. 1949.
Hay estudiosos que confunden la historia, y afirman que el “charrismo” o control sindical nació en el gobierno de Lázaro Cárdenas y que siguió de ahí en adelante, como Paz en El Laberinto de la Soledad, Arnaldo Córdoba en El cardenismo y las masas obreras y otros más. Por eso quizá tampoco se molestan en analizar la política laboral del gobierno de Miguel Alemán (1946 -1952), ya que para ellos todo siguió igual.
Reconocen a Miguel Alemán como el primer presidente civil (aunque “el hábito no hace al monje”), cuando fue él el primero en usar sistemáticamente el ejército y la policía contra las luchas obreras y sus organizaciones sindicales. Lo que no hicieron Cárdenas ni Ávila Camacho, ellos sí, militares.
En los hechos, de 1946 a 1952 Miguel Alemán fue anti-obrero, anti-sindical, anti-agrarista anticomunista, pro-oligárquico y pro-yanqui y, junto con su gabinete, corruptos hasta la médula. Enemigo a muerte del sindicalismo independiente y democrático porque ejercía sus derechos: de huelga, protesta y libertad sindical. Para eso Miguel Alemán utilizó sistemáticamente el ejército para acabar con el sindicalismo libre, para ejercer su control “charro” y favorecer a los grandes empresarios nacionales y extranjeros.
Esos estudiosos suelen ver de lejos los sindicatos y sobre todo sus luchas: Ponen más atención en el conflicto Calles-Cárdenas, de junio de 1935, que en la enorme ola de huelgas obreras de ese año, que fue la causa de ese conflicto. Con las huelgas los trabajadores exigían aumentos salariales y empleo a la patronal, ya que la crisis mundial de 1929 trajo una brutal caída salarial y un alto desempleo de 1930 a 1934.
Tampoco toman en cuenta que de 1935 a 1938 -en 4 años- ocurrió el mayor número de huelgas de toda la historia, ni que la tasa sindical creció al 300% entre 1934 y 1940 -de 300 mil a 900 mil-, igual que las cooperativas vinculadas a los sindicatos crecen de 778 a 1,715 entre 1934 y 1941. En ese marco surgen los mejores contratos colectivos de Trabajo (CCT) y los mejores salarios del siglo XX. Lo contrario de lo que ocurre de 1946 a 1952. Y desconocen que las huelgas no se llevan con los charros.
Tampoco suelen vincular las grandes obras públicas del cardenismo -reforma agraria y educativa, expropiación petrolera y de los FFCC, etc.- con las grandes luchas sindicales que precedieron esas obras y triunfos. Veamos: en 1926 y 27 los ferroviarios luchan por un sindicato único del gremio, logran en 1933 la fundación del sindicato nacional en todo el país; ellos, a su vez, apoyan a los mineros, enlazándolos, para integrar su sindicato nacional en 1934 -dejan de ser varios sindicatos mineros y forman uno solo, con fuerza-; también apoyan la formación del sindicato petrolero en 1935, dejan de ser 19 sindicatos y forman uno unificando su fuerza y organización; después, los ferroviarios apoyan a los cañeros y azucareros y otros sectores.
Los ferroviarios fortalecen su organización sindical como obra de ellos mismos, antes que nadie. Van a la huelga en 1936, es declarada inexistente pero Cárdenas nacionaliza los FFCC en 1937, con el apoyo del gremio.
Los petroleros forman un sindicato único en 1935 y en 1936 demandan la firma de un solo CCT, unificando su fuerza, identidad y futuro ante las dos empresas más poderosas del mundo: la Royal, inglesa, y la Standard Oil, yanqui. En 1937, ante la negativa patronal, se van a la huelga nacional, pero el presidente Cárdenas les pide levantarla porque afectan toda la economía; en cambio les propone que demanden un “conflicto de naturaleza económica”, que permita estudiar el poder económico de las dos enormes empresas y comparar sus economía con las demandas obreras y así acreditar la justeza de sus demandas. Al volver a negarse la patronal, se van al amparo ante la Suprema Corte, cuyo proyecto de resolución es de Mario de la Cueva, que resuelve en contra de las empresas extranjeras.
El 18 de marzo de 1938 el presidente Cárdenas ordena la expropiación de ambas empresas y otras menores; y el conflicto nacional pasa al plano internacional. Los gobiernos yanqui e inglés apoyan sus empresas contra México, no solo importantes por su valor económico, como, sobre todo, por el valor bélico estratégico, a un año de la Segunda Guerra Mundial. Así, los preparativos de la expropiación son del Sindicato Petrolero, de la solidaridad de los ferroviarios y la CTM en 1936 y el apoyo popular. Pero la nacionalización y conflicto internacional los asumió el gobierno de Cárdenas: dos años de bloqueo comercial a México, amenazas, etc. Pero estalla la Segunda Guerra Mundial y los yanquis e ingleses, dejan en paz a México. La patronal extranjera apostó a que México no podría echar andar la industria petrolera, ya que los técnicos y directivos eran extranjeros. No obstante, fueron los obreros los que pusieron en marcha la industria. Después, el Politécnico apoyaría toda la industria nacional, obra también de Cárdenas (1937).
Antes de que Cárdenas anunciara a finales de 1936 la reforma agraria -la más importante del continente americano-, van a la huelga los 25 mil jornaleros y sus familias de la Comarca Lagunera, propiedad de extranjeros; luchan y paran labores los jornaleros del henequén en Yucatán y otros asalariados del campo, porque muchas haciendas siguieron igual que en la dictadura porfirista, ya que Carranza, Obregón y Calles realizaron tibios cambios en materia agraria.
La reforma educativa de 1931-1933, “la educación socialista”, a la par que impulsa la educación y la alfabetización nacional del pueblo, impulsa la organización sindical del magisterio, que inició desde antes pero con Cárdenas toma otra orientación: apoyar las luchas del pueblo, de obreros, jornaleros, campesinos y la de los propios maestros. Los maestros fueron muy importantes en las luchas de la Comarca Lagunera, del henequén en Yucatán y la Nueva Italia de Michoacán.
Los sindicatos existentes desde 1911, por la caída de la dictadura porfirista, se fueron unificando hasta llegar a participar e influir en el Comité Nacional de Defensa Proletaria, de 1935. En 1936 se crea la Federación Nacional de Trabajadores del Estado y en 1938 se forma la FSTSE (Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servició del Estado) y logran constituir el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE, en 1943). El magisterio sería muy atacado por los gobiernos de Ávila Camacho y Miguel Alemán, y por el número de miembros –el mayor del país- tuvo un control muy estricto.
En los años cardenistas esos sindicatos y otros, la CTM y el PRM se solidarizan con los republicanos españoles y repudian al fascista Franco, quien ganó la guerra civil (1936-1939) por el apoyo de la aviación nazi y tropas italianas – y debido también a la “neutralidad” traidora de Francia e Inglaterra-, no por la capacidad de Franco. Los sindicatos y la CTM también apoyaron a las naciones víctimas del eje alemán-italiano-japonés. Igual que Cárdenas y la nación, los sindicatos y la CTM fueron antiimperialistas y antinazis de 1934 a 1940. Aquella CTM, convocó en septiembre de 1938 a formar la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL) con las centrales de cada país latinoamericano, conformándose una poderosa central internacional que, en 1945, en los Congresos Obreros de Londres y París logra la vicepresidencia representada en Vicente Lombardo Toledano.
El gobierno anti-obrero y pro-oligárquico de Miguel Alemán
“Dicen que con la próxima tormenta estallará el Canal del Desagüe y anegará la capital. Qué importa, contestaba mi hermano, si bajo el régimen de Miguel Alemán ya vivimos hundidos en la mierda”.
– José Emilio Pacheco. Las batallas del desierto. 1981.
En 1940 subió a la presidencia Manuel Ávila Camacho (1940-1946) coincidiendo su sexenio casi con los años de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). De hecho, se previó la guerra mundial desde 1933, con el ascenso de Hitler y por su agresiva política desde entonces; en 1939 invade Polonia e inicia el acto más irracional de toda la historia de la humanidad. Después de 500 años de conquistas y colonialismo Europa, EU y Japón tenían el control del Tercer Mundo, países atrasados, repartidos en colonias con desarrollo capitalista, pero subdesarrollados y dependientes del imperialismo, situación que, en busca de un nuevo reparto, condujo a las dos guerras mundiales del siglo XX.
De la Segunda Guerra surge la hegemonía de EU entre los países capitalistas y los centros de poder internacionales creados por ellos o al formar mayoría: OTAN, OEA, BM, OCDE, ONU, etc. Por otro lado, surge el sistema socialista con la URSS a la cabeza. Y con ellos la guerra fría y la polarización política del mundo. Miguel Alemán desde su llagada a la presidencia se definió pro-yanqui y anti-comunista.
El gobierno de Ávila Camacho estuvo posponiendo el pago de deudas que tenía con los petroleros desde 1943, en particular de Pemex, comprometida a pagar en 1946, pero no lo hizo, por lo cual venia protestando el sindicato petrolero, con paros de producción y demandas ante las autoridades. Ello llevó a que después de varias gestiones del sindicato ante Pemex y las autoridades, sin solución alguna, el 20 de diciembre de 1946 los petroleros pararon labores en Pemex.
La respuesta inmediata del gobierno de Miguel Alemán (que llegó a la presidencia el 1 de diciembre), fue con el ejército tomar las instalaciones de Pemex y las instalaciones del Sindicato, llevando a la cárcel al comité ejecutivo y nombrando la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) la nueva dirección sindical, a su gusto y subordinación. Ese sería el primer “charrazo” de la historia. El presidente aprovechó la ocasión para modificar el contrato colectivo de trabajo (CCT), incluyó la cláusula 36 para abrir la participación de contratistas de la iniciativa privado (IP) y, de paso, reabrir la participación de la IP extranjera.
Pero como el Sindicato petrolero y sus secciones no eran nuevos en las luchas obreras por la libertad sindical, se adelantaron a preparar el cambio de comité ejecutivo charro por uno independiente y democrático, logrando en la V Convención del STPRM, en diciembre de 1947, elegir una nueva dirección con Eulalio N. Ybáñez a la cabeza, a la vez que expulsaron a los charros.
La VI Convención del STPRM de diciembre de 1949 devino en una represión brutal contra los petroleros y acudieron a ella solo delegados “registrados” por la STPS, con la toma del Sindicato y secciones por policías y granaderos Desde entonces se acostumbra la guardia de Pemex por el ejército.
“Desde que asumió el poder Alemán, el 1º de diciembre de 1946, la situación había sido tensa y difícil, en su discurso señaló que no permitiría que se violara la ley, que el suyo sería un “gobierno de derecho”; por eso, reclamar las demandas pendientes hacía confiar en Alemán. Pero la respuesta al paro del 20 de diciembre de 1946, fue el inicio de una ofensiva oficial: el primer charrazo del sexenio. Que después habrían de ocurrir en todos los sindicatos nacionales, como el petrolero, ferrocarrilero, minero, actores, cinematográficos, telefonistas, textiles, maestros, entre los más importantes, de 1946 a 1952”.
– Eulalio N. Ybáñez. “Situación Interna en 1947-1949”. Del libro Cuatro Sindicatos Nacionales de industria. Ed. Universidad Autónoma de Sinaloa. 1988.
Por su parte, los mineros desarrollaron grandes luchas en el sexenio de Ávila Camacho, como la huelga general minera de 1944 y obtuvieron grandes triunfos también en 1945. Sin embargo, en la revisión de 1948 en que demandó el aumento salarial, la STPS la declaró injustificada, ilegalmente, argumentando la reciente devaluación de la moneda, como si fuera responsabilidad de los trabajadores.
La agresión del gobierno surgió en febrero de 1947 en el IV Congreso de la CTM que imponía a Fernando Amilpa al frente de la CTM, lo que no aprobaron varios sindicatos nacionales; no obstante, fue impuesto por Fidel Velázquez y Lombardo Toledano. Ello llevó a los ferrocarrileros a abandonar la CTM. En ese mismo congreso se adoptó el anticomunismo en la CTM, siguiendo la línea del gobierno y el PRI, expulsando al abogado de Tranviarios y la ANDA, Mario Pavón Flores.
Así, el sindicato del riel convocó a formar la Central Única de Trabajadores (CUT) con los mineros y petroleros, y con la simpatía de los electricistas, telefonistas, tranviarios y otros. El 28 de agosto de 1948 el gobierno y la STPS iniciaron las acciones hostiles contra el STFRM, que concluyen el 14 de octubre con el asalto del local del STFRM, encabezado por Jesús Díaz de León, alias el “charro”, apoyado por el ejército y la policía. La abierta intervención impositiva del gobierno contra los sindicatos independientes destruyó la libertad sindical en los mejores sindicatos.
En la historia del siglo XX, las centrales tuvieron una corta vida democrática y libre, sólo al iniciar; en cambio los sindicatos nacionales han sabido sacudirse el control y retomar los mejores episodios de lucha sindical y de la lucha de clases, con poco apoyo de los partidos de izquierda. Lombardo, que apoyó tanto a la CTM de Fidel, al final también él y sus seguidores fueron expulsados de la CTM.
El brutal golpe al sindicato ferrocarrilero, siendo el más grande y mejor organizado, repercutió en la CUT y los demás sindicatos nacionales, con un efecto similar al que tuvo en 1952: pegándole a los ferroviarios, el gobierno les pegó a los demás.
“Al celebrarse la VI Convención del Sindicato Industrial de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SITMMSRM) en mayo de 1950, el gobierno maniobró para imponer como delegados a una serie de líderes favorables a él con el objeto de apoderarse de las diferentes secciones y, seguidamente, del sindicato minero. Anteriormente, en el mes de abril del mismo año, la sección 14 había realizado elecciones para renovar la mitad del comité ejecutivo y en ellas había resultado triunfador Ciro Falconi, considerado lombardista y, por lo tanto, el reconocimiento oficial había sido a su contrincante.
“En la VI Convención nacional las delegaciones auténticas representando a 38 800 de los 52 mil mineros, se vieron impedidas de entrar al local de las convenciones por lo que, siendo mayoría absoluta, decidieron llevar a cabo una convención paralela que eligió como secretario general del sindicato a Antonio García Moreno. La convención gobiernista, a su vez, eligió para el mismo puesto a Jesús Carrasco, quien había sido militante cristero y era ahijado del subsecretario de Trabajo…” Jorge Basurto, del tomo 11 de la serie La clase obrera en la Historia de México: del avilacamachismo al alemanismo (1940-1952).
El resto de los hechos el lector los puede suponer: el gobierno de Miguel Alemán solo reconoció a los charros y los impuso a los mineros con la policía y el ejército.
Pero el peor capítulo minero, con humillación hasta la ignominia, fue la lucha de Nueva Rosita, Cloete y Palau de los mineros del carbón en Coahuila, de 1950 y 1951. Habiendo dividido el gobierno al sindicato y sólo reconociendo como válido al ilegal charro Carrasco, obligó a varias secciones a plegarse a sus condiciones de modo ilegal y humillante. Tocaba en agosto de 1950 la revisión del CCT de Palau, con 1300 obreros, al que se negó la empresa y despidió a varios líderes. A ellos se unieron los 6 mil mineros de Nueva Rosita y Cloete, por violaciones a sus CCT contra ASARCO, la poderosa empresa yanqui de sobra conocida en México por su despotismo y agresividad. También ASARCO se negó a reconocer la representación sindical.
Por las protestas de los mineros, la tropa del ejército se apoderó de las minas y convirtió esos terrenos y viviendas obreras en campos de concentración y hasta la cooperativa sindical la ocupó el ejército alemanista, casi nazi. Hasta los hijos de los mineros fueron expulsados de las escuelas. En los medios de comunicación el gobierno propago la versión que se trataba de una acción ilegal y subversiva de los mineros. De varias secciones mineras hubo solidaridad con la huelga del carbón de Nueva Rosita, Cloete y Palau.
En diciembre de 1950, de 5800 mineros de planta, 3600 habían vuelto al trabajo, pero la empresa ya había contratado a 1500 esquiroles de Carrasco, negando en todo tiempo las empresas negociar con los líderes, claro, con el apoyo del gobierno federal. Y el 20 de enero de 1951 inició la marcha minera de casi 1500 km, de Nueva Rosita a la capital del país, cerca de 5 mil obreros y algunos con sus familias, 100 mujeres y 30 niños.
El apoyo popular a la caravana minero se hizo notar en Saltillo, Monterrey y otros lugares, así como en el Distrito Federal. Pero el 10 de marzo el déspota Miguel Alemán se negó a recibirlos en Palacio Nacional y fueron llevados al parque 18 de Marzo, convirtiendo ese lugar casi en cárcel para los mineros y sus familias. Las autoridades nunca reconocieron sus justas demandas ni su sacrificio. El 19 de marzo la Junta Federal comunicó un fallo en contra de los mineros, que “representa la minoría”. El 20 de abril de 1951 regresaron los mineros a las minas, despedidos y sin oportunidades de nada, de ningún trabajo, las empresas y los gobiernos les negaron todo
Sin la menor duda, en el siglo XX el mejor gobierno fue el de Lázaro Cárdenas y el peor el de Miguel Alemán –seguido del de Díaz Ordaz. De 1946 a 1952 se institucionalizó el control vertical de los sindicatos y dirigentes, la división de las organizaciones, los despidos y represión a oposición. Y la 4T no es la excepción.
Nota del Autor:
Por falta de espacio y tiempo no pudimos incluir a estas notas, tres charrazos más de enorme importancia: el de los maestros de 1949, bajo el mando de Jesús Robles Martínez, cuya principal arma fue la corrupción y compra de líderes del magisterio; el de telefonistas de 1950, con la fusión de las dos empresas extranjeras Ericsson, sueca, y la ITT, yanqui, surge Telmex y unifica los dos sindicatos nacionales, predominando el charro por la mano del gobierno; y el del SME -cuyo dirigente charro inicia en 1942-, corrompiéndose a lo grande, “a lo Alemán”, y termina destituido en 1952 por el movimiento democrático de “Verónica”.
Muchos charrazos más ocurrieron en el sexenio, como bien dice Eulalio N. Ybáñez, como en los sindicatos de cinematográficos, actores, textiles, azucareros, cañeros y otros. Y la fama de la corrupción está en obras básicas de la literatura nacional de Carlos Fuentes en La región más transparente (1958); de José Revueltas y otros.
* Abogado del Sindicato Minero y la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), miembro de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD), la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas (ALAL), y la Asociación Internacional de Juristas Democráticos (AIJD).
Imagen de portada: Miguel Alemán en el Congreso de la Unión. | Foto: Wikimedia Commons.
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