Agustín Galo Samario / SomosMass99
Guanajuato, Gto. / 27 de octubre de 2014
Las manifestaciones en protesta por el asesinato de tres normalistas y la desaparición de 43 de sus compañeros de la normal rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, continuaron este lunes. Ahora tocó el turno de los y las estudiantes del Tecnológico de León, que antes de las 7:00 cerraron los accesos a esa casa de estudios ubicada en prolongación Las Torres de la ciudad de León.
Apostados en las escaleras que dan al acceso principal, alrededor de 200 jóvenes levantaron mantas en las que exigían la presentación con vida de los estudiantes guerrerenses desaparecidos por policías municipales en la ciudad de Iguala el 26 y 27 de septiembre. “¡Se los llevaron vivos. Vivos los queremos!”, fue el grito de los muchachos y muchachas.
Las protestas se repetirán la tarde de este martes. Ahora los y las estudiantes de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingenierías Campus Guanajuato (UPIIG) se unen a sus compañeros de la capital del país y convocan a alumnos y alumnas de todas las universidades, preparatorias y escuelas de educación media superior y superior de León a marchar en silencio del parque Hidalgo hacia el jardín principal.
El llamado de los jóvenes dice así, textual: “Se convoca a una marcha nacional este Martes 28 de Octubre. La marcha en silencio por el mes que ha pasado desde que se desaparecieron a los Normalistas de Ayotzinapa en Guerrero.
Pedimos la asistencia de todos y todas, estudiantes y ciudadanía en general a formar parte de esta manifestación simbólica en la exigencia de justicia y la lucha constante que a lo largo de este mes han provocado estos sucesos.
“Los y las invitamos a asistir con ropa negra y una veladora. Pueden llevar pancarta si lo desean, pegada en alguna parte del cuerpo. Partiremos del Parque Hidalgo hacia zona peatonal frente a presidencia. (NOS UNIREMOS CON ASOCIACIONES CIVILES)
“Habrán algunas actividades culturales que se realizarán en la marcha, desde el Arco hasta la Zona peatonal.
“¡MÉXICO ENTERO ESTÁ SEMBRADO DE CUERPOS!
¡NI UNO MÁS, NI UNA MÁS!”.
Inconformidad que no cesa
Esta nueva manifestación se da luego de que el domingo 26 se cumplió un mes exacto de lo sucedido en Iguala y de la dimisión del gobernador Ángel Heladio Aguirrre Rivero el jueves pasado, fecha de las protestas que se llevaron a cabo en todo el país y varias ciudades del mundo por el Día de Acción Global para exigir justicia para las víctimas, la presentación con vida de los desaparecidos y la captura de los autores materiales e intelectuales de la masacre.
En realidad se trató de dos días de manifestaciones, miércoles a jueves. 48 horas de manifestaciones que, como nunca antes, invadieron las calles de la capital del estado. Cientos de jóvenes de la Universidad de Guanajuato (UG) tomaron la rectoría, las facultades de Derecho y Ciencias Políticas, de Química, de Arquitectura, Filosofía y Letras, el Centro de Idiomas, la División de Ciencias Económico Administrativas y la Preparatoria Oficial.
No sólo eso, los y las estudiantes realizaron paros simbólicos en León, Salvatierra, Irapuato y Salamanca con una exigencia que compartieron estudiantes de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal Oficial de Guanajuato capital: justicia para los normalistas y sus familiares.
Es una demanda que no para, que continuó la tarde del sábado en Acámbaro y que llevó a las y los alumnos leoneses de las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM), Iberoamericana y del Instituto Politécnico Nacional (IPN) a formar el Movimiento Estudiantil en Pro de los Derechos Humanos, de los cuales se espera su participación el día de hoy en la marcha que iniciará en el parque Hidalgo.
De alto riesgo
Fue en el municipio de Guanajuato donde miércoles y jueves volvió a resonar el grito “¡no somos uno, no somos cien, pinche gobierno cuéntanos bien!”. Una consigna que si bien no se repitió muchas veces, mostró el ánimo en el río de muchachas y muchachos de la UG que, según lo explicaron, tenían como propósito principal apoyar a sus compañeros de la UNAM y del IPN que al mismo tiempo protestaban en la capital del país.
A su paso por las calles de la ciudad impregnaron el aire con su rebeldía: “¡Si nos organizamos, podemos luchar!”, “¡dónde está, dónde está, el gobierno que nos iba a cuidar!”, “¡aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir, que este gobierno nos quiere desunir!”. Fue también, como en la marcha de hace más de dos semanas, un grito ahogado contra el miedo, que no desaparece y que, a pregunta de los reporteros, sale en susurros: “sí, porque no podemos vivir siempre con el temor de que a cualquiera de nosotros nos pueda pasar lo mismo, o a algún amigo o familiar”, comentaba una joven.
No obstante que de la comunidad universitaria sólo se manifestó una minoría, la indignación es tanta por lo sucedido en Guerrero y por lo que ocurre “a diario” aquí en Guanajuato que varios padres y madres se sumaron a la protesta organizada por sus hijos a través de las redes sociales en la semana previa. Algunos les aplaudían a su paso por la calle de Positos y alguna pareja, en El Baratillo, decidió sumarse a la protesta.
La noche del miércoles, estudiantes de artes realizaron una conmovedora representación en las escalinatas del edificio central de la UG. Como si cayeran poco a poco en fosas y padecieran en ellas las torturas, descendían tirados sobre los escalones en medio de desgarradores gritos. Quizá como pudo haber sido la triste realidad de los 43 desaparecidos.
Y, otra vez, cámaras amenazantes. Policías estatales tomaban fotos a los estudiantes. ¿Elaboraban los perfiles de los que se manifestaban? ¿Parten de ahí las estrategias para intimidar? Preguntas que parecen hacerse los y las estudiantes que piden no mencionar sus nombres, signo tal vez del fracaso del Estado de derecho y de una enfermedad crónica tan palpable que vive a diario nuestra nación, desde hace ya tantos años. Aunque lo peor que pueda pensarse quizá no es lo peor que pueda ocurrir.
Son los gritos de los estudiantes en solidaridad los que se escucharon en el emblemático edificio de la universidad. Gritos que son el eco de una muy probable y espeluznante masacre de otros jóvenes estudiantes en el estado de Guerrero. Voces que se alzan para denunciar y decir “ya basta. Ni una muerte más”. Protesta de esperanza, en el anhelo de que nunca más, en ningún rincón del país, un crimen pueda ser impunemente cometido.
Son gritos que hoy miles de jóvenes universitarios, de Guanajuato y del país, lograron articular en uno solo para vergüenza de las autoridades, como lo dijo un académico. “Los contrastes son constantes en este nuestro pueblo. Pero hoy renovamos las esperanzas de que son más…. o al menos más valiosos todos estos jóvenes que en solidaridad nacional gritan que no están completos, que les faltan 43. Ojalá que las vidas de esos 43 sean recuperadas y si no que la indignación nacional por su probable brutal asesinato obligue a las autoridades a encontrar sus cuerpos y a detener a los culpables. Es un imperativo moral ineludible que gratamente muchos universitarios de la UG han comprendido cabalmente. Por eso dignamente gritamos ¡sí señor!, respondiendo a sus gritos”.
No nos es ajeno
Una joven que se instaló en campamento con sus compañeros a la entrada de la Facultad de Derecho dice que para ellos la lacra de las desapariciones no les es ajena. Guanajuato es el cuarto estado del país con más desapariciones. Por eso están ahí, para que no haya ni uno y menos que en cualquier momento pueda ocurrir que diez, veinte o treinta estudiantes sean desaparecidos.
La apatía de los adultos, comenta una profesora universitaria, se ha prolongado por mucho tiempo. Ya es hora de despertar y qué bueno que sean los jóvenes que protestan contra lo que sucede a diario no en el país, “aquí en Guanajuato”. “Ya hemos dejado pasar mucho, tres sexenios seguidos con este, sin contar los 70 años de priismo. Tenemos que hacer algo. Ellos (los 43 estudiantes de la normal rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa) son los hijos de alguien y al rato pueden ser los míos o los de cualquiera”.
Las inversiones del gobernador
Para una pareja de estudiantes la atención que se ha puesto en las muertas de Ciudad Juárez, Chihuahua, se debe a “que ellos se han movilizado. Nosotros no estamos mejor. Aquí hay desapariciones y muchos feminicidios. Es el pan de cada día y parece que a nadie nos importa. Aquí somos una sociedad muy cómoda, suceden cosas y no hacemos nada, cuidamos lo poquito que nos queda. Por eso en el sureste son los primeros que se levantan, los maestros son los que siempre empujan, porque ya no les queda nada. Y allá, en el DF y en el norte, la gente tiene mucha conciencia, se movilizan y lo que ganan es para todos”.
Parecen tener claro lo que pasa hoy: “Aquí (en Guanajuato) hay varias inversiones y no conviene que se sepa lo que está pasando. Se oculta. Pero tenemos muchos problemas en Celaya, en el sur del estado pegado a Michoacán, en León hay muchos asesinatos. Estamos rodeados”.
Al mismo tiempo, pero desde Irapuato, el gobernador Miguel Márquez lucía dispuesto a darles la razón. Su preocupación no parecía estar en la suerte que corren los normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero, ni la preocupación de los guanajuatenses. Para él lo importante son las inversiones y las instituciones, las mismas que los estudiantes que se manifiestan consideran corroídas por la corrupción.
Márquez lo expresó a los medios con una sensibilidad a prueba de lodo: “Qué bien que se solidaricen (los universitarios guanajuatenses) con el tema de Guerrero. Pero que lo hagan dentro de las aulas, que lo hagan estudiando y así manifestando de manera pacífica la inconformidad con lo sucedido”. Porque de esa manera se va a lograr que los empresarios “inviertan en el estado para seguir generando empleos (…) La educación no se detiene, la educación sigue”.
Y como quien da y quita permisos, remató: “Comprendo la manifestación de apoyar a estudiantes del estado de Guerrero (…) siempre respetando las instituciones. En ese sentido, realmente (…) yo no tengo ningún inconveniente”. Aunque eso sí, afirmó que su gobierno estará atento a que en Guanajuato prevalezca un clima propicio para el desarrollo. Así que los estudiantes a “la escuela a estudiar y los maestros a dar clases”. Feliz de la vida, acababa de inaugurar en Irapuato la planta japonesa NIFCO Central México.
Pero el problema de fondo, comentaba una estudiante de diseño gráfico de la UG, es que “el gobierno siempre nos ha presionado, nos ha callado. Ya estamos hartos de vivir así, queremos justicia (…) Porque en un Estado de impunidad, donde el crimen se alía con el gobierno, el gobernante se siente con la libertad de asesinar, ni siquiera lo piensa”. “Para mí lo de Ayotzinapa fue una manera de decir: si siguen oponiéndose, si siguen levantándose, los vamos a matar. No es sólo por los 43, es por la represión y toda la injusticia”.
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