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Georgina Rodríguez*
Miércoles 18 de enero de 2023
Se ha entendido que el maíz, al igual que las culturas que fueron participes de su selección y cultivo, han transitado por procesos complicados, han tenido que sortear los embates por parte de ciertos grupos para modificar la estructura fundamental de este antiguo e importante cultivo. Es bien conocido que en la actualidad la agroindustria promueve los monocultivos, estos sistemas requieren de sistemas de riego artificiales que usufructúan el agua subterránea, de manantiales, arroyos y ríos, mismos que en su mayoría son contaminados por efecto del uso constante por agrotóxicos que destruyen diversas formas de vida animal o vegetal. También, los agrotóxicos o agroquímicos (insecticidas, fungicidas, herbicidas) repercuten directa o indirectamente en la salud ambiental y humana, la recurrencia de su uso y la carencia de capacitación en su manejo han resultado en efectos indeseables en agua, suelo aire y en los organismos vivos, se cuenta con evidencias científicas que reportan que los parásitos de cultivos agrícolas presentan resistencia a los agrotóxicos, lo que repercute en la vida microscópica del suelo y en los cultivos de interés agronómico [1].
En la agricultura orgánica el maíz coexiste dentro de la milpa con especies vegetales comestibles, medicinales, ornamentales, etc. También con especies animales benéficas como murciélagos, mariposas, bacterias nitrificadoras, abejas, hormigas, lombrices, etc. Igualmente, se incluyen elementos físicos, químicos y geológicos del ambiente; dando lugar a interacciones en las que se construyen redes complejas de elementos interconectados en los que el correcto funcionamiento biológico de cada ser vivo depende a su vez del correcto funcionamiento de los demás [2]. La relación entre los diversos elementos y seres vivos, se puede imaginar como un gran circuito en el que todos los elementos están interconectados y en el que fluye energía de una forma compleja y organizada que presenta una interdependencia con la estructura total del planeta; cuando ocurre un cambio en alguna parte de dicho circuito, muchas otras partes tienen que ajustarse, el ajuste de los sistemas y estructuras biológicas requiere tiempo y procesos adaptativos. En el caso de la agricultura industrial o intensiva los canales de flujo son violentados, por lo que se disminuye o agota el almacenamiento de energía debido a la sobreexplotación, contaminación del suelo y a la sustitución radical de especies nativas por exóticas dentro de la superestructura [3].
La milpa es una técnica de cultivo que reduce la erosión del suelo causada por el viento y el agua, reduce los requerimientos de energía, hace más eficiente el uso del agua en el suelo debido al incremento en la infiltración de la misma al interior de la tierra, por lo que se reduce la evaporación y la inversión de maquinaria agrícola. A diferencia de los policultivos, los monocultivos tienden a causar daño a la tierra disminuyendo la diversidad biológica y agotando a la tierra [4]. La diversidad que se observa dentro de la milpa es una estrategia y fuerza productiva en sí misma, se centra en la producción de alimentos de una amplia gama de especies en cantidades moderadas, las especies nativas pueden enfrentar los cambios geográficos, bióticos y los ciclos climáticos anuales. Las estrategias productivas basadas en policultivos minimizan riesgos y garantizan la suficiente bioenergía para satisfacer las necesidades básicas de la población durante el ciclo anual [5].
Gracias a las técnicas prehispanicas de cultivo, el maíz se adaptó a las distintas situaciones ambientales que existen en las diversas regiones de México, lo que propició la existencia de una gran diversidad de razas y variedades que forman parte de la agrobiodiversidad o diversidad biológica domesticada [6]. La importancia de la milpa para muchos pueblos étnicos sigue vigente, es considerada como un espacio en el que se obtiene alimento suficiente para sufragar las necesidades cotidianas y como un espacio en el que la familia y la comunidad interactúan de formas diversas.
El estancamiento del sector agrario en su conjunto y las medidas de los anteriores gobiernos para mantener un relativo incentivo en el precio interno del maíz por encima del internacional, provocó que, a mediados del siglo XX, los empresarios agrícolas, que antes poco atendían este rubro, voltearan su mirada y colocaran parte importante de sus inversiones hacia la milpa [7], lo que estimuló un repunte de la producción de maíz. Sin embargo, esa situación no se pudo sostener, pues las empresas harineras fomentaron el incremento de las cuotas de importación de maíz barato, a ello se sumó el control externo de corporaciones transnacionales que sin las barreras arancelarias realizaron grandes negocios. La producción de maíz en México desde hace más de 30 años se ha tornado un problema político administrativo, que ha tenido una afectación en toda la estructura campesina, la cual ha padecido los embates de las políticas sexenales que han impuesto programas para el campo y las cuales han demostrado estar fuera de la realidad campesina mexicana [8].
Desde hace algunos años el termino maíz transgénico cada vez es más usual; sin embargo, lo que mucha gente no sabe es que ese tipo de maíz es parte de un diseño de ingeniería genética, dicha disciplina es de gran importancia para la industrialización de la biotecnología moderna, dio inició con la creación del primer organismo recombinante obtenido en 1978 por los bioquímicos Stanley Cohen y Herbert Boyr en la Universidad de California, lo que propició el surgimiento de la empresa líder en biotecnología Genetech de la cual Boyr fue socio fundador [9].
La manipulación y modificación genética promueve artificialmente características biológicas inusitadas, provenientes de la fusión de material genético de especies distintas. Las técnicas de ADN recombinante que se usan actualmente superan la incompatibilidad del ensamblaje genético entre reinos biológicos distintos. El uso de dichas técnicas ha modificado el perfil de la biotecnología transformando, con ello, a la ciencia y a la tecnología [10]. Acuñando así un nuevo término, la tecno-ciencia, la cual se vincula a un gran cambio en la historia del sistema global capitalista, pues la maneja como una herramienta poderosa que es usada por grupos y sistemas organizados dominantes [11].
Dentro de los sistemas tecnocientíficos más debatidos se encuentra la agrobiotecnología, práctica que posiciona el poder de los seres humanos sobre la materia viva en un plano distinto a lo conocido, pues a partir de especies creadas por la naturaleza, los tecnocientíficos crean artefactos biotecnológicos como lo son los transgénicos, los cuales son promovidos principalmente por el sector privado, y tienen el imperativo de aumentar la producción y las ganancias económicas de un determinado grupo de personas. La construcción de Organismos Genéticamente Modificados o transgénicos, se realiza en condiciones de laboratorio, el maíz modificado genéticamente con genes Bt, es resultado de la manipulación de moléculas de Ácido Desoxirribonucleico (ADN) de maíz y de ADN de la bacteria Bacillus thuringiensis. Las fracciones de ADN de ambas especies son unidas artificialmente en el laboratorio, generando con ello ADN quimérico que es portador de genes procedentes de dos especies biológicas diferentes, lo que provoca modificación en la expresión de rasgos morfológicos o fisiológicos de las especies. Generalmente se emplean diversas técnicas para introducir genes ajenos a una especie vegetal, dichas técnicas son usadas para insertar genes exógenos (trans) genes, en el caso del maíz Bt, las características que obtienen con la inserción de genes exógenos contemplan propiedades como son: la resistencia a herbicidas y poder insecticida, que ha sido diseñado para plagas del maíz propias de la región de Estados Unidos, dicha biotecnología está protegida por patentes.
La resistencia a herbicidas que presenta el maíz transgénico Bt se debe a la expresión de una proteína bacteriana útil para la síntesis de encimas fotosintéticas, que otorgan a la planta tolerancia a substancias como el glifosato, herbicida de amplio espectro usado para eliminar hierbas y arbustos perennes. La acción herbicida del glifosato se debe a la inhibición de la biosíntesis de aminoácidos usados en la síntesis de proteínas, las cuales son esenciales para el crecimiento y sobrevivencia de la mayoría de las plantas; el glifosato inhibe enzimas importantes en la síntesis de aminoácidos, también puede inhibir o reprimir la acción de otras enzimas involucradas en otros pasos de la síntesis de los mismos aminoácidos, el glifosato puede afectar sistemas enzimáticos en animales y humanos [12].El nombre comercial más conocido del glifosato es Roud up o Faena. Las empresas que comercializan este tipo de productos han declarado que el herbicida es inocuo para la salud humana y ambiental, sin embargo investigaciones científicas demuestran que el glifosato es tóxico para el metabolismo de vacas lecheras. Otras investigaciones han demostrado que [13] las formulaciones y productos metabólicos del glifosato causan la muerte de embriones, placentas y células umbilicales humanas in vitro, aún en bajas concentraciones [14]. El glifosato y sus metabolitos son compuestos considerados problemáticos desde el punto de vista analítico, lo que dificulta su inclusión en métodos normalmente utilizados para el monitoreo de vigilancia y fiscalización de residuos en alimentos y bebidas.
La resistencia antibiótica y las propiedades bio-insecticidas que contiene el maíz transgénico son efectos de los genes de Bacillus thuringiensis, bacteria que ha sido usada para la elaboración de bio-insecticidas que son considerados como una alternativa útil y complementaria a los insecticidas químicos actuales, los cuales han sido usados para el control de plagas de los cultivos de importancia agronómica.
Con el uso de las técnicas de ingeniería genética, las delta-endotoxinas (Cry) y (Cyt) contenidas en los genes de B. thuringiensis han sido insertadas al material genético del maíz. Las delta-endotoxinas como Cry o Cyt forman cristales que provocan el rompimiento de la membrana de las células intestinales de los insectos, aunque aún se desconocen los efectos a mediano y largo plazo que podría tener el maíz transgénico Bt en la salud humana y ambiental.
La mayoría de los cultivos de maíz transgénicos Bt producen toxinas durante todo el ciclo de crecimiento, lo que implica una larga exposición de los insectos plaga, lo que facilita la selección de individuos resistentes que pueden multiplicarse y originar poblaciones tolerantes a las toxinas, reduciendo con ello su eficacia como plaguicida. El fenómeno de la sobrevivencia de insectos resistentes a insecticidas es conocido a nivel mundial y se ha observado en más de 500 especies.
Las semillas de maíz transgénico Bt cuentan con patentes y están protegidas por la propiedad intelectual e industrial. Cabe señalar que en México está vigente desde el primero de enero de 1995 el tratado de cooperación en materia de patentes, el 95.5% de patentes extranjeras en México provienen de los miembros de dicho tratado, el cual es administrado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
Las empresas agro-biotecnológicas además de comercializar especies vegetales modificadas genéticamente, promueven el paquete tecnológico. Las amplias posibilidades de aplicación de la biotecnología moderna han motivado el interés de las empresas transnacionales, las cuales están obteniendo un papel cada vez más dominante, lo que les asegura acceso a los resultados de las investigaciones de su interés, a las cuales se les proporciona apoyos financieros que son dirigidos a centros, institutos y universidades, promoviendo con ello diversos fenómenos, entre los que resaltan: la privatización del conocimiento de dimensiones insospechadas y la dependencia de los países periféricos respecto a una industria proveedora en el campo de la biotecnología.
Estados Unidos de América es líder en biotecnología y cuenta con un aproximado de 2 mil 196 empresas, Japón tiene 804, Francia tiene 755 y en México existen alrededor de 60 empresas que se dedican al rubro de la biotecnología; el maíz transgénico que está entrando a México no es producido, ni comercializado por empresas mexicanas. El maíz transgénico es de gran interés para las empresas multinacionales, ya que actualmente es una de las especies vegetales más consumidas a nivel internacional, pues es usado en la elaboración de diversos productos de aprovechamiento comercial.
El tema de maíz transgénico en México ha causado controversia y debates en los que la participación ciudadana se vuelve cada vez más relevante. Actualmente, con aspectos de abordaje más amplio que la visión reduccionista de la economía, se amplía el dialogo sobre aspectos como la autonomía, la seguridad alimentaria y el cambio climático en este importante escenario de la producción de alimentos. El actual gobierno del Lic. Andrés Manuel López Obrador está vislumbrando la importancia de que los mexicanos tengan maíz que no ponga en peligro la salud humana, por lo que en el Diario Oficial de la Federación (DOF) se pide la eliminación progresiva del uso del glifosato y el maíz transgénico para el consumo humano en México [15]. El decreto establece que el maíz transgénico y el glifosato serán eliminados en los próximos tres años y sustituidos por alternativas sostenibles y culturalmente apropiadas para México.
Notas:
[1] Pimentel, D. et al., (1980). Enviromental and social cost of pesticides: a preliminary assessment. p.135.
[2] González, U. (1995). El maíz y su conservación. p. 30-34
[3] Valdez, M. (2004). Naturaleza y Valor. p. 35,39.
[4] Krishnamurthy, L. (1984). Análisis de la estructura, función, dinámica y manejo del agroecosistema de cultivos asociados.
[5] Boege, E. (2008). El patrimonio biocultural de los pueblos indígenas de México. p. 157
[6] Boege, E. Op. cit. p. 158.
[7] Aguilar, J. (2001). Diversidad gastronómica de los pueblos indios de México. Etnoecológica. p.19
[8] Massieu, Y. Cultivos y alimentos transgénicos en México: El debate, los actores y las fuerzas sociopolíticas. p. 217-243.
[9] Sager, B. (2001). Scenarios on the future of biotecnology. p. 109-129
[10] Echeverría, J. (2003). La revolución tecnocientífica. p. 37.
[11] González Casanova. (2005). Las nuevas ciencias y las humanidades de la academia política. p. 30,31.
[12] Cox, C. (1995). Glyphosate, Part 1 and 2: Human exposure and ecological effects. p. 13,
[13] Krüger, M. (2013). Field Investigations of Glyphosate in Urine of Danish Dairy Cows
[14] Benachour, N. (2009). Glyphosate Formulations Induce Apoptosis and Necrosis in Human Umbilical, Embryonic, and Placental Cells. p. 97, 98.
[15] Diario Oficial de la federación, 31/12/2020
* Esta es una colaboración del Colectivo Miguel Hidalgo, de Celaya, Guanajuato, al que pertenece la autora.
Foto de portada: Junior Aklei Chaky / Pexels.
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